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Budapest arrastra la fama de ser una de las capitales mundiales del sexo. Pornografía, turismo sexual y prostitución convergen en la capital húngara, para placer de unos y desgracia de otros.
“Las modelos húngaras son mejores”. Así resume István Kovács, alias Kovi, dueño de la mayor productora de cine porno –al que prefiere llamar cine para adultos- de Hungría, Luxx, la razón por la que Budapest se ha convertido en una de las capitales mundiales del porno. “Se realizan películas en otros países, por ejemplo en República Checa, pero se llevan modelos húngaras porque son mejores”, afirma el cabeza de esta industria en Hungría desde su oficina a las afueras de Buda. De todas formas, el factor económico también se tiene en cuenta: “realizar una producción en Hungría es más barato, y este país está lleno de localizaciones perfectas”.
La industria del porno emplea en Hungría a gran número de profesionales, aunque es difícil precisar la cifra exacta, ya que muchos de ellos se emplean en la labor esporádicamente. Kovi estima que el número de actrices en el país alcanza el centenar, mientras que solo hay entre 30 y 40 actores. Kovi se muestra preocupado por la crisis que atraviesa la industria. “Internet es un problema, y se producen más películas de las que el mercado puede acoger. Esto provoca una reducción en los ingresos y además anima a la realización de un porno más extremo”, comenta. A pesar de esta crisis, el cine para adultos sigue siendo un negocio muy jugoso: el porno genera en Hungría alrededor de 1.000 millones de dólares al año, lo que supone alrededor de un 0,5% del PIB del país.
Lo que tiene que tener una estrella porno
Mya Diamond es una de las figuras más prometedoras del cine para adultos húngaro. Llegó a esta industria buscando dinero: “vengo de un pueblo pequeño y quería huir de la pobreza y ayudar a mis hermanos y mi madre con el dinero”. Para ella, es también el dinero lo que determina la calidad de una actriz: “Las modelos del Este suelen ser mejores porque vienen de ambientes más pobres y hacen todo lo posible para estar en el negocio el mayor tiempo posible, para hacer más dinero”.
“Para ser una estrella del porno no solo hay que tener un buen físico, también hace falta tener clase”, nos explica Kovi mientras nos pide nuestra opinión sobre las fotos de una nueva aspirante: “¿Qué os parece? Es guapa, ¡pero se mueve como un trozo de madera!”, comenta este reportero fotográfico, reconvertido en magnate del porno tras un accidente que le provocó una cojera irreversible. Enfrente de su escritorio, los carteles de sus películas. Detrás, una foto de su esposa.
El porno: un cuento de hadas
“El porno es como un cuento de hadas para adultos. Antes de los 18 años está prohibido verlo, y después de esa edad la sexualidad ya está formada, por lo que la salud mental de la gente no puede verse afectada”. Kovi responde así a los detractores de este tipo de cine. Vilmos Szilágyi es uno de ellos. Este psicólogo y sexólogo húngaro de 79 años ha escrito más de 26 libros sobre sexología y lleva una página web especializada en psicología sexual. Szilágyi nos recibe en su apartamento al norte de Buda, en la sexta planta de un cuadrado edificio de típica arquitectura comunista. En sus 50 años de ejercicio profesional ha tratado a numerosos pacientes con problemas relacionados con la pornografía. Su consideración del porno es “absolutamente negativa”. “En la pornografía no se muestra ningún tipo de cultura sexual, solo técnicas. Hay muchos casos de problemas con la pornografía, sobre todo relacionados con la adicción”, afirma. Además, le preocupa en especial el efecto negativo que la pornografía ejerce sobre los actores ya que, según él, merma su individualidad y provocan una banalización del sexo.
Esta fama de Hungría también afecta a su población. Hajnalka Györi es una joven periodista de Budapest que trabaja en Bruselas para la EYP (European Youth Press). Cuando le pregunto sobre la imagen que proyecta Budapest en el exterior como una de las capitales del porno, me contesta resignada que acepta que Hungría sea famosa por ello, aunque preferiría que la gente conociera otros aspectos de la cultura de su país. En lo personal, esta fama de Hungría también le afecta: “a veces la gente de otros países piensa que por ser de aquí soy más ‘abierta’ y se me acerca de otra manera”. Me cuenta la historia de una conocida que tuvo problemas con la familia de su marido, extranjero: “su familia política pensaba que solo quería casarse por el dinero y que en realidad era una estrella del porno, ¡solo por ser húngara!”.
La delgada línea entre porno y prostitución
Pero, ¿cual es la relación entre pornografía y prostitución? Existe una diferencia entre ambas actividades, pero las conexiones son frecuentes. Ágnes Földi, presidenta de la asociación de prostitutas de Hungría, lo tiene claro: “existe una conexión en ambos sentidos. Los productores buscan a prostitutas para sus rodajes y las actrices se sacan un sueldo extra con esta actividad”.
"Las actrices porno se sacan un suelo extra con la prostitución"
La prostitución también se está internacionalizando: “hay mucha gente que visita Hungría con este fin y existe un calendario: en navidad, por ejemplo, suelen venir más italianos. La fórmula Uno atrae a muchos alemanes, por lo que se aprovecha para organizar también la asamblea general de la asociación coincidiendo con las carreras”, comenta Ágnes con naturalidad. Además, las prostitutas se desplazan algunas semanas a Italia, Grecia o Inglaterra, motivadas también por razones legales.
Esta activista lucha por los derechos de las prostitutas en Hungría y destaca el factor económico como una de las principales razones que empuja a las jóvenes a ejercer la prostitución. Los perfiles de las mujeres prostitutas van desde las más pobres, que trabajan en las calles, hasta las de más alto nivel, modelos con grandes clientes.
La regulación de la prostitución en Hungría es confusa. Es una actividad legal, aunque las restricciones para su ejercicio son muy estrictas. Por ejemplo, los burdeles están prohibidos, sin embargo, proliferan apartamentos donde se ejerce la prostitución: en 1999 existían solo tres de estos establecimientos mientras que, en la actualidad, hay cerca de 150 solo en Budapest. Por su parte, el número de prostitutas ronda entre los 7.000 y 9.000 solo en Budapest, y cada vez hay más hombres que ejercen esta profesión.
Tráfico humano, la parte más oscura del negocio del sexo
El 90% de los casos de tráfico humano en Hungría están relacionados con la prostitución. Así lo afirma József Pöltl, jefe del departamento contra el tráfico de seres humanos de la policía húngara. Según su opinión, el porno no genera tráfico humano aunque aumenta el fenómeno: “no existen más casos en Hungría de trata de blancas a causa del porno, aunque sí existe cierta relación”, como ejemplo nos pone el caso de R. Tamás: “Esta persona ponía como reclamo una productora de cine para adultos para invitar a mujeres a trabajar, aunque todo era una tapadera para obligarlas a ejercer la prostitución”, comenta. El número de casos de tráfico humano abiertos en Hungría en la actualidad ronda los 450.
La entrada de Hungría dentro de la zona Schengen tiene, según Pöltl, sus pros y sus contras. Por una parte, las fronteras externas están más reforzadas y los controles son mayores aunque, con la desaparición de las fronteras internas, también dejan de hacerse controles, por lo que los delincuentes tienen vía libre una vez atravesadas las fronteras externas de la UE.
Escrito con la ayuda de Lóránt Havas