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Crema catalana: la crema que te quema

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Se acerca la fiesta de San José, fiesta grande en la ciudad española de Valencia y en muchas ciudades latinas. En Cataluña, el 19 de marzo se acompaña siempre de la Crema Catalana o Crema Cremada o… ¿Crême brûlée? En muchos casos, la Historia se ríe de nosotros, pues las recetas no tienen el origen donde se le supone. Así, la crema catalana no provendría del Principado sino… ¡de Cambridge! Dataría del s.XVII.

Y es que esta crema se ha usado mucho como relleno para tartas y otros dulces en toda Europa. En Cataluña pues, el día 19 de marzo, Día del padre en muchos países latinos, Sant Josep, es el día por excelencia de la crema, aunque ésta se sirva todo el año, pues es postre típicos del país. Eso sí, la festividad tiene origen pre-cristiano: lo que celebraba era la llegada de la primavera.

La Leyenda

Los catalanes pretenden, muy a pesar de Cambridge, ser los inventores del postre, datándolo del s. XVIII. Ante la llegada del obispo a un convento, sus monjas prepararon de postre un flan que les quedó demasiado líquido. Ya sin tiempo de preparar otra cosa, le añadieron algunos toques al “flan” y lo cubrieron de azúcar tostada… Cuando se lo sirvieron al obispo, el azúcar todavía estaba muy caliente, pero el buen hombre no se dio cuenta y se llevó la cuchara a la boca: “Crema!” (¡quema!, en catalán), exclamó. De ahí lo de “Crema cremada” que los franceses, en el s. XIX, tradujeron por Créme Brûlée. El contraste caliente del azúcar con la crema fría es delicioso, y romper el primero con la cucharilla antes de zamparse la mezcla, todo un arte.

"¡Me encanta romper el azúcar de este postre de Cambridge!"

Crema catalana para 6 personas

Ingredientes:

6 huevos

1 l de leche

10 cl de nata líquida

10 g de almidón

150 g de azúcar

1 canela en rama

1 peladura de limón

Elaboración:

Poner una cacerola al fuego y verter la leche y la nata líquida, junto con una piel de limón y la canela en rama, dejar hervir y apagar el fuego enseguida, dejar enfriar y colar. Separar las yemas de las claras. En una cacerola o cazo donde se elaborará la crema, y fuera del fuego, mezclar las yemas con el azúcar, removerlo todo muy bien hasta que la mezcla empiece a adquirir un color más claro. Aparte, diluir el almidón con un poco de leche, añadirlo a las yemas mezcladas con el azúcar, remover bien y añadir lentamente la leche colada. Cocerlo a fuego muy suave y, sin parar de remover, llevarlo a ebullición, sin que llegue a hervir, pues la crema podría cortarse. Colocarla en cuencos individuales y cuando se haya enfriado, espolvorear azúcar por encima. Quemar el azúcar con una paleta muy caliente.