¿CÓMo ha llegado Juncker a ser el nuevo presidente de la Comisión Europea?
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Paula CasadoTarde de viernes con tormenta y Consejo Europeo en Bruselas. Tras haber pasado el día anterior en Ypres, una ciudad que fue devastada durante la Segunda Guerra Mundial, los jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en la capital europea para tratar dos temas principales.
¡Habemus presidente de la Comisión Europea! El viernes 27 de junio, los jefes de Estado y de Gobierno se pusieron de acuerdo en Bruselas para nombrar a una nueva figura que encabece la institución. Se sabía desde hace ya casi tres semanas... Jean Claude Juncker era el favorito. La noticia llegó en plena merienda (y tormenta) pero ¿cómo llegamos hasta aquí?
RESULTADO DE LAS ELECCIONES EUROPEAS : LA DERECHA a la cabeza
Para no perder el hilo de la historia hay que remontarse a la noche del domingo 25 de mayo. El resultado de las elecciones europeas lo dejó claro: aunque la derecha (el Partido Popular Europeo, PPE) perdiera unos cincuenta escaños, sigue siendo el grupo político con mayor presencia en el Parlamento Europeo. Debido al voto euroescéptico, la izquierda no ha logrado obtener suficientes representantes. Aún sumando a los socialistas, los ecologistas, la izquierda radical e incluso al centro político, no surge ninguna mayoría alternativa. De este modo, Juncker, el "candidato" designado por el resultado de las elecciones y, por lo tanto, democráticamente, ha sido elegido por el Parlamento, incluido por sus adversarios, para ser presidente de la Comisión. Como ya sabéis, es el Consejo Europeo, compuesto por los jefes de Estado, quien elige al presidente de la Comisión en función del resultado de las elecciones europeas. En teoría, la cosa es bastante sencilla.
"¡TIREN USTEDES PRIMERO, SEÑORES INGLESEs!"
Solo que, claro... algunos estados no estaban de acuerdo. Para empezar, el primer ministro británico, David Cameron. Golpeado por los euroescépticos del UKIP de Nigel Farage en las últimas elecciones, el jefe de Gobierno ha prometido que celebrará un referéndum para consultar la membresía de su país en la Unión Europea en 2017. Mientras tanto, las elecciones generales de 2015 (las elecciones legislativas para elegir un nuevo primer ministro) se acercan. Bajo tal presión, David Cameron se niega a votar a Juncker, ha manifestado su veto y denigra (al igual que la prensa británica) al antiguo primer ministro luxemburgués, al que tilda de "hombre del pasado". Cameron opina que solo los estados deben poder intervenir en la elección del presidente de la Comisión.
Al principio, Angela Merkel compartía su opinión. Sin embargo, la todopoderosa canciller alemana ha vuelto, como de costumbre, a cambiarse la chaqueta y no ha protestado por el resultado de las elecciones europeas (su propio partido apoyó la candidatura del luxemburgués para las elecciones). Al igual que sus homólogos de los Países Bajos y Suecia, dudó y luego intentó formar una coalición. La foto de los cuatro primeros ministros en una barca, tomada por AFP y muy compartida en Twitter, muestra todo el encanto de esta pequeña coalición que, dando la espalda a Juncker, renunciaba a sustentar un embrión de democracia europea.
UN VOTO ÚNICO EN SU ESPECIE
Pero la presión era muy fuerte. Con la llegada de la nueva democracia, una nueva palabra llega al vocabulario europeo: "Spitzenkandidat" ("líder elegido"). Merkel cambia de opinión. Su partido, la CDU, apoya a Juncker; los socialdemócratas del SPD admiten su fracaso y, dejándose llevar por la masa, también le apoyan. Incluso el griego Tsipras, candidato de la izquierda radical helena, admite la necesidad de que un luxemburgués originario de un país con una fiscalidad dudosa pueda ser presidente de la Comisión Europea. Durante 15 días, la euro bubble está dividida entre el Reino Unido y los demás. "Juncker tiene padres nazis", "Juncker desayuna coñac", critica la prensa anglosajona.
A sabiendas de no estar en una posición favorable (además de no ofrecer ninguna alternativa real) y arriesgándose a ser una víctima colateral, Cameron se atreve a romper el consenso europeo. Hacía 30 años que los jefes de Estado no votaban para designar a un presidente de la Comisión. De este modo, en plena tormenta y con veintiséis votos a favor y dos en contra (Reino Unido y Hungría – ambos gobiernos de derecha), Juncker fue elegido.
¿REVOLUCIÓN? ¿REORIENTACIÓN?
Con esta votación, el Berlaymont (sede de la Comisión Europea) se despide de una década gestionada por José Manuel Barroso, al que finalmente nadie echará de menos. Pero de ahí a afirmar que Jean Claude Juncker es el candidato idóneo y legítimo hay un trecho. Sí, es legítimo pero…
Con 59 años, Juncker dice ser un clon de Barroso (que tiene 58…) y por lo tanto seguirá, como si nada, las líneas de actuación del portugués. Como miembro del gobierno luxemburgués desde los 28 años, negoció parte del Tratado de Maastricht a finales de los 1980 y más tarde ejerció como presidente del Eurogrupo (lo que le convierte en Míster Euro) durante los tiempos más oscuros de la crisis de la deuda pública.
El 16 de julio le toca a los diputados europeos votar y confirmar a Juncker como presidente de la Comisión en funciones. Dicho de otro modo, será la última ocasión para oír algunas voces en contra del statu quo de los dirigentes bruselenses y la última oportunidad para pedir un rejuvenecimiento en el seno de las élites europeas.
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Translated from Comment Juncker est devenu Président de la Commission européenne ?