Cargonomia: la alternativa económica venida de Hungría
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Belén Burgos HernándezDesde hace varios meses, la calle Dembinszky de Budapest es objeto de curiosidad: al fondo de un pequeño patio se escribe una nueva etapa del recorrido hacia otra visión de la sociedad. Aquí se encuentra Cargonomia, el resultado de la búsqueda de otras alternativas para una mejor convivencia. Entrevistamos a Vincent Liegey, cofundador del proyecto.
El local de Cargonomia está lleno de bicicletas con remolque de carga de tres ruedas fabricados allí mismo con el acero procedente de una fábrica de la ciudad de Csepel, al sur de Budapest. Se crearon específicamente para las necesidades de Cargonomia y con un fin muy particular: permitir el desarrollo común de varias pequeñas entidades que trabajan a partir de ahora de forma conjunta sin ánimo de lucro. Cargonomia es también un centro de exposición, prueba, alquiler y compra de soluciones low tech para el transporte de mercancías.
Realmente, Cargonomia no es más que un centro que reúne diversas actividades haciéndolas codependientes. La granja orgánica de la aldea de Zsámbok produce frutas y verduras que se envían a Budapest, la cooperativa social Cyclonomia construye bicicletas con remolque para carga que son utilizadas después por Kantaa, una asociación de mensajeros, para entregar frutas y verduras a quienes las tienen encargadas dado que forman parte de una AMAP (Asociación para el Mantenimiento de la Agricultura Campesina), defensores y partícipes de la agricultura sostenida por la comunidad.
Una larga maduración
Sus fundadores han estado madurando la idea del proyecto desde hace más de 3 años, mientras que a lo largo de sus encuentros y conversaciones han decidido compartir sus recursos materiales e intelectuales. El equipo de Cargonomia es más bien irregular, extraño y fuera de orden. Todos ellos son ingenieros, aunque algunos tienen otras fuentes de ingresos como Logan, estadounidense que trabaja 3 días a la semana en la Universidad Central Europea como responsable de temas ecológicos. Adrien, franco-húngaro, fabrica las bicicletas y trabaja en Cyclonomia en toda clase de proyectos low tech, para cuyo desarrollo se utiliza la menor tecnología posible.
Recientemente lo ha hecho en una túrmix, una máquina que transforma la fruta en zumo gracias a la fuerza del pedaleo. Levente, húngaro, es el responsable de Kantaa, experto en logística y con estudios de informática. Vincent es a la vez cofundador de Cyclonomia y "teórico" oficial del proyecto Cargonomia, por su conocimiento de los mecanismos del decrecimiento. Autor de un ensayo sobre los ingresos básicos, es el que ha puesto en contacto a toda esta gente y ha impulsado la realización del proyecto.
"Queremos demostrar que es posible crear empleos que respondan a las necesidades vitales sin tener que hacer grandes inversiones ni generar situaciones nocivas para la población. Hay que establecer una relación de confianza entre consumidores y productores, queremos hacer reflexionar sobre el sentido de nuestras producciones y de nuestros consumos", explica, deseando con ello incitar a los urbanitas a hacerse las preguntas adecuadas. Preguntas del tipo: "¿en qué condiciones se produce lo que consumimos, quién lo produce, los productos son sanos?".
Cargonomia permite también una redistribución entre los centros urbanos, donde se concentran el dinero y los compradores, y el campo que, en Hungría, se empobrece un poco más cada día. Pero la apertura va en ambos sentidos: la granja de Zsámbok aprovecha la apertura cultural que ofrece la ciudad y se ha convertido en una granja de puertas abiertas, siendo también su objetivo acoger a grupos y dar a conocer su funcionamiento diario y las ventajas que se obtienen allí.
Otro objetivo de Cargonomia es demostrar que hay otras formas de entender la ciudad y el transporte urbano, que existen otras alternativas al coche o al camión para transportar pasajeros y mercancías respectivamente. Se ha demostrado muchas veces que la bicicleta hace la ciudad mucho más habitable, reduciendo el ruido, la agresividad y la polución.
