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Cracovia, una 'experiencia comunista' a bordo de un Trabant

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Rosana Esquinas

LifestyleEutopía - CracoviaEU-topia: Time to vote

2014 será un año simbólico para Polonia: hace 10 años que el país se adhirió a la UE y 25 que cayó el muro de Berlín. Hoy, Cracovia es una muestra del colorido de la identidad polaca: mientras que la mayoría de turistas merodean por la ciudad vieja, un popular nicho de mercado ha aparecido en torno a los tours comunistas. ¿Está mal utilizar el lado oscuro de Polonia para entretener a los turistas?

El Tra­bant atra­vie­sa con di­fi­cul­tad la gran ca­rre­te­ra desde el viejo ba­rrio de Cra­co­via hacia el dis­tri­to so­cia­lis­ta de Nowa Huta. Nada pa­re­ce es­ta­ble o se­gu­ro en este coche, quizá se deba a que está prac­ti­ca­men­te hecho de pie­zas de plás­ti­co, a sus 26 ca­ba­llos y una sus­pen­sión más pro­pia de una bi­ci­cle­ta que de un au­to­mó­vil. Sin em­bar­go, los tu­ris­tas están dis­pues­tos a pagar unos cuan­tos es­lo­tis por un paseo en él. De nuevo nos pre­gun­ta­mos "¿por qué?". La res­pues­ta es que forma parte de la "ex­pe­ren­cia co­mu­nis­ta" que ofre­ce la agen­cia Crazy Gui­des.

Mien­tras que Ucra­nia ocupa una po­si­ción de­li­ca­da entre Eu­ro­pa y Rusia, Po­lo­nia dis­fru­ta desde hace 10 años de ha­ber­se unido a la Unión Eu­ro­pea. El or­gu­llo po­la­co es uno de los más fuer­tes de Eu­ro­pa, so­bre­to­do en las vie­jas ge­ne­ra­cio­nes en las que la idea de una or­ga­ni­za­ción su­pra­na­cio­nal sigue te­nien­do con­no­ta­cio­nes ne­ga­ti­vas de­bi­do a los 40 años que Po­lo­nia pasó como sa­té­li­te so­vié­ti­co. Real­men­te ¿por qué que­rrían tener re­la­cio­nes de her­man­dad y fra­ter­ni­dad con el resto de paí­ses si por fin pue­den crear una iden­ti­dad pro­pia? Las en­cues­tas mues­tran que al­re­de­dor del 60% de po­la­cos se con­si­de­ran "solo po­la­cos", un 36% "pri­me­ro po­la­cos y luego eu­ro­peos", fren­te al 4% res­tan­te que de­fien­de que la iden­ti­dad eu­ro­pea pre­va­le­ce. Al mismo tiem­po, otro re­cien­te son­deo re­fle­ja que en cuan­to a la eco­no­mía, uno de cada tres po­la­cos pien­sa que un mer­ca­do libre es mejor que uno cen­tra­li­za­do, como lo fue en la época so­cia­lis­ta. Por otro lado, casi el mismo nú­me­ro de po­la­cos cree que adop­tar el euro como mo­ne­da ten­drá con­se­cuen­cias ne­ga­ti­vas para el país.

un vodka al día...

