Cracovia: Las jóvenes polacas se entrenan para la guerra
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Naiara Reig PellicerEn el área universitaria de Cracovia, como en muchas otras ciudades de Polonia, los jóvenes polacos aprenden a manejar las armas. Y para ellas no es distinto: Las mujeres también quieren estar preparadas para actuar en caso de emergencia.
En una tarde fría y húmeda de noviembre nos aventuramos a través de un pequeño camino, lejos de sentirnos seguros. Nuestros pasos se ven acompañados por detonaciones sordas, que resuenan con pocos minutos de diferencia y se van acercando poco a poco. Los ataques en París tuvieron lugar hace sólo unos días. Es normal, por tanto, que este alboroto nos ponga la piel de gallina.
De repente aparece un pequeño grupo vestido de camuflaje. La gama completa: Máscaras, cascos y auriculares de soldado, emblemas polacos en los uniformes y cinturones de munición. Si no hubiéramos acordado antes esta cita, estaría muerta de miedo. Desde la distancia, realmente creeríamos estar ante un grupo de "asesinos".
Cuando nos acercamos, algunos se cubren el rostro con la capucha. Otros se ponen sus máscaras, quieren permanecer de incógnito. Por un momento, nos sentimos como unos intrusos. No estamos en un país en el que se esté librando una guerra, pero viendo esto en Polonia, en una zona boscosa cerca de Cracovia, nadie lo diría. "Podrías haberme llamado antes", dice Piotr Wilczyński (32), el instructor del grupo, que de forma brusca nos pide que no fotografiemos a ciertos participantes. Hoy también hay presentes miembros del servicio de seguridad polaco. Ahí está el por qué.
Cerca de 25 jóvenes, entre ellos seis mujeres, han venido hoy para participar en la formación al aire libre de la Legia Akademicka (Legión Universitaria), que ha empezado ya en las primeras horas del día. Los recién llegados quieren aprender a usar un arma en situaciones extremas, para defenderse y defender a su país. Para ello, han manipulado hoy diferentes tipos de armas, han aprendido a activar granadas y "han simulado un juego de guerra" en pequeños grupos de unos contra otros en un edificio abandonado y cubierto de grafitis. Y por este privilegio, los jóvenes deben pagar: El precio de la parte teórica es de 5 zlotys, los que utilizan armas y se entrenan para disparar, los llamados "legionarios", desembolsan 75 zlotys, y los que no son parte de la asociación llegan incluso a pagar 90 zlotys. En los últimos años, más y más mujeres polacas jóvenes se interesan por este concepto para la defensa civil.
Bombas y pintauñas
Dominika es una de ellas. Tiene sólo 19 años de edad y está en su primer año "Defensa Nacional" en la Universidad Jagellónica de Cracovia. Oyó hablar de la formación de la Legia por algunos amigos. La joven polaca lleva un abrigo de color salmón y una gran bufanda negra de lana por encima de su uniforme. "Es importante que las mujeres puedan garantizar su propia seguridad", dice. "Quién sabe si un día la guerra puede estallar de nuevo".
Según un estudio realizado en 2015 por el canal de televisión TVN24, Dominika está lejos de ser la única que piensa así. El 39% de los polacos temen que la guerra pueda llegar de nuevo al país. Además, el 49% cree que la comunidad internacional no intervendría para ayudar a Polonia tal situación.
Desde el conflicto entre Ucrania y Rusia, cada vez más ciudadanos polacos han formado asociaciones de seguridad interna para proteger su país. Entre 30.000 y 40.000 polacos y polacas están ya preparados para defender a su país en caso de guerra. Desde el año pasado, estos grupos trabajan también con el Ministerio de Defensa. La Legia en Cracovia, que recluta exclusivamente a jóvenes del mundo académico, puede contar hoy en día con unos 600 miembros, explica Piotr, que resucitó en 2012 este cuerpo estudiantil, fundado originalmente en 1918. Cuando le pedimos a Dominika que pose para un retrato, el instructor le da consejos: Debería coger su arma. "En mi opinión, no hay nada extraordinario en el uso de un arma", dice otro compañero, "de alguna manera, nos sentimos poderosos".
"Go, go, go, go, go", grita un poco más tarde uno de mis acompañantes mientras me hace un gesto en dirección al edificio. Nos quedamos en un grupo de seis, uno detrás de otro en la entrada, con el objetivo de eliminar al equipo contrario, que está dentro escondido en algún lugar. Es difícil respirar con las máscaras de camuflaje. Es la primera vez en mi vida que sujeto un arma, y debo decir que es bastante pesada. Pero en serio, ¿por qué hay jóvenes polacos que se obligan a esto un sábado por la tarde?
