Búhos a Atenas
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luís gonzález vayaQuien se encontrase en Atenas durante las Olimpiadas de 2004, vería -además de los eventos deportivos- otra curiosidad. En el estadio olímpico, un artista colocó 1.200 figuras de búhos en los colores de los anillos olímpicos. Al lector habitual de nuestra sección Torre de Babel, seguro que se le hubiera encendido una lucecilla en la mente al instante: ¡alguien había “llevado búhos a Atenas”!
Desde luego, no a todo el mundo le diría algo la situación. El refrán se remonta al poeta griego Aristófanes (alrededor de 445 a.C.), quien se preguntó: “¿quién ha traído los búhos a Atenas?”. Desde entonces se usa esta expresión, por ejemplo en Alemania o Suecia, para describir algo superficial o innecesario –dado que en Atenas ha habido muchos búhos desde siempre, no en vano eran el símbolo de Atenea-.
En Francia, Atenea desaparece a favor de la competencia, la diosa de la sabiduría, cuyo atributo es también un búho: porter des chouettes à Minerva (“llevarle búhos a Minerva”), dice el refrán allí. Los franceses también pueden expresarse con más claridad: porter du bois à la fôret, es decir, “llevar madera al bosque”. Igual de prácticos son los polacos: Nosiæ drwa do lasu, que significa lo mismo que la expresión francesa.
En España, la tierra de Cervantes, que creó la primera novela con su Don Quijote, se es un poco más literario: aquí se habla de “vender miel al colmenero”. Los catalanes lo presentan de nuevo de una manera menos rebuscada: portar aigua al mar (“llevar agua al mar”). En Inglaterra se remangan la camisa y dejan claro su pasado minero: carry coals to Newcastle, es decir, “llevar carbón a Newcastle”, una dedicación absurda, dado que desde Newcastle se exportaba carbón al resto del mundo.
Así que la próxima vez, prestemos un poco de atención cuando queramos hacer cosas que no sirvan para nada: ¡podría desarrollarse un refrán a partir de ellas!
Translated from Eulen nach Athen