A pesar de que al­gu­nos ciu­da­da­nos po­la­cos quizá sigan so­ñan­do con el so­cia­lis­mo, son los tu­ris­tas quie­nes más se in­tere­san por saber sobre una época ya le­ja­na. Aque­lla fría y gris ma­ña­na de marzo, el guía tu­rís­ti­co Jurek viaja en su lla­ma­ti­vo Tra­bant con Alice y Simon, pro­ce­den­tes de New­castle, In­gla­te­rra. El Tra­bant es ama­ri­llo y con es­tam­pa­do de flo­res mul­ti­co­lo­res. La pri­me­ra pa­ra­da que rea­li­zan en el ba­rrio de Nowa Huta es en un res­tau­ran­te de nom­bre Sty­lo­wa, el cual una vez fue cen­tro cul­tu­ral del dis­tri­to. Un local está en el bar, to­mán­do­se su pri­me­ra be­bi­da del día des­pues de los tres vod­kas pro­pios de la ma­ña­na. Las ca­ma­re­ras de­trás de la barra nor­mal­men­te toman un vodka o dos con él, lo cual no agi­li­za mucho su tarea. En una de las mesas, bajo la aten­ta mi­ra­da de una pe­que­ña es­ta­tua de Lenin, Jurek re­la­ta de ma­ne­ra re­su­mi­da el pe­rio­do com­pren­di­do entre 1945 y 1989 en Po­lo­nia. Acom­pa­ña su re­la­to con fotos de pro­pa­gan­da e his­to­rias que sus abue­los y pa­dres le con­ta­ron, pues al ser tan joven, poco re­cuer­da de la época so­cia­lis­ta.

El ba­rrio de Nowa Huta se cons­tru­yó en los años 50 bajo el man­da­to de la URSS, como sím­bo­lo de re­sis­ten­cia y he­rra­mien­ta de pro­pa­gan­da. Las gran­des ave­ni­das si­guen ahí, aun­que con dis­tinn­to nom­bre, al igual que los edi­fi­cios cu­bier­tos de polvo de­bi­do a las fá­bri­cas que una vez fun­cio­na­ron. Por allí no ron­dan mu­chos cra­co­via­nos, pero la agen­cia Crazy Gui­des supo hace 10 años que quizá los tu­ris­tas po­drían in­tere­sar­se por esta otra Cra­co­via. El fo­lle­to de pro­pa­gan­da de esta agen­cia se puede en­con­trar en casi todos los ho­te­les y bares de la ciu­dad, atra­yen­do al lec­tor con fra­ses como "tour pri­va­do", "el re­ga­lo de Sta­lin a Cra­co­via" y "aque­llos bue­nos tiem­pos". El coor­di­na­dor de Crazy Gui­des, Jakub, de­cla­ra que "el tema del co­mu­nis­mo es bas­tan­te lla­ma­ti­vo y no hay mu­chos lu­ga­res en el mundo como Nowa Huta. Nues­tros en­tu­sias­tas guías aña­den un toque per­so­nal al tour". La agen­cia, que em­pe­zó a fun­cio­nar en 2004 como una em­pre­sa uniper­so­nal, cuen­ta hoy en día con unos 11 guías tu­rís­ti­cos.

sin fal­tar

Simon y Alice se atre­vie­ron con este tour por­que pa­re­cía "di­ver­ti­do y di­fe­ren­te". Ade­más, Simon añade que el Tre­bant tam­bién hizo su tra­ba­jo. Simon es afor­tu­na­do por­que si lo pides con an­te­la­ción es po­si­ble con­du­cir el Tre­bant du­ran­te un rato. Todo esto es parte de la ex­pe­ren­cia, igual que la vi­si­ta al edi­fi­cio al que Jurek in­vi­ta a su "grupo". La agen­cia Crazy Gui­des al­qui­la este apar­ta­men­to entre los 80.000 des­ha­bi­ta­dos de Nowa Huta por va­rios mo­ti­vos. Este apar­ta­men­to es su museo par­ti­cu­lar, amue­bla­do úni­ca­men­te con pie­zas de los años 5060. Al en­trar al apar­ta­men­to, ex­pe­ri­men­tas la sen­sa­ción de que sus due­ños se fue­ron hace solo 5 mi­nu­tos: hay un pe­rió­di­co ori­gi­nal en la cui­da­da mesa de café hecha en ma­de­ra y, en la co­ci­na, la te­te­ra es­pe­ra sobre el fogón. Por otro lado, la des­ti­la­do­ra de vodka en la ba­ñe­ra le da un toque ex­ce­len­te.

