Catherine Lalumière: Los jóvenes quieren una Europa que les de seguridad, casi maternal.
Published on
Translation by:
Fernando Navarro SordoPequeño viaje en el tiempo con Catherine Lalumière, ex eurodiputada y actual presidenta de la Casa de Europa de París, quien esboza, con ocasión del Día de Europa, su visión de la construcción europea.
Catherine Lalumière, 71 años, es una gran dama de la Unión Europea. Tras haber ocupado cargos ministeriales en Francia, fue Secretaria General del Consejo de Europa desde 1989 a 1994 y luego vicepresidenta del Parlamento europeo.
El Día de Europa se celebra el 9 de mayo desde 1985. ¿Qué significado tiene esta fiesta?
Conmemoramos el discurso del 9 de mayo de 1950, con el que Robert Schuman, entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, dio el pistoletazo de salida a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Fue el comienzo del proceso comunitario. Antes de 1950, tuvieron lugar muchos acontecimientos. Los padres de Europa, marcados por la guerra, quisieron poner en pie un proyecto duradero: la paz. Para ello, hacía falta reconstruir la democracia en países marcados por el nazismo y el fascismo. Es en este espíritu cómo en 1949 se creó el Consejo de Europa, la primera institución europea. La CECA prosiguió con la construcción europea en el campo económico, fundándose siempre en valores humanistas. El fundamento de la construcción europea es el humanismo. Toda una filosofía.
El 9 de mayo de 1950, tenía Ud. 15 años. ¿Cómo percibió los primeros momentos de esta construcción europea?
En 1950, vivía en el seno de una familia de provincias muy francesa, cuya perspectiva se reducía a las fronteras de nuestro país. Seamos honestos: durante aquella época, hasta que superé la selectividad, Europa no entraba en mi universo. Sólo muchos años después aprendí los mecanismos de funcionamiento comunitarios y empecé a sentirme europea. El acontecimiento que marcó aquellos años fue la muerte de Stalin en 1953. Me acuerdo muy bien, hasta hubo edición especial en el diario de mi localidad… ¡No imaginaba el mundo sin Stalin! Sin embargo, la construcción europe me parecía algo ajeno a mí.
¿En qué ha cambiado el sentimiento de pertenencia a Europa en estos 56 años?
Puedo decir que en 2006 muchos jóvenes son tan ignorantes e indiferentes respecto del proceso comunitario que yo en mí juventud. ¡Es paradójico! Normalmente, todos los jóvenes –ya sean italianos, alemanes, franceses, etc- deberían conocer Europa, comprender el sentido del proyecto comunitario y adherirse al ideal comunitario. Aunque muchos jóvenes viven la Europa del día a día, no se cuestionan nada. Aprenden lenguas extranjeras o viajan con el programa Erasmus…, pero tengo la impresión de que no se hacen preguntas sobre el sentido del proyecto europeo. ¡Viven Europa como una evidencia. ¡Pero no van más lejos! ¡Y es una pena!
De 1950 a 2006, ¿hemos pasado de una Europa de la esperanza a una Europa del miedo?
Hoy, los jóvenes tienen miedo. Pero el origen de esta angustia no está ligado sólo a Europa. Los jóvenes tienen miedo de la mundialización y la apertura de fronteras. Otro miedo proviene de la debilidad de nuestro Estado. En países como Francia, el Estado juega un rol muy importante en términos de protección social y de libertades. Poniendo sólo el acento en el mercado común, los políticos han dado una imagen de Europa centrada sólo en cuestiones económicas. El materialismo triunfante ha puesto el acento en cuestiones dinerarias, en la moneda. Son cosas muy importantes, pero no proporcionan esperanza. Lo que explica hoy que la imagen de Europa no tenga ningún calor humano. ¡Si no existe dimensión espiritual –ideas, valores, una concepción dela sociedad– todo proyecto se quedará yermo, frío y repelerá! Y creo que el sentimiento de frustración y las inquietudes en relación con la UE vienen de ahí. Los jóvenes quieren una Europa que les de seguridad, casi maternal. Hoy, hemos sacrificado ese lado protector.
El Día de Europa también es una celebración de la memoria. ¿Podría relatarnos un episodio que haya marcado su “vida europea”?
El momento más intenso para mí fue la entrada de España en la UE [Catherine Lalumière era por entonces Secretaria de Estado de Asuntos Europeos.] En Bruselas, en diciembre de 1985, en la sala del Consejo de Ministros, terminamos las negociaciones ya de madrugada y después de un maratón inenarrable. Entonces, hicimos entrar a la delegación española dirigida por su ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán. Se vino hacia mí, abrió los brazos exclamó: “¡Gracias a Francia. Nunca olvidaré lo que habéis hecho por mi país!”. Lo recordaré siempre.
Translated from « Les jeunes ont besoin d’une Europe presque maternelle »