Crisis de la construcción significa crisis del inmigrante
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El principio de realismo forzado que vive el inmigrante le hace vulnerable ante las fluctuaciones del mercado de la construcción en crisis, aunque no siempre se reconozca.
Las distintas versiones que mantienen sindicatos, jefes de obra e inmigrantes, despiertan una sospecha sobre la situación laboral en que se encuentra el colectivo extranjero en el sector de la construcción europea, área que, según indica el instituto nacional de empleo (INEM) de España, es la causante de más del 50% del paro generado desde mayo de 2007 en este país de boom inmobiliario sin igual.
Normalidad aparente
Desde las organizaciones españolas defensoras del trabajador como la Unión General de Trabajadores (UGT) o Comisiones Obreras (CC OO), se afirma que el operario extracomunitario “es mucho más vulnerable” a la hora de ser despedido que un miembro de la UE, pues el primero, por falta de tiempo y por necesidad, está peor informado de las distintas leyes y normativas que le atañen como asalariado, registrado como tal o no.
La historia de Plopeanu Mitika, operario rumano de la construcción desde hace un año en Sevilla, es la de cualquier persona que busca una vida mejor en otro país distinto al suyo. Según este hombre de 38 años, su situación en España es “completamente legal”, no se siente “en absoluto” discriminado y trabaja el mismo número de horas que sus compañeros, con un salario idéntico: 40 horas semanales, 1.000 euros al mes y dado de alta en la Seguridad Social. Aunque llama la atención cuando se le pregunta si cree que la incorporación de Rumanía a la UE ha influido en este “trato” y, sin ninguna duda, responde que sí. Luego, añade: “Tengo suerte en comparación con otros colegas de profesión”, ya que gracias a ese empleo, ahora está a punto ser padre.
En este caso, el jefe de obra de Plopeanu Mitika, Gustavo Barbosa, alaba la labor de este trabajador y asegura que su empresa no permite la contratación de ninguna persona de forma ilegal. Dicho esto, matiza que conoce ejemplos de otros trabajadores cuyo estado de necesidad hace que se salten a la torera ciertos criterios básicos laborales, como el derecho a una indemnización por despido improcedente o la solicitud de baja médica por enfermedad.
La inmigración provoca desregulación del mercado
Entre sindicatos hay unanimidad en que la inmigración se suele asociar a la desregulación del mercado laboral: los inmigrantes trabajan en las actividades menos formales, que aceptan con más facilidad que los locales dada la situación de necesidad que viven, que les hace aceptar peores condiciones. Este argumento es el que sostiene Morgan Gitau Waruiru, de la Federación de Construcción, madera y afines de CCOO.
Tras casi doce años de trabajos temporales en la agricultura, la industria del vino, del gas y, por último, la construcción, decidió afiliarse a CC OO porque se vio muy “desprotegido” al proceder de un país como Kenia. Morgan cree que la única manera de plantar cara a esta situación desfavorable para el más débil, “para el que acaba de llegar y no como turista”, es dejar el miedo atrás y acudir a las instituciones procedentes para denunciar los abusos. La Ley, recalca, “aquí sí funciona”. La mayoría de las empresas relacionadas con la construcción son subcontratas que trabajan por encargo, por lo que la temporalidad “está asegurada”.
En este caldo de cultivo, las empresas ven el cielo abierto y comienzan a producirse infracciones graves legales. Morgan piensa en varias, sobre todo las referentes a la prestación social por maternidad, baja o despido. Por lo general, estos derechos no se conocen en los países de origen de los trabajadores extranjeros, por lo que las empresas intentan aprovecharse de este desconocimiento.
“Hay que hacer desaparecer el pánico”, porque ya, hace memoria Morgan, “hemos ganado varios casos de trabajadores en situación irregular en los que se ha llegado a una medida penal para el infractor”.
Perfil del inmigrante trabajador en España según lugar de procedencia
Los marroquíes: siguen siendo mayoritarios y con mayor arraigo, pero se están viendo desplazados hacia el norte. Resultan ser los más reivindicativos.
Los subsaharianos: han estado relegados a los umbrales más bajos de la escala ocupacional por ser los menos cualificados; ahora empiezan a ser incorporados a la construcción, sobre todo en obras públicas.
Los portugueses: aparecen más asociados a la ferralla.
Los rumanos: son los más afectados por la fluctuación y la irregularidad.
Los originarios de Europa del Este (no rumanos): vienen más cualificados y son reacios a los sindicatos.
Los ecuatorianos: vienen más capacitados para la construcción.
Los bolivianos: son los más militantes.