Bus ateo contra crucifijo: la cruzada española
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Stefan OrtizUna campaña atea en los autobuses da la vuelta a Europa saliendo de Londres, como respuesta al márquetin cristiano que cubre los muros del metro. Próxima estación: Barcelona y una España tradicional en donde la religión católica tiene un peso importante en la sociedad
Los crucifijos españoles vacilan al paso de los autobuses barceloneses. “Dios probablemente no existe”, profanan las letras rosas 'Barbie' fijadas sobre los carteles publicitarios ambulantes. “Deja de preocuparte y disfruta de la vida”, añaden los caracteres rojos y amarillos. Una semana después de la desaparición de la decoración en bancos, alcaldías y tiendas en periodo de fiestas navideñas, la campaña lanzada el día lunes 12 de enero no pasa desapercibida. Si algunos aprovechan el comienzo de año para formular sus votos, la Unión de ateos y libres pensadores catalanes lanza un debate en la plaza pública. El lema es simple, el impacto es tan vivo como sus colores. ¿Satán habrá entrado en Barcelona?
Venida del otro lado de La Mancha, la iniciativa atravesó Europa. El origen, un artículo de Ariane Sherine publicado en The Guardian, el 20 de junio pasado. Irritada por la campaña publicitaria de una asociación católica en los metros londinenses, la periodista aboga por una contra campaña. La idea hizo eco. Según El País, Birmingham, Manchester, Edimburgo pero también Washington y pronto Sevilla, Zaragoza y Bilbao verán el efecto en sus calles. El sermón de la Unión de ateos y libres pensadores catalanes brilló en los periódicos de toda la península ibérica. Gracias a una colecta previa en la red, llegando a más de 13 000 euros y el importante apoyo del defensa anglo sajón de ateísmo, Richard Dawkins (lee su entrevista publicada en cafebabel.com).
El Cristo está bien instalado en España
Estos autobuses ateos transportan el mensaje en terreno peligroso. Cerca de ocho españoles sobre diez se declaran católicos. Si la práctica está en caída libre, las figuras del Cristo son presentadas aún en ciertos lugares públicos. En cuanto a los ministros, prestan juramento sobre la Constitución frente a un crucifijo. Sin hablar de los funerales de Estado, acompañados de una liturgia. La tradición católica española tiene un peso cultural preponderante, especialmente en periodo de fiestas. A punta de procesiones repetidas, el sonido de tambores de las tocatas tiene una tendencia a cansar a los agnósticos. El artículo 16 de la constitución de 1978 proclama que “ninguna confesión tendrá carácter de religión de Estado”. Pero un tercer apartado deja una cierta ambigüedad: “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las otras confesiones".
A pesar de que la Constitución declara que España es un país aconfesional, los crucifijos siguen colgando de algunas escuelas públicas
En noviembre pasado, la decisión de un juez administrativo de Valladolid continuó alimentando la polémica. Después de la queja de un padre, este juez ordenó a un colegio público de retirar los crucifijos del establecimiento. Decisión innovadora en su género. “La constitución dice que España es un país sin confesión y por consecuente la escuela debe serlo también”, había declarado la ministra de Educación Mercedes Cabrera, evitando politizar el debate. Actualmente en el gobierno, el Partido socialista (PSOE) expresó la voluntad de eliminar esos símbolos de los espacios públicos y su de sus actos públicos desde julio 2008. Pero según El País, cuatro mil millones de euros por año son destinados directamente a la Iglesia. Los representantes de la primera religión de España influencian, toman posición recurrentemente en sus apariciones mediáticas.
Matrimonio gay
Chasquear los dedos no será suficiente para que Zapatero ponga fin a más de seis siglos de Historia. Sin embargo, musulmanes, judíos y católicos cohabitaron juntos en la España medieval. No sin golpes. Pero las tres religiones monoteístas vivieron ocho siglos sobre un mismo territorio. Hasta el fin del siglo 15, en el que los cristianos construyeron sobre los alminares de los campanarios más 'católicamente' correctos. Ciertamente, España es la huella de las contradicciones, en un clima donde dos corrientes de pensamiento se enfrentan permanentemente. Si el culto religioso persiste en ese país, las ideas avanzan. Lo desmuestra desde hace tres años, el reconocimiento del matrimonio homosexual y la autorización para los gays y lesbianas de adoptar niños, con crucifijo en el muro o no.
Translated from Bus athée contre crucifix : la croisade espagnole