Cuatro mujeres y un teatro: “En los suburbios la sociedad mete la novedad que no puede absorber”
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Elena Urbina Soriano“Los extremistas de derecha están apelando cada vez más a figuras femeninas. Ya sea elevándolas al estatus de líder, como en el caso de Marine Le Pen, ya sea indicando a las mujeres como las víctimas principales de la inmigración”. Con estas palabras, Jean Hurstel ha dado inicio a las tres jornadas de Banlieues d’Europe en Turín.
Este año las conferencias han estado dedicadas al crecimiento de los nacionalismos en el continente. En la capital piamontesa, hemos encontrado a cuatro jóvenes mujeres capaces de contrastar este auge del extremismo.
El 18% conseguido por el Front National en las presidenciales es la señal, según el presidente de Banlieues d’Europe, de una regresión en la sociedad: “El desempleo de masas, la erosión de los servicios públicos y las políticas de austeridad son ocasiones formidables para los nacionalismos”. Frente a este peligro, la masa crítica de las más de 300 asociaciones e individuos colaboradores se encuentra en primera línea. “Los artistas deben poner en práctica un imaginario diferente a aquél mortífero elaborado por los nacionalismos”, prosigue Jean Hurstel frente a la audiencia, reunida en las salas de la parroquia de Jesús Redentor de Turín.
La organización, nacida en 1990 en Estrasburgo y trasladada después a Lion, reúne tanto a actores culturales y artísticos como asociaciones que trabajan por una renovación democrática “desde abajo”. La creación en Bucarest de Banlieues d’Europ’est en 2004 ha seguido a la expansión de la Unión Europea hacia el este, siriviendo de puente entre artistas y activistas de todo el continente. Desde que todo se inició, han sido 19 los encuentros anuales entre las asociaciones. En cada ocasión, una procesión de humanidad que supera las fronteras y las distancias para darse cita en una ciudad diferente. Este año le ha tocado a Turín, mientras que en enero de 2013 esta caravana de la diversidad tendrá una nueva etapa en Lion.
Stalker Teatro: el arte transitivo
Turín es la ciudad de Gabriele Boccaccini y de sus criaturas mejor conseguidas: Stalker Teatro y Officine Caos. El director presenta a su público un arte que se insinúa tras los espacios del malestar, las cárceles y los hospitales psiquiátricos. Responde negativamente a una cuestión desde la platea que le pregunta si el arte no debe tener una “forma terapéutica”. Todo lo contrario: el de Boccaccini es un arte a favor de los mismos artistas, a menudo marginados y degradados a “terapeutas” o “asistentes sociales” de reserva.
Boccaccini lo llama “arte transitivo” y es el que se forma en los espacios de malestar social. Basta pensar en Officine Caos, creada en el barrio periférico turinés de Vallette. Este distrito, cercano a la cárcel, sirve de escenario de los espectáculos de Stalker Teatro, que proporcionan la participación de actores no profesionales —Boccaccini los llama “Gli spett-attori”, algo así como “Los espect-actores”— pertenecientes a diferentes grupos sociales (presos, internos en los hospitales, etc.).
Podríamos seguir relatando las danzas de Mihai Mihalcea, coreógrafo rumano, las dramáticas representaciones en plena guerra yugoslava del Mostar Youth Theatre de Sead Djulic y los documentales sobre el rechazo a los clandestinos de Zalab TV. Pero hay algo que no queremos que se pierda de las palabras de Jean Hurstel: la feminización por parte de la extrema derecha. La elección de una imagen femenina y, por tanto, tranquilizadora para ocultar un pasado y un presente construido a base de xenofobia y violencia.
Ideas en tránsito
Lo opuesto a Marine Le Pen lo hemos encontrado en Angela, Floriana, Alessia y Bianca, que trabajan para renovar las redes cortadas, los contactos olvidados y las relaciones perdidas entre un pueblo y otro. Angela Saade, libanesa residente desde hace diez años en Francia, es el alma de Tabadol (Intercambio en su idioma original): una asociación con fines no lucrativos que promueve proyectos artísticos entre los jóvenes de tres países diferentes (Líbano, Francia y Siria). “El Líbano es una esponja de los conflictos identitarios de la región que repercuten en la población indefensa”, afirma Angela. “Son estos, nuestros suburbios, donde trabajamos. Donde la sociedad mete aquello que no quiere ver, la novedad que no puede absorber. Pero es allí dentro donde permanece lo que queda de la energía creativa. Si la sociedad no va al encuentro del suburbio, antes o después morirá”.
“Creamos juntos”, “Caminamos entre los pueblos” o “Una mirada a la calle” son algunos de los proyectos realizados por las asociaciones. La referencia a los lugares de paso habituales, a lo efímero y a las migraciones es obligatoria. El viaje permite a los jóvenes implicados sumergirse en un ambiente diferente y poner a debate sus habituales puntos de referencia. Al lado de la de Angela, las caras de Alessia y Bianca, dos artistas de Stalker Teatro. Bianca viene de estudiar Bellas Artes y cree que “ya no existe el arte de las élites. Bien explicado, el arte responde a las grandes preguntas de la vida de hoy en día. Especialmente a aquellas de las categorías desprotegidas y de los jóvenes”.
Por último, habla Floriana, estudiante de Antropología en Turín y voluntaria en los suburbios de Lion para LaMaison des Passages, donde ha trabajado junto a numerosas mujeres para ayudar a transmitir su propia cultura de origen a sus hijos. “Banlieues d'Europe desarrolla un trabajo muy importante —asegura como simple espectadora—. Es necesario que las asociaciones dialoguen con las instituciones, transmitiendo su conocimiento de los problemas del territorio y su experiencia en la resolución de las dificultades”. Quizá estas cuatro chicas no causen miedo a Marine Le Pen, pero, desde el momento en que la extrema derecha se ha creado una máscara de las facetas femeninas, advertimos una gran necesidad de mujeres de carne y hueso para demostrar que nuestra sociedad tiene aún una cara humana.
Foto: portada, © cortesía de la página en Facebook de Banlieues d'Europe; texto, © Stalker Teatro y © Angela Saade.
Translated from Quattro donne e un teatro: idee in transito in banlieue