A una hora larga de coche lejos de las armas de aire comprimido y las máscaras, espero a Patrycja en el centro de Cracovia. Ella también ha participado ya en el entrenamiento de la LA y fue una de las pocas jóvenes que expresaron a través de Facebook su disposición para una reunión. Aunque la participación en la formación ya no es un secreto y casi todos los miembros están etiquetados públicamente en las fotos, el misterio se sigue cerniendo alrededor de la Legia, que funciona casi de la misma manera que la elitista red social A small world -hay que conocer a alguien, que conoce a alguien- y se entra sólo por invitación.
"Para ser honesta, nunca pensé en personas reales cuando intenté disparar", dice Patrycja. "Para mí era más un deporte, un nuevo desafío. Pero si nos fijamos en lo sucedió en París, o en cualquier otro lugar a nuestro alrededor, sí creo que hay ahí fuera un peligro para mi familia y para mí. Así que creo que es bueno saber utilizar un arma", justifica esta estudiante en ingeniería ambiental de 25 años, mientras se pasa la mano con una manicura perfecta en color morado por su pelo largo y castaño. El peligro de una invasión rusa se une a la reciente amenaza terrorista. "Ya sabes, sólo con que una persona en el Bataclan hubiera tenido un arma, se podrían haber salvado algunas vidas".
Yogur, patriotismo y paranoia en Polonia
Piotr también confirma que los peligros actuales son de naturaleza diversa. "La gente quiere defender principalmente su país, pero no saben exactamente contra quién. Podrían ser hombrecillos verdes de Rusia, pero también inmigrantes hostiles u otros delincuentes. Nadie se fía de nuestro pequeño ejército y nuestra policía". ¿Es esta una especie de psicosis polaca?
Piotr conoce las heridas de su país, que ha estado siempre a la merced de las grandes potencias extranjeras. Polonia no quiere tener que devolver su independencia, conseguida hace 25 años. Pero ¿no vivimos en 2016 y Polonia es la sexta mayor economía de Europa? "Todo eso no es más que propaganda occidental. Durante los últimos tiempos Polonia se ha convertido en una colonia de empresas extranjeras". Sin embargo, la Legia no está involucrada políticamente, se justifica Piotr ante la pregunta de una posible orientación nacionalista de las asociaciones de seguridad interior. Asegura que puede participar todo aquel que tenga la nacionalidad polaca.
Cuando Piotr no está en el bosque, enseña Geografía en la Universidad de Cracovia. Es hora de descanso y los estudiantes se divierten a la puerta de su oficina número 425. Aunque casi tenemos la sensación de estar en una película de espías cuando Piotr habla de las acciones gloriosas de la Legia, de espías rusos y de su "patriotismo romántico". "Ya lo verás por ti misma, es real", dice entre risas, mientras su colega saborea tranquilamente un yogur a nuestro lado.
Mientras tanto en el campo de entrenamiento, hemos entrado en un edificio con ventanas rotas hasta el sótano. El equipo contrario me ha tocado y me retiro (ser golpeado también duele, maldita sea). El ambiente es ahora más relajado, la gente vuelve poco a poco a su ser, nos quitamos las máscaras, hay salchichas en la parrilla y devolvemos las armas a las arcas. Hay una atmósfera casi como de un grupo de exploradores que se están instalando. Si no fuera porque hay un "legionario" con una herida de bala en la cara. No es de extrañar que la mayoría de las chicas, de acuerdo con Piotr, sólo acudan una vez al entrenamiento.
"Cada nueva experiencia te hace mejor y más interesante", dice Patrycja evocando su primer entrenamiento con armas. "Ya sean competencias lingüísticas, danza del vientre, aprender cómo manejar un arma o leer un libro. Aprender a disparar está bien, pero realmente no me veo en una guerra. Ya sabes, soy una chica sencilla, estudio, participo en actividades y espero algún día formar una familia. Mucha gente aquí habla de una tercera guerra mundial. Y aunque una parte de mí piensa que podría haber parte de verdad en todo eso, como mujer, me da un poco de miedo".
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Este reportaje forma parte de nuestra serie EUtoo, un proyecto que intenta contar la desilusión de los jóvenes europeos. La iniciativa está financiada por la Comisión Europea.
Translated from Krakauer Studentinnen proben den Krieg