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Chipre: los dioses y los hombres

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Aunque el monoteísmo predomina en Chipre, en Limpia, un pequeño pueblo situado a media hora de Nicosia, los politeístas chipriotas se reúnen en un templo dedicado a los dioses griegos.

A una media hora de la ciudad de Nicosia, en un pequeño pueblo llamado Limpia, nombre muy similar a Olimpia, nadie podría sospechar que hay un templo dedicado a los doce dioses del Olimpo. Y, sin embargo, Georges Constantinou (43 años y peluquero de profesión) se ha encargado de construirlo, con sus propias manos y en su propia tierra. Cerca de una explotación ganadera de vacas y en medio de un terreno baldío, la imagen puede parecer surrealista. Pero sobre el templo brillan resplandecientes a plena luz del día y en griego antiguo unas letras mayúsculas grabadas en rojo: “ΕΛΘΕ ΖΕΥ ΒΑΣΙΛΕΥ ΘΕΩΝ ΑΡΙΣΤΕ ΗΔΕΕ ΜΕΓΙΣΤΕ” [“Ven, Zeus, el más grande de los reyes, el más perfecto, el más bondadoso”, ndlr]. Georges todavía no ha terminado del todo la construcción del templo. Enseña con orgullo en su iPhone la imagen del futuro mosaico de Dioniso. Las doce columnas que se alzan en el templo representan a las seis deidades femeninas y a las seis masculinas, aunque se rendiría culto a 30 000 dioses, según fuentes diversas y variadas. En medio, se encuentra el altar, que aquí toma la forma de un santuario. Dodecateísta, pagano, idólatra o politeísta son normalmente los términos que se le atribuyen a esta religión, pero Georges prefiere que lo consideremos “un griego nacional de Chipre”.

La maravillosa historia del templo

Al igual que en Grecia, en Chipre, unos cuantos miles de fieles nostálgicos continúan creyendo en una época que ya queda lejos: aquella en la que se rendía culto a los poderes de los doce dioses. Como no existe separación entre Iglesia y Estado ni en Grecia ni en Chipre y la Iglesia todavía ostenta diversos poderes, el tema sigue siendo tabú. Por eso, algunos jóvenes politeístas u otras personas que ocupan un lugar destacado en la sociedad chipriota, como altos mandos del ejército, desean conservar el anonimato por riesgo a perder su trabajo. Una organización oficial, el Consejo Supremo de los Griegos Gentiles, fue creada en 1997 en Atenas para conseguir el reconocimiento de esta religión. “Seguimos siendo una teocracia como Irán o Turkmenistán”, protesta Georges. “Me parece un disparate pagar por visitar yacimientos arqueológicos como un turista cuando yo los considero santuarios”. Teniendo en cuenta esto podríamos pensar que el templo construido es ilegal o clandestino, pero en realidad no hay un ápice de nada irregular. Georges presentó una solicitud al Estado para que el templo fuera reconocido como edificio de culto.

Bautizado, Georges se casó según la tradición cristiana. En 2004, tras ojear la revista Epanellinisis [Rehelinización, ndlr], se da cuenta de ciertas cosas. “Todo el mundo puede ser griego nacional, no imponemos nada a nadie, no les pedimos por ejemplo que se unan a nuestra religión”, insiste. Desde entonces, no ha vuelto a poner nunca los pies en una iglesia, incluso no celebra Pascua, una festividad religiosa que es muy importante para los ortodoxos. “El cristianismo ha destruido todo, nos fue impuesto y se burla de nosotros”, manifiesta. En realidad, Georges se refiere a la época histórica del reinado de Teodosio I (del año 379 al 395), emperador romano convertido al cristianismo que perseguía a los paganos, a los idólatras de la Antigüedad. Bajo el mandato de Teodosio I, a los cristianos no les gustaban las antigüedades y las destruían. Según algunos historiadores, Teodosio I sería incluso el precursor del Imperio bizantino.

