Cómo tener 33 trabajos, en 33 semanas, en 33 países
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Naiara Reig PellicerJan Lachner es un chico normal. Tras haber terminado sus estudios y haber pasado por varios períodos de prácticas, este franco-alemán decidió que ya no estaba interesado en convertirse en un adulto. Cafébabel te cuenta la historia de sus saltos de trabajo en trabajo por toda Europa.
De un día para otro, Jan Lachner decidió que tras terminar sus estudios lo dejaría todo atrás. Hizo algunas llamadas de teléfono (bueno sí, muchas llamadas de teléfono) y se lanzó al más inusual de los viajes. Literalmente. Planeó trabajar durante 33 semanas en 33 países europeos y se propuso terminar a finales de 2011 en alta mar en Malta, como pescador.
Pero este chico de "veintitantos" no quería vaguear, principalmente porque no tenía dinero para ser un trotamundos. Jan trabajó como cervecero en la República Checa y como profesor de flamenco en España; hizo joyas de ámbar en Lituania y cuernos de los Alpes en Suiza; limpió tanques de tiburones en Gran Bretaña y cuidó ancianos en Alemania. Lo que obtuvo a cambio fue la mayor experiencia de búsqueda de trabajo de toda Europa, un libro (que se publicó en 2014) y un abuelo muy orgulloso.
Cafébabel: Jan, ¿qué fue lo que te hizo embarcarte en un viaje para buscar trabajo a tan gran escala?
Como estudiante de prácticas en Rolls-Royce, miraba a mis jefes de 50 años y pensaba: Ese voy a ser yo en 30 años, en la misma compañía. Para mí, eso era demasiado simple. Yo quería saber qué había además de eso. Cuando tuve cinco empresas que mordieron el anzuelo, ¡supe que podría funcionar! Lo de que fueran 33 fue una locura, hacía a la gente saltar de sus sillas.
Cafébabel: Así que no estabas preparado para la "carrera de ratas".
Sí estaba preparado. Sólo que no quería participar.
Cafébabel: Entonces, ¿cuál era tu objetivo y por qué?
El primer objetivo era ir a Malta. Quería ir allí porque quería ser pescador y si iba más pronto el agua habría estado demasiado fría. Si llegaba a caerme por la borda, el tiempo de supervivencia dependería de la temperatura del agua.
Cafébabel: Lo de Malta fue un trabajo en el que dejarse el lomo, ¿verdad?
Les dije a los que trabajaban allí que quería el trabajo más duro. Estaba allí para trabajar, no para beber caipirinhas a bordo.
Cafébabel: Estás sentado en París. Han terminado tus prácticas. ¿Cómo acabas convertido en pescador en Malta?
Quería hacer trabajos que estuvieran conectados a la tierra. Suena a cliché: Arqueología en Grecia, por ejemplo.
Cafébabel: Podrías haber ignorado los clichés y haber sido banquero en Grecia, por ejemplo.
La idea era conseguir una gama amplia de experiencias y vivir algo lo más cercano possible a las culturas de cada país. En cuanto a los idiomas, hablo inglés, francés y alemán -con eso, no puedes ser vendedor de muebles en Bulgaria, por ejemplo. Así que en general, busqué en Google, y después simplemente llamé. Al principio las reacciones eran negativas, por supuesto, pero con el paso de los meses continué probando. Y al final, Malta tragó el anzuelo.
Cafébabel: ¿Y de qué viviste durante ese tiempo?
Tengo una novia muy buena que pagó la mayor parte de mi alquiler en París. Y vivo muy frugalmente: Los dos vivimos en un apartamento de 22 metros cuadrados, y mi comida favorita son los espaguetis con tomate.
Cafébabel: ¿No comiste más que espaguetis durante un año?
