Cuba, el derecho a una oposición
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carmen lloveresLa UE busca un diálogo con el régimen castrista. La defensa de los Derechos Humanos debe llevarse a cabo: ¿cuánto deberán esperar los cubanos para ver el nacimiento de la democracia?
“He perdido la confianza en el proyecto cubano, las esperanzas se han acabado y las ilusiones se han despedazado”, afirmaba el premio Nóbel portugués José Saramago en El País el 14 de abril del 2003. En los últimos cinco años las relaciones entre la Unión Europea y Cuba han vivido momentos de gran inestabilidad.
El brazo violento de la ley
La desilusión de Saramago no era casual. En marzo de 2003 la policía cubana había encarcelado entre periodistas, intelectuales y opositores al régimen, alrededor de 70 personas. Las acusaciones principales fueron “propaganda enemiga, ofensa al Estado y desorden público”. Esto no es todo; el 2 de abril de 2003, tres hombres intentaron escapar de la isla secuestrando una embarcación camino de Florida. Tras sólo nueve días, los tres fueron fusilados tras un proceso sumario. Ello se debe a que el artículo 91 del Código Penal cubano, modificado en 2001 para hacerlo aún más antiliberal, castiga con la libertad limitada, la encarcelación hasta 20 años y el fusilamiento “los actos en contra de la independencia y la integridad del Estado cubano”. También Amnistía Internacional se mostró en contra de la ola de arrestos de 2003, definiendo a los prisioneros políticos cubanos como “presos de conciencia”, culpables únicamente de tener ideas distintas a las del régimen.
La Unión Europea se distancia
La replica del régimen llegó el 9 de abril en boca del Ministro de Exterior Felipe Pérez Roque: “Cuba sabe que el derecho internacional está de su parte porque la Carta de las Naciones Unidas le reconoce el derecho a elegir el propio sistema político”. Pero la Unión Europea no le siguió el juego. El 5 de junio de 2003, Bruselas interrumpió las relaciones diplomáticas con el Gobierno cubano, reclamando la liberación de los presos.
Un paso atrás
El 31 de enero del 2005, el Consejo Europeo decidió suspender temporalmente las sanciones impuestas a Cuba. En esta ocasión el presidente de turno, Jean Asselborn, afirmaba: “Los ministros han subrayado la importancia de alentar el proceso hacia un pluralismo democrático y el respeto de los Derecho Humanos a través de un dialogo constructivo con las autoridades cubanas”. A pesar de que las abstenciones fueran más numerosas que los votos favorables a la suspensión de las sanciones, el dialogo entre la UE y Cuba se reiniciaron. Como subrayó el ex ministro italiano de Asuntos Exteriores Gianfranco Fini, “esta decisión constituye un acto de buena voluntad por parte de Bruselas”. Un gesto diplomático.
Lucha por la democracia
Sin embargo, el gesto de confianza concedido por la UE no parece haber tenido mucho éxito. En la actualidad hay 72 presos políticos encarcelados sólo por oponerse al régimen castrista. Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras continúan denunciando las condiciones inhumanas en que viven los detenidos: privados de asistencia médica, encerrados en celdas de aislamiento y víctimas de castigos corporales.
Benoît Hervieu, responsable de la sección América de RSF ha declarado hoy a cafebabel.com que “las sanciones de la UE en 2003 no han servido para nada y todavía hay 24 periodistas en la cárcel”. Prosigue: “El objetivo de RSF se centra en el apoyo a formas de disidencia política para llevar a Cuba hacia una forma de gobierno democrática y pluralista”. Castro no escucha razones, pero la búsqueda del dialogo continúa.
Translated from Cuba, il diritto ad un’opposizione