El grupo de culto llamado “Μόρφω”, hermoso en griego antiguo, del que forma parte Georges se reúne doce veces al año para organizar ceremonias y respetar un calendario muy rico. Según su almanaque oficial, cada celebración está directamente relacionada con la práctica ética de las cualidades específicas asociadas a los dioses honrados. Por ejemplo, el mes de julio, en el que comienza el signo del zodiaco de Leo, es el mes de Zeus y se cultivan las virtudes de la justicia, así como del buen orden social. Cada dios tiene su propio himno.“Nuestro culto nos une con nuestros ancestros, todos los que participan en él son santos”, explica Georges. Los griegos nacionales no atribuyen el mismo sentido a la palabra dios que los monoteístas. Para los monoteístas, los dioses son entidades, forman un todo. Para los griegos nacionales, los ancestros ocupan específicamente un lugar destacado. “¿Por qué la religión en Egipto es el islam cuando sus antepasados rezaban a Anubis, Osiris o Isis?”, pregunta Georges.

‘La muerte es una parte de la naturaleza’

Como en todas las religiones, los griegos nacionales de Chipre tienen sus ritos. Se visten con togas como los antiguos griegos y hacen ofrendas que consisten en un poco de leche, de miel, de vino o coronas de flores, todo ello dispuesto sobre el altar. Después, elevan los brazos al cielo implorando a los dioses. Cuando pensamos en los politeístas, imaginamos toda clase de ofrendas como las ofrendas de carne que se hacían en el pasado, pero Georges sonríe: “La naturaleza es algo central para nosotros, no hacemos ofrendas de animales”. No tienen Biblia y no están representados por un profeta, pero sus textos sagrados son las ciento cuarenta y siete máximas inscritas en el templo de Apolo en Delfos, 2000 años más antiguas que los diez mandamientos de Moisés.

Obviamente, la filosofía ocupa un lugar destacado en su religión. El significado de la vida, la muerte o el amor no es el mismo que en el cristianismo. Para Georges, “la muerte es una parte de la naturaleza. No hay que considerarla algo aterrador tal y como sucede en el cristianismo. Lo que ocurre después de la muerte es una cuestión filosófica”. Georges se expresa en griego y utiliza en ocasiones algo de griego antiguo: “Lo que nos interesa es la vida más perfecta y más excelente de todas”. Para él, “el cristianismo ha transformado valores en algo de lo hay que avergonzarse. El sexo es todavía un tabú, mientras que en la época de los antiguos griegos esto no ocurría”. El politeísmo no impone reglas en la vida cotidiana, pero aporta consejos sobre cuestiones prácticas del día a día que son compatibles con el espíritu de los antiguos griegos.

También se relaciona muy a menudo a los dodecaístas con los partidos nacionalistas, como Amanecer Dorado, el partido neonazi de Grecia. ¿La razón? Utilizan un mismo motivo ornamental clásico llamado greca y sienten semejante admiración por los antiguos griegos. “Es la imagen que quieren imponernos los cristianos. No tenemos ninguna relación con ningún partido político”, afirma Georges. El sacerdote ortodoxo chipriota, Constantinos Kyriakides, entiende a los ateos y las demás religiones. Pero, a su modo de ver, estudiar a Cicerón, a Confucio o una tragedia griega es un acto muy diferente a venerar a Apolo o Dioniso quince siglos después de su desaparición. “Esta reaparición de la religión antigua oscila entre eslóganes nacionalistas, lo que admito que es una mala práctica, y aspiraciones totalmente ajenas a la cultura o la espiritualidad”, afirma.

Pero, para Georges, ser griego nacional de Chipre es más que una religión, representa claramente un modo de vida, una especie de búsqueda permanente de nuestros antepasados y de lo que entraña ser griego. Pero, primero, habrá que remangarse y terminar el mosaico que culminará uno de los únicos templos dedicados a los dioses griegos en Chipre.

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Este verano, Cafébabel quiere conocer personas que han decidido vivir su espiritualidad de una manera diferente. Descubre nuestro especial sobre religiones alternativas a través de ocho reportajes.

Translated from Chypre : des hommes et des dieux