Simon y Alice pa­re­cen im­pre­sio­na­dos, to­cán­do­lo todo y abrien­do los ar­ma­rios. La ma­yo­ría de per­so­nas que rea­li­zan este tour son eu­ro­peos, dice Jurek, pero rara vez lo rea­li­za al­guien de su mismo país. Según Jurek, Nowa Huta no tiene buena repu­tación y los po­la­cos no creen que se les pueda en­se­ñar nada nuevo. Así, surge la pre­gun­ta de si real­men­te es po­lí­ti­ca­men­te in­co­rrec­to sacar pro­ve­cho del lado más os­cu­ro de la his­to­ria po­la­ca. Jakub, el coor­di­na­dor, cuen­ta que re­ci­ben mu­chas crí­ti­cas, aun­que la ma­yo­ría nor­mal­men­te vie­nen de gente que no tiene ni idea de qué ofre­ce el tour. "Desde fuera puede pa­re­cer que de al­gu­na ma­ne­ra ala­ba­mos el co­mu­nis­mo. Sin em­bar­go, tra­ta­mos de no me­ter­nos en po­lí­ti­ca, aun­que nues­tros guías pue­den opi­nar lo que quie­ran, sin fal­tar al res­pe­to. Las his­to­rias que cuen­tan deben cen­trar­se en el as­pec­to so­cial de la era so­cia­lis­ta, que forma parte de la me­mo­ria de todos los po­la­cos", afir­ma Jakub.

"Au­to­bus czer­wony", vieja can­ción co­mu­nis­ta po­la­ca.

PIN­TO­RES­CO

Ahora bien, ¿puede ser la iden­ti­dad po­la­ca una com­po­si­ción for­ma­da por siete si­glos como un gran im­pe­rio y cua­tro dé­ca­das como país so­cia­lis­ta? ¿Es esta fu­sión lo que hace de Po­lo­nia lo que es hoy en día, la Po­lo­nia que se unió a la Unión Eu­ro­pea? Según Alice y Simon, es exac­ta­men­te este con­tras­te lo que hace que Cra­co­via sea tan in­tere­san­te. "Cuan­do pen­sa­ba en Po­lo­nia, pen­sa­ba en todas las des­pe­di­das de sol­te­ro bri­tá­ni­cas, pero ahora, sé que hay mu­chí­si­mo que hacer en Cra­co­via, tanto que ni­ si­quie­ra te­ne­mos tiem­po", dice Alice.  Al pre­gun­tar­le a Simon si creía que la ima­gen de Nowa Huta hace som­bra al otro lado de Cra­co­via, el de la ciu­dad de los reyes, este duda. "La ver­dad es que su­pon­go que den­tro de unos años re­cor­da­ré Cra­co­via por las dos ra­zo­nes, pero si te soy sin­ce­ro creo que la aso­cia­ré casi se­gu­ro con la parte an­ti­gua. Es todo muy pin­to­res­co, ya sabes", afir­ma Simon. En cuan­to a los in­te­gran­tes de Crazy Gui­des, dicen estar un poco can­sa­dos de este tour co­mu­nis­ta: "cree­mos que po­de­mos ex­por­tar este con­cep­to a otras áreas de la ciu­dad. A decir ver­dad, nues­tra fuer­za re­si­de más en las his­to­rias per­so­na­les que en el ba­rrio so­cia­lis­ta".

eSTE AR­TÍCU­LO FORMA PARTE DE UNA EDI­CIÓN ES­PE­CIAL DE­DI­CA­DA A cRA­CO­VIA Y REA­LI­ZA­DA DEN­TRO DEL PRO­YEC­TO "EU-TO­PIA TIME TO VOTE" LAN­ZA­DO POR CA­FÉ­BA­BEL CON LA CO­LA­BO­RA­CIÓN DE LA FUN­DA­CIÓN HIP­POCRÈNE, LA CO­MI­SIÓN EU­RO­PEA, EL MI­NIS­TE­RIO DE ASUN­TOS EX­TE­RIO­RES FRAN­CÉS Y LA FUN­DA­CIÓN EVENS. PRON­TO ES­TA­RÁN DIS­PO­NI­BLES TODOS LOS AR­TÍCU­LOS EN LA RE­VIS­TA.

Translated from Krakow's Identity Crisis: Communism Clutches to Modernity