"Ya hemos tenido experiencias como mudanzas, gente que viene y alquila la bicicleta para el fin de semana, podemos llevar muebles encima del remolque sin problemas. ¡Con una bicicleta de 3 ruedas se pueden transportar fácilmente 200 kilos!".
Aprovechar las ideas preconcebidas
La idea está muy bien sobre el papel, pero llevarla a la realidad plantea enormes desafíos. Haber conseguido reunir a gente que tiene diferentes trayectorias, orígenes y visiones del mundo es un mérito, pero también una fuente de conflictos y de malentendidos. Pero, como en la naturaleza, donde todo lo que se beneficia de la biodiversidad mejora a empujones, los conflictos traerán también más emulación, complementariedad y capacidad de recuperación dentro del equipo.
Descripción del proyecto Cargonomia mediante cámara embarcada.
Para Vincent, son los debates que suscita lo que inevitablemente añade toda su sal al proyecto. "Es un experimento humano y político sobre como vivir en sociedad de otra manera, por lo que inevitablemente hay indecisiones. Cuanto más avanzamos, más descubrimos. Durante la creación de Cyclonomia en 2013, por ejemplo, hubo que inventar nuevas formas de subsistencia para los empleados y así evitar depender de voluntarios presentes 8 horas al día. No es posible que este sistema funcione en Hungría, donde la cobertura social y las diversas redes de seguridad que existen, por ejemplo en Francia, no existen aquí. Esto plantea seguramente muchas preguntas, pero hay que vivir con las limitaciones económicas impuestas por la sociedad en la que se vive".
En el caso de Zsámbok, 6 familias que son en su mayoría de la aldea dependen del funcionamiento de la granja. Gracias a esta iniciativa, están mejor pagadas que la mayoría de los agricultores húngaros. La producción de alimentos sostenibles genera empleos que permiten tener una independencia económica. Por ello, el proyecto acumula una dimensión social y una dimensión medioambiental con intentos de encontrar modelos económicos alternativos. Vincent y su equipo, contrarios al hecho de ir a pedir un préstamo a un banco, recurrieron a la financiación participativa o crowdfunding.
Las iniciativas como Cargonomia se multiplican en los países occidentales desde hace varios años y comienzan a llegar a los países de Europa centro-oriental. Según Vincent, esos países tienen recursos excepcionales heredados de su pasado y de su propia cultura.
"En los antiguos países socialistas, hay muchísimas cosas interesantes desde el punto de vista de la transición hacia el decrecimiento, especialmente en torno a la economía sumergida y los medios de supervivencia, pero estas iniciativas son vividas en general por las personas que las ponen en marcha como algo vergonzoso, como mecanismos de picaresca que deberían pertenecer al pasado. Desde el punto de vista de un europeo occidental, es increíble puesto que lo logramos con nuestras propias experiencias con la burocracia, las instituciones, la tecnología… Hemos tenido tiempo para concienciarnos de los efectos negativos de la sociedad de consumo y para ver que esa sociedad está llegando a su fin".
¿Cómo hacer frente a ese famoso deseo de crecimiento, mejorar esa herencia para convertirla en un saber que se puede poner al servicio de la sociedad? ¿Cómo hablar de decrecimiento en países que apenas han conocido el crecimiento? Esto es lo que está en el centro de la mayoría de los debates planteados a todos los niveles por el proyecto y que lo alimenta cada día. Trasladar esas ideas a un contexto europeo permite aprender muchísimo sobre uno mismo y sobre los demás, ya que las referencias políticas, geográficas y culturales se mezcaln, permitiendo a todo el mundo abrir la mente y descolonizar el imaginario popular. Siempre con la esperanza de ir más allá para construir una Europa que de importancia a las condiciones materiales de vida de sus pueblos.
Translated from Cargonomia : l'alternative économique venue de Hongrie