Castigo a los gobiernos y más independencia del Parlamento europeo
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Las elecciones han aportado un voto de castigo a los gobiernos nacionales. De este modo, el Europarlamento es más fuerte para contrarrestar al Consejo Europeo.
Por paradójico que resulte, el fortalecimiento del Partido Verde, la fragmentación del voto, y el aumento de los nacionalistas euroescépticos y de los soberanistas en las elecciones europeas de 2009 va a propiciar que el Parlamento europeo sea más independiente de las presiones nacionalistas de los gobiernos de la UE.
Con las notables excepciones de Polonia, Italia y Francia, estas elecciones europeas han servido de castigo rotundo a una mayoría de gobiernos en Europa. Sobre todo aquellos formados por Socialistas o Liberales. Casos paradigmáticos son los de los socialistas en el Reino Unido o en Hungría y el de los nacionalistas moderados en Irlanda, que se han llevado varapalos muy importantes que amenazan con tumbar sus gobiernos. Otros casos no son tan dramáticos, pero señalan una tendencia clara: derrota de Zapatero en España, de Sócrates en Portugal o de los socialistas en Austria y Bulgaria, de los Liberales en Dinamarca y Chequia, de los conservadores en Grecia, Rumanía y Suecia, etc. Incluso la Gran Coalición de Democristianos y Socialdemócratas en Alemania ha perdido peso ante la Izquierda, los Verdes y los Liberales.
Con la posible entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la codecisión legislativa entre Consejo Europeo y Parlamento europeo será la norma general, pero hay que tener claro que Consejo y Parlamento defienden intereses distintos. En el consejo se defienden intereses propios a cada país o nación, mientras que en el Parlamento se defienden posturas más ideológicas y relacionadas con el interés general europeo. El hecho de que la composición del nuevo Parlamento europeo se parezca menos a la del Consejo garantiza una mayor independencia del Parlamento con respecto a los intereses exclusivamente nacionales, que son los que en buena medida lastran el avance de las reformas institucionales que requiere Europa para democratizarse.