Cuéntale tu pasión a Europa
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Elena Urbina SorianoDesde Laives, una pequeña población de la periferia del sur del Tirol, parte un reto para toda Europa: contad vuestra pasión y entrad en la competición por el premio La Seconda Luna. Mientras prosigue la búsqueda de apasionados, recorremos la historia de esta insólita iniciativa.
¿Qué tienen en común un relojero de Berlín, quien pasa las noches creando pequeñas maravillas mecánicas, un proyecto francés dedicado a cultivar hortalizas en los tejados de la ciudad y una organización británica que anima a los vecinos a ayudarse los unos a los otros y a arreglar las cosas en vez de tirarlas? Son algunos ejemplos de las aficiones, entendidas aquí como pasiones, que se encuentran por los rincones de Europa y que pelean por el premio La Seconda Luna.
Philipp Nitzsche es el nombre del constructor de relojes que, siguiendo su pasión, ha evitado el famoso remordimiento de Albert Einstein: “Si lo hubiera sabido, me hubiera hecho relojero”. La ensalada parisina de cero kilómetros (no se recurre al transporte, por lo que la contaminación es menor y se protege el mercado local) es cortesía del proyecto U-Farm, que ha transformado contenedores en verdaderas granjas urbanas. Por su parte, gracias a los eventos Bring & Fix (Trae y arregla), en los cuales, literalmente, se llevan cosas rotas para arreglarlas todos juntos, los londinenses vuelven a mantener contacto con sus vecinos y recrear el sentido de comunidad.
Un antídoto al gris cotidiano
La idea del premio se le ocurrió a Denis Isaia, investigador en cultura y gestor de arte contemporáneo. Como reacción a la atmósfera soporífera de Laives, ciudad en los alrededores de Bolzano, donde trabaja, Denis decidió “buscar las nuevas prácticas culturales, aquellas que no pertenecen a ningún ámbito disciplinario, que se resisten a alinearse y, por lo tanto, no tienen la ocasión de darse a conocer ante el público”. Así nació este galardón a las pasiones denominado La Seconda Luna, nombrado así por el efecto positivo que la Luna ejerce en la creatividad humana y sobre el pensamiento hiperbólico.
Sirven de inspiración excéntricos personajes de la historia: el cartero Cheval (1836-1924) que, habiendo recogido una piedra de forma insólita durante una de sus entregas, continuó durante 33 años construyendo su Palacio Ideal, o Ettore Guatelli (1921-2000), museógrafo que relató la historia de la civilización rural a través de una colección de más de 60.000 objetos cotidianos. Afirma Isaia que “se trata de personas extraordinarias, que tratan de respirar a pleno pulmón, tomando fuerzas de las cosas que tienen a su alrededor”.
Sin embargo, ¿qué significa ser un apasionado en el tercer milenio? En pleno centro de la crisis financiera y de valores, ¿existe todavía alguien que se dedique con cuidado y conciencia a una actividad sin una utilidad inmediata? La respuesta es sí, y lo confirman las más de mil candidaturas llegadas desde Italia (el premio estaba limitado en un principio) para la primera edición. Junto a las pasiones tradicionales, relacionadas con la literatura, el arte y la ciencia, emergen categorías fuera de lo ordinario: acumulaciones y variaciones, simulacros, políticas de la alteridad, historias menores e hipérboles.
De toda la selección, resultó vencedor Alois Clementi, un agricultor jubilado residente en el mismo Laives. Lejos de las rutas internacionales, Alois ha dedicado más de 40 años de su vida a la reconstrucción a escala de barcos de guerra: y no de naves cualesquiera, sino solo de las que se hundieron trágicamente. De hecho, su obra más conocida es el modelo en escala 1:20 del acorazado Bismarck, que incluso puede albergar una pequeña tripulación.
Un reto europeo
Este año, el premio vuelve con una suma total de 26.000 euros. Además del galardón principal, también hay espacio para la pasión por la innovación científica y para los profesionales que han transformado su pasión en un oficio. Tampoco falta una mención especial a la pasión por la normalidad, dedicada a quien aprecia la poesía de lo cotidiano.
La novedad es la extensión del reto más allá de las fronteras, convocando a los apasionados de toda Europa. La tarea de encontrarlos está en manos de cinco agentes, residentes en Francia, Alemania, España, Portugal y Reino Unido. Es precisamente fruto de sus investigaciones que las últimas historias de pasión lleguen al certamen: entre otras, la amplia colección de pósters de Pol Martens, que ha elegido este insólito medio para documentar la historia de la ciudad de Brujas (Bélgica) y la pasión por la caligrafía de Màlleus, que le ha empujado a fundar un moderno taller de escribano en Recanati (Italia).
¿Y la crisis en todo esto? Se convierte en el pretexto para cultivar las pasiones más improbables, como la de un joven español que se ha dedicado a coleccionar objetos –uniformes, contratos y herramientas– para recordar cada uno de los trabajos temporales que ha realizado.
Si vosotros sois también apasionados o habéis escuchado hablar de una pasión extraordinaria, apresuraos: tenéis hasta el 16 de octubre para participar. ¿Quién será esta vez el vencedor?
Para más información: www.lasecondaluna.it
Coautor del artículo: Denis Isaia.
Fotos: portada, don't shoot me/Flickr; texto, © La Seconda Luna. Vídeo: lasecondaluna/YouTube.
Translated from "La Seconda Luna", il premio europeo per chi ha una passione