Con la mente en el Este.
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Marion CassabalianEl término “Europa” està cambiando de dimension, no ya en el marco de la ampliación hacia los países del este, antiguos miembros del bloque “bloque soviético”, sino también en la visión y en la percepción de los responsables de la política Americana, que se esfuerzan por conseguir apoyos para una acción military contra Irak.
Recientemente, el secretario de Estado Americano, Donald Rumsfeld dijo en una conferencia de prensa (22.01.03) que pensar en una Europa en la que Francia y Alemania son los actors principales ya no está justificado. América quiere enfatizar la importancia del Este, puesto que es allí donde parece gozar de los mayors apoyos en Europa, y no solo sobre la cuestión iraquí.
Esta declaración no hace sino continuar el diálogo entre los Estados Unidos y muchos países del antiguo bloque comunista, en los que estos ofrecen todo su apoyo y lealtad. Polonia parece tener un papel de líder en esta tendencia, y es con frecuencia objeto de crítica por parte de algunos países de Europa Occidental, que temen tener demasiados aliados americanos en su patio trasero.
Además, las relaciones militares polaco-americanas se han visto reforzadas a principios de este año a través de un acuerdo para facilitar aviones de lucha al ejercito polaco, que forma ya parte de las fuerzas de la OTAN. En particular, el Mirage francés y el Gripen sueco-británico han sido finalmente rechazados. El acuerdo con los americanos implica un cooperación a largo plazo, inversiones que compensan la compra de los aviones y la aplicación del proyecto está prevista para un periodo de diez años. Durante su visita al fabricante Americano del avión y a la Universidad de Defensa Nacional a principios de año, el presidente Kwasniewski subrayó que Polonia es un aliado leal y no se negaría a cooperar.
El mismo Kwasniewski, a lo largo de la reciente cumber de Davos, se opuso contundentemente a la idea de un antagonismo creciente entre europa y Estados Unidos sobre la cuestión iraquí. Añadió que ambos continents compartían los mismo valoresy deberían ser capaces de resolver esta cuestión rápidamente.
¿Con quién más podrían contra los americanos, aparte de la República Checa, Hungría y Polonía o los estados Bálticos, Rumania y Bulgaria?
Otros aliados abvios son el Reino Unido, y (algo menos favorables) España e Italia ¿Se trata de una simple cuestión de lealtad? Obviamente no. Lo que sin embargo es rasgo descriptivo de los Estado Unidos es su incontestado poder politico, military y económico, reconocido por todos los líderes politicos europeos y calificado de arrogancia en muchos países occidentales, o de resolución y auto-confianza en los orientales. Tal y como dijo Marek Ostrowski en su libro “El tío Sam y la tía Europa”(1), los Estados Unidos, tras su éxito en Afganistán, parece seguir en Guerra, aunque la solidaridad internacional con Estados Unidos, proclamada el 11 de septiembre, está desde entonces bien olvidada.
Relaciones etrechas entre Estados Unidos y los futuros miembros de la UE
Esta especial relación de amistad con América se remonta a la era de la Guerra Fría, en la que los países orientales se sintieron con frecuencia abandonados por los occidentals, en tanto que América expresó su apoyo a la libertad y la democracia y defendió acciones disidentes en estos países. Los Europeos occiddentales se mostrarons más conciliadores hacia Moscú. Y cuando la ley marcial fue introducida en Polonia el 13 de diciembre de 1981el entonces presidente Ronald Reagan encendió una vela en la ventana de la Casa Blanca, mientras que el ministro de Exteriores francés, Claude Cheysson dijo simplemente que Francia, naturalmente, no haría nada.
Es m’as, cuando el talon de acero se desmoronó al fin, no fueron los países de Europa Occidental quienes abrieron sus puertas a los orientales. Fue más bien el resultado de la presión Americana y de su clara posición según la cual la Comunidad Europea tenía que “ocuparse” de sus nuevos vecinos libres.
Los líderes politicos de Polonia, República Checa y Hungría, que son miembros de la OTAN desde 1999 e tienen previsto unirse a la Unión Europea en 2004, no creen que sea contradictorio apoyar la posición Americana en la Alianza, por un lado, y convertirse en parte integrante de Europa, por otro. La seguridad que facilita la OTAN no conoce parangón en Europa; por otro lado, la Unión ofrece bienestar y prosperidad. Y para unos países que tienen una experiencia difícil, heredada de la Guerra Fría, la combinación de ambas opciones es sin duda necesaria.
Tal y como comentó Jan Rupnik (2) sobre la cumbre de la OTAN en Praga que abría las puertas a siete países candidates y la cumbre europea de Copenague del año pasado, en la que se cerraron las negociaciones de adhesion con diez países candidates: la primera apareció claramente como un acontecimiento histórico, mientras que la segunda fue otro ejemplo de cambalache europeo…
Hasta el momento, toda esta debate politico no ha encontrado un gran apoyo entre la opinion pública, tanto en Estados Unidos como en Polonia. Según recientes sondeos en Estados Unidos, el 58% de la población no está convencido que la Guerra contra Irak esté justificada en vista del actual desarrollo de las inspecciones de armamentos, y apoyo global a las decisiones del Presidente está bajando
En Polonia, según una encuesta publicada por CBOS, instituto de opinion pública, realizada del 3 al 6 de enero de 2003, más de la mitad de la población está en contra de una intervención de la OTAN en Irak, incluso si las inspecciones facilitan pruebas suficientes; tan solo un tercio apoya la iniciativa EEUU-OTAN, pero únicamente un 25% aceptaría ver a soldados polacos luchando en una Guerra contra Irak.
(1): Artículo aparecido en “Polityka” en su número 17/2002
(2): Profesor en el Colegio de Europa y colaborador del Centro Europeo de Estudios Internacionales.
Translated from Emphasis on the East