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¿Comunicación o propaganda?

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PORA, el activo grupo opositor ucraniano, propició la revolución naranja. ¿Pero fue un verdadero éxito?

Con su melena larga y su camiseta amarilla, Vladimir Kaskiv no tiene mucha pinta de revolucionario. Rondando la treintena, el coordinador de PORA gestiona –con la ayuda de otras quince personas- esta organización que ha sido capaz de provocar un efecto bola de nieve y desencadenar con ello una revolución. Ya antes –como muchos otros miembros en 1991-, combatió por la independencia de Ucrania, por liberarla del yugo soviético. El objetivo de la organización es como el de sus hermanas OTPOR en Serbia o KMARA en Georgia, que contribuyeron respectivamente a la caída de los regímenes de Milosevic y de Szhevernadze: el de erigirse en contrapoder. De todos modos, Vladimir Khaskiv niega todo vínculo jerárquico con esas otras organizaciones o con cualquier fuerza exterior. El único ascendente que Vladimir exhibe es el del libro de Gene Sharp, De la dictadura a la democracia, convertido en el vademécum para activistas como los de PORA, OTPOR o KMARA. “Nuestra ideología es un compendio de estos mismos valores liberales amenazados durante la reciente campaña presidencial en Ucrania: la libertad de expresión, los derechos humanos, y aún la independencia del país de las injerencias extranjeras. Bueno, también somos patriotas. El libre mercado y el librecambismo son la segunda prioridad de nuestro combate y provienen de los mismos valores liberales”, detalla.

Métodos transnacionales

Estos métodos de eficacia contrastada van puliéndose revolución tras revolución: “Hemos creado un banco de datos para mensajes SMS para que todos nuestros miembros puedan presionar en el mismo punto y al mismo tiempo. Y usamos Internet para reclutar voluntarios y difundir nuestras ideas. Sin estas tecnologías”, puntualiza, “jamás hubiéramos tenido éxito”. Con 4000 conexiones diarias, Anastacia Bezverkha, responsable del portal de PORA, no puede tumbarse a la bartola. Pavol Demes la conoce bien. Se vieron por primera vez en Bratislava durante la pasada primavera. “Anastacia había ido a tomar nota sobre los avances en materia de comunicación. Había que aprender a moldear un movimiento ciudadano no partidista que vigilara las elecciones y sensibilizara a la gente. Y es que nuestro objetivo era tratar de actuar antes de las elecciones”. Pavol Demes trabaja desde 2000 en el German Marshall Fund of the United States, una organización norteamericana fundada durante la guerra fría, pero con un perfil atípico. Cuando era consejero de política exterior del presidente eslovaco Michal Kovac, abandonó el gobierno para participar en 1998 en la primera revolución de esta clase, la de Bratislava contra el populista Vladimir Meciar, entonces primer ministro. Impulsado por esta experiencia, ingresa en 2000 en esta organización encargada de promover las relaciones transatlánticas y, desde la caída del muro, de ayudar en el fortalecimiento de la democracia en los países del este. Con ocasión de una visita a Uzhgorod –Ucrania- como invitado a un coloquio sobre relaciones transatlánticas y países del Este, toma contacto con PORA. Durante el verano siguiente, les instruye en las formas de acción pacífica en Crimea, compartiendo con ellos un largo periodo de tiempo.

Analiza su éxito y el de PORA. “Una buena comunicación es básica, igual que para los partidos cuando establecen sus colores, sus emblemas y sus ideas. Las ONG deben trabajar con todos los medios de comunicación capaces de encauzar su mensaje. Internet es primordial porque accede a todo el mundo, los móviles y sus mensajes SMS también son instrumentos fundamentales para crear un contacto directo con los jóvenes, quienes mejor preparados están en este terreno. La juventud juega un papel esencial. Por otro lado, el activismo urbano es también una cuestión de disciplina, de organización. Por último, hay que vincular el éxito de estos movimientos al patriotismo para generar una fuerza suficiente en este proceso pacífico”. ¿Es cierto, como algunos denuncian, que hay también dosis de manipulación de la opinión pública? Pavol Demes niega rotundamente: “Lo que hoy está sucediendo puede pasar en cualquier otra sociedad post-comunista. La gente percibe la injusticia, la desigualdad y ésta es la fuerza que les empuja. Es de sentido común. Y siempre son los jóvenes quienes han protagonizado el papel principal. Nadie ha implantado nada de fuera; esto no se puede traer de fuera”.

Campeón de la libertad

Durante la visita de George Bush a Bratislava en el pasado mes de febrero, y tras la entrevista de Pavol con Vladimir Putin, Bush le condecoró junto a otras personalidades distinguidas de Europa oriental. Etiquetado ahora como un “freedom champion” (o campeón de la libertad), Pavol Demes no olvida las incertidumbres que rodean esta clase de revoluciones. Tras lo de Ucrania, la Historia sigue su curso. Ha nacido un movimiento irreprimible y contagioso.

“Hemos creado un nuevo activismo político y una nueva generación de activistas. Algunos quieren seguir en la brecha, influir y vigorizar aún más la democracia”, afirma Anastacia, sin quitar los ojos de la pantalla del ordenador desde donde dirige sus actividades. Dicho esto, la organización no tiene proyectos claros tras las elecciones. Estos movimientos, en su mayor parte, se autodisuelven una vez pasadas las elecciones. Pero PORA se plantea orientarse para la propagación exterior de su know-how y su experiencia.

Translated from PORA : vers une prochaine révolution ?