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Cargas policiales en España: Más rápido, más alto, más fuerte

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SociedadPolítica

Frente a los recortes en la educación, en la cooperación al desarrollo, en la sanidad y la congelación de salarios, la cólera popular se encuentra en plena expansión. En un país en el que ya no se puede ni protestar, la policía se encarga a golpe de porra de que el ciudadano solo profese el "ver, oír y callar". España ya no está indignada; España está cabreada.

Decía Gandhi que "la violencia es el miedo a los ideales de los demás". Desgraciadamente, los ideales de los españoles están cada día más bajos pero a lo que no están dispuestos a renunciar es a manifestarse y a expresarse libremente, que no son ideales, sino derechos constitucionales. La democracia española parece llevar meses de baja por enfermedad y su máximo guardián, el Gobierno, se enfrenta al miedo ordenando a la policía dispersar, como sea, a unos cuantos valencianos menores de edad que protestan por no tener calefacción y luz en su escuela pública.

Si la actuación de los Cuerpos de Seguridad del Estado ya se había puesto en entredicho tras algunas marchas del 15M, ahora es casi imposible defenderla. Las violentas cargas policiales producidas en Valencia el 20 de febrero contra los estudiantes que tomaron las calles para expresar su desacuerdo con la disminución de los presupuestos destinados a la educación hablan por sí solas. Mientras los vídeos de la brutalidad circulaban por Internet, el jefe superior de Policía de Valencia, Antonio Moreno, alegaba una defensa ante el "enemigo"; la Delegada del gobierno en Valencia,  Paula Sánchez de León, esperaba que todo quedase en "una anécdota" y se daban órdenes de considerar los cortes de tráfico "desobediencia civil". El resultado fue la multiplicación de los manifestantes no solo en Valencia, sino en toda España y un punto más en la larga lista de "cosas por las que protestar": la reforma laboral, los recortes en la educación pública y la violencia policial.

El Ministro del Interior comparecerá en el Congreso para explicar la actuación de la policía. Hasta entonces, tendremos que conformarnos con la reacción del Presidente del Gobierno: "no podemos dar una imagen que no es la de nuestro país". Pues tendrán que ir encargando un buen barniz con el que maquillarlo, porque el clamor popular suena (aunque lo intenten silenciar) cada vez con más fuerza y el día que la tensión social explote no habrá suficientes antidisturbios para golpear la furia y la rabia del pueblo. Y entonces, Señora Delegada del Gobierno en Valencia, no se tratará de una "anécdota", sino de una página de la Historia de España.

Fotos: portada, (cc) Julien Lagarde/flickr;  vídeo (cc) Neom097561/youtube