Aún me gusta comer espaguetis, soy muy sencillo. Eso fue algo que me ayudó durante este viaje. Hice mucho coachsurfing. Dormí en el suelo. Hice autoestop. El apoyo que recibí para mi proyecto cubrió la mayoría de mis gastos de viaje. A veces no hacía tres comidas al día. La idea de este proyecto es que fuera lo más neutro posible en cuanto a los costes. Porque también quería demostrar que cualquiera puede hacerlo, sin importar de dónde vienes. En Noruega, por ejemplo, cuando ves los precios te das cuenta de que tienes que cuidar tu presupuesto. Por el precio de una enslada pequeña allí, podría haber vivido en algún otro lugar durante casi una semana.
Cafébabel: ¿Ya conocías tu lado trotamundos?
Puede que un poco. Estuve en Singapur durante seis semanas. No soy tímido, me acerco a la gente. Quiero decir, tienes que vivir con gente diferente cada semana. Lo bueno es que sabes que sólo será una semana. No tienes tiempo para tomártelo con calma, empieza rápido. Es como en la cabina del avión. Allí, el piloto y el primer oficial no se conocen y nunca han volado juntos, simplemente les meten allí a los dos juntos.
Cafébabel: ¿Cómo fue la vida cuando volviste?
Fue bien. Sólo haces algo así si sabes que puedes volver cuando termine.
Cafébabel: ¿Tiene problemas nuestra generación con hacerse adulto?
No creo que sea una cuestión de generaciones. Mi novia tiene ideas completamente diferentes a las mías. Ella no tiene problemas con la transición que hay entre encontrar un trabajo, ir subiendo escalones en tu carrera y comprar un apartamento algún día. A mí ni siquiera me interesa comprar un apartamento, para empezar. Yo quiero experimentar lo que supone vivir en otro país. Para mí, eso sería una señal de éxito.
Cafébabel: ¿Qué notaste sobre el día a día en Europa?
Cuando estaba en Madrid, me sentía bien, incluso aunque no hablara español. Hay profundas raíces europeas. No creo que me sintiera tan "en casa" en América, aunque sí hable el idioma. Creo que es una cuestión de actitud que tiene que ver con valores universales. A mí me preocuparía si conociera a alguien en Estados Unidos y esa persona llevara una pistola. O si dijeran "hey, la pena de muerte está guay". Y también puedo sentirme como un alien con un vecino que sé que vota al Frente Nacional (un partido político de derechas en Francia). Simplemente no tenemos nada en común, a pesar del hecho de que los dos somos franceses y vivimos en el mismo edificio.
Cafébabel: Pero eso también es Europa.
Sí, pero para mí eso es más extranjero que un moderado en Eslovaquia, Letonia o España.
Cafébabel: Mientras tanto, las tendencias euro-escépticas existen en toda Europa. ¿No estás viviendo un poco en una "euro-burbuja"?
Yo no lo creo. Soy de los que opinan que la gente de más allá de las fronteras son a veces más cercanas que las que viven en barrios pequeños. Es el caso de los extremistas de la derecha. La gente de Alternativa por Alemania, el Frente Nacional, la Liga Norte, y Amanecer Dorado se parecen más a nivel europeo entre ellos que a mí.
Cafébabel: ¿Cómo decidiste escribir un libro?
Fue el editor quién me llamó. Yo nunca quise escribir un libro.
Cafébabel: ¿Y quién es el co-autor?
Como ingeniero, soy demasiado perfeccionista. Por esta razón, el editor encontró un "escritor fantasma". Pero nunca viajaría con él. Él subestimó el libro. 33 países significan 33 nuevos contextos.
Cafébabel: ¿Por qué no viajarías con él?
Literalmente escribió que los húngaros parecían estar "en mal estado". Yo no puedo entender cosas como esa. Y también entró en clichés sobre los griegos: Escribió que eran vagos. Cuando, al final, resulta que los griegos trabajan más que nadie en Europa. Mi libro y mis viajes deberían luchar contra los estereotipos, no fortalecerlos.
Translated from Jan Lachner: Von einem, der auszog, um 33 Jobs in 33 Wochen und 33 Ländern zu machen