Cine: Ang Lee vuelve a ganar en una Venecia que quiere renovarse
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maría rodríguez silvánInterpretaciones excelentes en la 64ª Mostra de cine con dos películas sobre Irak que llegan al corazón y un Ang Lee que se ha llevado el León de Oro por segunda vez.
La enorme esfera negra que sobresale de la fachada del Palazzo del Cinema, aquí en Lido (en homenaje a Prova d'orchestra, de Fellini, y a la célebre escena final de la película) queda bien, además del impacto escenográfico que representa este diseño del oscarizado Dante Ferretti.
Sólo ocho salas de proyección
La gran esfera negra rodeada de escombros, elegida como símbolo de la 64ª Mostra de Venecia, representa metafóricamente una voluntad de cambio. El nuevo Palazzo del Cinema, sobre el que se viene discutiendo con mucha polémica desde hace al menos veinte años, ya está aquí.
Por fin hay fondos. Esta vez, la política hará su trabajo. Porque en la competición despiadada con los Festivales rivales de Cannes y Berlín, es necesario ampliar y modernizar los espacios de que se dispone (prácticamente intactos desde la inauguración de la Mostra en 1932).La Berlinale, por ejemplo, se celebra en el Teatro de Potsdamer Platz diseñado por Renzo Piano, que dispone de salas de 400 metros cuadrados y 1800 butacas. El Festival de Cannes no se queda atrás, ya que constituye el mayor evento cinematográfico del mundo con 30.000 personas acreditadas y más de 4.000 periodistas. Su superficie expositiva es de unos 14.000 metros cuadrados con salas de proyección que van de un máximo de 2.400 butacas en la Sala Gran Teatro Lumière, a las más pequeñas de 270 butacas. A la cola se encuentra Venecia, con ocho salas, la más grande con 1.700 butacas y la pequeña sólo con 50.
El duelo psicológico entre Jude Law y Michael Caine
Un primer acercamiento a la Mostra (clausurada el sábado 8 de septiembre) no puede pasar por alto la interpretación de los actores de muchas películas que compiten por el León de oro. De hecho, hacía tiempo que no se veía en pantalla un dueto tan lleno de entusiasmo, tan enérgico y camaleónico como el interpretado por Jude Law y Michael Caine en Sleuth. Dirigida por Kenneth Branagh, se trata de un remake de la película de Mankiewitz de 1972. Inspirada en una obra de teatro y con magnífico guión del Nobel británico Harold Pinter, Sleuth narra la historia de un rico y famoso escritor de novelas de detectives (interpretado por Caine en el papel que entonces era de Laurence Olivier) y de un actor joven sin dinero (Law, en el papel que interpretó en su día Caine…). Ambos compiten por el amor de una mujer, la esposa del escritor, que ahora tiene una nueva pareja. Todo ha sido rodado en interiores, en una villa de última con todos los medios de la tecnología de vanguardia, en las afueras de Londres. La película de Branagh tiene como únicos actores a Caine y Law, entregados por completo a un verdadero duelo psicológico y físico (pero sobretodo verbal), aderezado con un sentido del humor vitriólico. Un juego peligroso en tres actos con continuas sorpresas donde los rivales, con astucia y cinismo, toman alternativamente, el papel de víctima y verdugo.
El objetivo de Ken Loach respecto a la precariedad
Si en Sleuth los méritos interpretativos se comparten al 50%, la película Michael Clayton, dirigida por el estadounidense Toni Gilroy, se lo debe todo (o casi todo) a George Clooney en un thriller policíaco cuyo guión cojea un poco. En esta cinta, el actor norteamericano interpreta a un hombre de negocios adicto al juego que trabaja en uno de los bufetes más importantes de Nueva York. Al recibir un puesto de mayor responsabilidad, llega a las manos de Clooney un dossier de última hora (con pólizas de seguros millonarias) de un colaborador, muerto a manos de los asesinos contratados por una multinacional responsable de graves delitos contra el medioambiente.
Por su parte, Brad Pitt, en The Assassination of Jesse James by the coward Robert Ford, le da carisma y personalidad a su personaje, pero esta película de Andrei Dominik sobre el célebre bandido resulta demasiado larga con 156 sus minutos de duración. Al menos Pitt, se ha visto recompensado con el premio Mejor Actuación masculina. Atonement (inspirado en la novela de Ian McEwan y dirigida por Joe Wright) coloca en el punto de mira no sólo a Keira Knightley, sino también a Vanessa Redgrave y a la desconocida Romola Garai. Esta última lleva a cabo la mejor interpretación femenina, por lo menos para un servidor. También tiene algo que decir Juliet Ellis, que hace su debut como protagonista tenaz de It's a free world de Ken Loach (en la foto de la izquierda se puede ver una escena de la película), dedicada a la precariedad laboral. Un tema siempre presente en la filmografía del director inglés, tan atento a las vicisitudes de la clase trabajadora, lo que le ha valido el premio al Mejor Guión original.
La larga sombra del conflicto de Irak
Dos películas sobre la guerra de Irak, Redacted de Brian De Palma y In the Valley of Elah de Paul Haggis. Dos películas diferentes, pero unidas por la voluntad de denunciar un conflicto armado que hoy en día moviliza al mundo del cine estadounidense con repercusiones cada vez mayores. De Palma apuesta por actores desconocidos para explicar cómo la guerra, cada guerra, no hace más que transformar a los soldados en monstruos.
A su vez, Haggis (que ganó un Oscar por Crash) exprime al máximo el talento de Tommy Lee Jones, padre de un militar asesinado en circunstancias misteriosas a su vuelta a Estados Unidos después de su misión en Irak, y el de Charlize Theron, policía valiente que investiga el caso. El resultado, en ambos casos, es excelente.
Redacted, con su reflexión acerca de la proporción de verdad y mentira que nos transmiten hoy las imágenes (de cámaras de vídeo, telecámaras de circuito cerrado, videoteléfonos, blogs y páginas Web...) es más experimental y se ha llevado el León de Plata. In the Valley of Elah, con un guión emocionante y una trama lineal, es más clásica.
Copyright de las imágenes: Getty Images
Translated from Venezia, guerra di star