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Claudia Cardinale: “Una gata que araña”

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Un actor francés de 30 años, Alexandre Styker, se tumba sobre el diván de la diva italiana en París. Visconti, Fellini, Delon… Cuarenta años de carrera les separan. Breve conversación entre dos amigos que hablan de cine, de ayer y de hoy

“Supongo que quieres un cigarro”, bromea Claudia con Alexandre, sentada en su sofá. Los dos actores se conocieron hace cuatro años gracias a la representación de una obra de Tennessee Williams, Dulce pájaro de juventud, bajo la dirección de Philippe Adrien, en el teatro de la Madeleine en París. “Como vivíamos cerca, cogíamos el mismo taxi. Así es como nos hicimos amigos”. Esta es la historia de un rubio atractivo que entra en escena y de una gran dama del cine decidida a no salir todavía.

Claudia Cardinale nació en Túnez en 1938. Hija de padres sicilianos, tiene 70 años y pertenece a los ’happy few’, esos actores que han superado el centenar de películas rodadas con los mejores directores del mundo. Además de sobre las tablas, Alexandre Styker ha actuado recientemente en la serie de televisión francesa de Canal+, La Commune.

¿Es Claudia Cardinale en la vida real como en el cine? “No, ¡en realidad soy una persona normal!”, se defiende la actriz. “Tú no eres normal, asegura Alexandre, ¡es inquietante la normalidad!”.

Aunque los dos amigos viven en el mismo barrio, la vida del actor es, a menudo, nómada. “Sin embargo, tenemos un pequeño ritual entre nosotros: nos llamamos antes de Año Nuevo, nos preguntamos qué vamos a comer y qué vamos a hacer en Nochevieja. Comemos casi siempre cuscús y tayín (plato típico de la comida magrebí)”.

Alain Delon y Claudia Cardinale: una pareja eterna

Aún hoy, Alexandre y Claudia cogen el mismo taxi para ir al teatro, incluso si van de espectadores, como ocurre casi siempre. “Claudia me llevó a ver una obra con Delon. Fue divertido, de repente tenía a ‘El gatopardo’ delante de mí”, recuerda Alexandre. “Alain me llama frecuentemente, estamos muy unidos, él dice siempre que, gracias al cine, ¡somos una pareja eterna!”, prosigue Claudia.

Y no faltan representaciones en la ciudad de las luces: “Mi barrio de París es como un pueblo, nadie me molesta. En Roma, la gente salta por encima de ti y en Túnez gritan ‘¡Claudia, Claudia!’ porque soy la única actriz conocida que ha nacido allí. Tengo que tomar el té en todos los lugares de la Medina para que la gente no se sienta herida”.

Por el camino se amontonan multitud de trofeos y premios dorados. “Mi suerte fue llegar en un momento mágico para el cine: los años 60. Hacía cinco o seis películas al año. Estaban los grandes directores y estaba el riesgo: nunca sabíamos si íbamos a poder acabar la película”.

Visconti y los años que pasan

Y si Alexandre Styker tuviera una película en la cabeza, aquella en la que le habría gustado dar la réplica a Claudia... Él responde: “¡La chica con la maleta (de Valério Zurlini, 1960)! Es una película que he visto con ella. Claudia me dijo que me parecía a Jacques Perrin, así que, en mi opinión, debería haber logrado papel. ¡El único impedimento es que aún no había nacido!”. 

Y es que Alejandro nacía mientras que Claudia rodaba Violencia y Pasión de Visconti y había participado ya en más de cincuenta películas. Sin embargo, la amistad va más allá de los años: “¿Cuarenta? ¡Hace apenas algunos años… incluso algunos meses!”. “¿Por qué no también con Visconti?”, añade el joven a sus sueños sin cumplir. “¡Era un genio!, he hecho cuatro películas con él y me ha llevado a los cuatro rincones del mundo, me cubría de regalos. “Decía que yo era una gata que se podía acariciar, pero que arañaba. Visconti era un hombre de teatro, no podías mover un músculo de la cara si él no estaba de acuerdo. Hacía que los ojos dijeran lo que los ojos no dicen”, concluye. 

“Todo lo contrario sucedía con Federico Fellini, con el que rodé al mismo tiempo Ocho y medio. No había guión, la improvisación era total...”, señala la actriz. Alexandre Styker lo confirma: “¡Es verdad, al final vemos el rigor de Visconti y el caos de Fellini!”.

Puta o princesa

Deseada y deseable Claudia: “Me proponían rodar y no respondía. Tenían que insistir para que aceptara”. “Más o menos como en el amor, hay que entregarse para que funcione”, compara su acompañante. Pero hoy el cine ha cambiado: “Ser contemporáneo no resulta fácil, reconoce la actriz. Todo el mundo se enzarza para conseguir dinero. Cuando no se tienen medios, es necesario tener ideas y energía”. Sin embargo, algunas verdades no pasan de moda: “Lo importante es ser fuerte interiormente para ser tú misma, te consideren puta o princesa”.

A pesar de que ella es a menudo más princesa que puta, a ‘La Cardinale’ no le falta trabajo. Una obra de teatro, cuatro películas (una de ellas sobre Camus) y rodajes en Marruecos, Argelia y Túnez. “Increíble, pero cierto” (como dice ella), esta veterana actriz, representante del cine europeo, “tiene un montón de proposiciones”. “Tienes buena suerte”, se apresura a señalar el joven Alexandre en una complicada época para los actores.

Translated from Claudia Cardinale: «Aux quatre coins du monde»