Cuando Europa exporta sus jueces y sus policías
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raquel ávila dosalBruselas ya no duda en emplearse en la promoción de la justicia, participando en los procesos de reforma de los sistemas judiciales y policiales de países en transición.
Los esfuerzos de la UE para fomentar la justicia y la estabilidad en el mundo no se limitan a su apoyo a la Corte Penal Internacional. Desde hace algunos años, la Unión se ha dotado progresivamente de capacidades civiles de gestión de crisis, en el marco de su política de Seguridad y de Defensa (PESD). Este nuevo tipo de “armas europeas”, compuestas esencialmente de jueces y policías, son enviadas a los Estados desmantelados o en fase de reconstrucción democrática, con el objetivo de difundir las normas y estándares europeos en materia de justicia y seguridad.
En paralelo a las misiones militares europeas regulares como EUFOR-Athea, en Bosnia-Herzegovina, seis operaciones están en curso en la actualidad. Cubren tres sectores de actividades: las misiones policiales, como en Macedonia (EUPAT) y en la República Democrática del Congo (EUPOL Kinshasa), las misiones “Estado de derecho”, como en Irak con EUJUST LEX, y las misiones de asistencia en la gestión de fronteras, en Moldavia (EUBAM Moldavia-Ucrania) y en Palestina (EUBAM Rafah).
Éxito del Estado de derecho en Georgia
Uno de los mayores éxitos de la UE es sin ninguna duda la misión EUJUST THEMIS conducida por Sylvie Pantz en Georgia. Durante un año, un equipo formado por una decena de jueces y magistrados europeos, ha trabajado en colaboración con las instituciones de Tiflis, para llevar a cabo reformas como la reducción del plazo de detención preventiva o la descentralización del sistema judicial georgiano.
Una vez implantadas, estas transformaciones deben hacer al sistema jurídico más conforme a los criterios democráticos internacionales, pero también permitir una mejor cooperación con EUROJUST en los asuntos de carácter transfronterizo, como lo son los asuntos de crimen organizado o terrorismo.
Luchar contra el crimen organizado en los Balcanes
Otro ejemplo mucho menos glorioso ha sido la misión de policía en curso en Bonsnia-Herzegovina (MPUE). Lanzada en enero de 2003, es la primera operación policial iniciada por la UE en el marco de la PESD. Un honor visiblemente demasiado pesado como para cargar con él: a pesar de tener un presupuesto de 38 millones de euros para 2 años, los 500 policías europeos no han logrado mejorar las prestaciones de las policías locales. Según las estadísticas oficiales, la criminalidad ha aumentado entre un 20% y un 30% entre 2004 y 2005.
Los especialistas de la región coinciden en que, en su precipitación por obtener un primer éxito fácil para la PESD, la UE a subestimado la amplitud de la tarea. En el contexto difícil posterior a los acuerdos de Dayton, la misión concedida a los policías europeos de crear una policía única para las dos entidades que componen el país (la República Srpska y la Federación de Bosnia-Herzegovina), y de luchar contra el crimen organizado, era demasiado ambiciosa para una primera misión. Queda no obstante lugar para la esperanza: un acuerdo sobre la reforma de la policía, conforme a los principios de la UE, ha sido adoptado el 5 de octubre de 2005 por las diferentes partes.
Externalizar los medios de lucha
Si bien estas operaciones tienen el mérito de dar a la Unión la imagen de un actor global en favor de la justicia y de la paz en el mundo, la ligereza con la que algunas de ellas han sido planificadas y son llevadas a cabo permiten interrogarse sobre los objetivos reales perseguidos por la UE. ¿Actúa ésta en nombre de principios humanitarios altruistas, según los cuales la reforma del sector de la seguridad es una condición indispensable para una transición hacia una sociedad pacificada? ¿O bien tiene por objetivo no reconocido proteger su territorio contra lo que considera “nuevas amenazas” como el terrorismo, el crimen organizado, la inmigración clandestina, el tráfico de drogas y de seres humanos?
Según Derek Lutterbeck, investigador del Geneva Center for Security Policy, “el despliegue de fuerzas policiales en regiones como los Balkanes, está considerado como un medio para combatir el crimen sobre el terreno, pero también para impedir que estas actividades criminales traspasen nuestras fronteras”. En efecto, estos negocios lucrativos encuentran en las sociedades arruinadas después de un conflicto, terrenos fértiles para su desarrollo. Las operaciones de promoción de la policía y de la justicia aparecen como un medio eficaz para prevenir la propagación de estas “nuevas amenazas” en el territorio europeo, externalizando los útiles que permiten asegurar la seguridad interna de la UE.
Translated from Quand l’Europe exporte ses juges et ses flics