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Budapest, un teatro contra las “pesadillas” de la crisis

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Translation by:

Alberto Haj-Saleh

CulturaSociedad

El éxito de las stand-up comedy, al estilo ‘El club de la comedia’, y los ‘playback teatrales’ o improvisaciones en Hungría crece a diario. Viajamos por los locales clave de la escena de la capital del país para descubrir que el teatro también puede ser curativo...

Quedo con Balàzs Hajdù en el Siràly, un bar muy de moda que ocupa tres plantas en Kiraly utca, el barrio judío en el centro. Llega sin aliento, con un gorro que le cubre las ojeras y esconde su pelo desgreñado. Musita un "lo siento" en inglés. "Soy un simple chico húngaro", me dirá casi excusándose.

Desde hace años trabaja en el Café Godot DumaszínházEste joven de rostro limpio y de 28 años, licenciado en Economía, es el que me introduce en el mundo de las stand-up comedies al estilo húngaro. Originario de Szentes, hace ya unos años que trabaja en el Café Godot Dumaszínház (‘teatro de la charla’), un local situado muy cerca de Deak Ferenc Ter, el corazón de la capital. "En mis números saco las cosas de la vida cotidiana: las chicas, la escuela o los viajes". Cuando está en el escenario, la ironía y la sonrisa son sus únicas armas. "A veces pincho al público, haciendo un espectáculo lo más interactivo posible".

Ésta es la gran diferencia con respecto al teatro normal: las stand-up comedies, de origen estadounidense, nacen casi espontáneamente, simplemente "levantándose", como indica su propio nombre, y cogiendo un micrófono. En teoría cualquiera puede participar. Los locales, no sólo en Budapest sino en muchas otras ciudades, se están organizando para reclutar a los mejores talentos y responder así a una demanda que aumenta cada día. El éxito es tal que para ver un espectáculo la lista de espera puede ser de hasta dos meses. En épocas de crisis, los húngaros no renuncian a gastar su dinero en cultura, simplemente buscan una manera más inteligente de hacerlo.

El propio Balàzs se enfrenta a diario con problemas económicos. Empezó siendo estudiante y, después, una vez que se licenció en Economía, comenzó a trabajar en una empresa. Poco después tuvo el valor de dejarlo todo por su gran pasión: el espectáculo. "Es verdad, ahora me las arreglo para vivir, pero ahorrar es imposible. Un día tendré que pensar en encontrar de nuevo un trabajo serio", concluye con melancolía.

Es uno de los bares de moda en la capital húngara

Stand-up comedies con un toque inglés

Este local ofrece espectáculos en inglés, que se han vuelto un éxito desde hace un año y medioLos húngaros no son los únicos que piden espectáculos de este tipo. La cada vez más numerosa comunidad de inmigrantes estadounidenses y europeos que todavía no domina la lengua magiar tiene su punto de encuentro en el Orpheum Hall del enorme Cotton Club. Anita Zdenko, directora artística y manager del local, nos cuenta que las stand-up comedies en inglés son un éxito consolidado desde hace un año y medio. "El público oscila entre las 50 a las 120 personas, dependiendo de la noche y entre ellos puede haber como un 10% de húngaros que quiere ver los espectáculos en otra lengua".

La primera persona que tuvo la idea de explorar esta franja de mercado potencial fue Kinga Kremer, una húngara "retornada", que se marchó a los 18 años a Gran Bretaña para estudiar Empresariales y que desde hace algunos años ha vuelto a su patria, donde trabaja como asistente del famoso fotógrafo Nanasi Pal. Es ella la que propuso al Cotton Club la organización de estas noches para cubrir una laguna que ella consideraba grave en una capital con tanta tradición cultural. "Al principio todo se basaba en el boca a boca y para mí era poco más que un hobby; pero ahora, entre la promoción en la red y la organización logística de los invitados internacionales, el trabajo se ha vuelto enorme". Pero al mismo tiempo con las satisfacciones y el éxito que está teniendo la iniciativa.

Teatro para borrar las pesadillas

Hay quien extrae de estas formas de entretenimiento objetivos todavía más ambiciosos. Junto a las stand-up comedies, el otro fenómeno en boga de estos años es el de los ‘playback theatres’, una suerte de improvisaciones teatrales que se basan en la narración por parte del público de una anécdota vital, ya sea algo concreto o más general, y que un equipo de actores lleva inmediatamente a escena, probablemente con un enfoque irónico.

Un paso más adelante, el doctor Jozsef Paràdi ha unido desde hace algunos años esta nueva forma teatral a su trabajo de psicoterapeuta. En su centro, los pacientes llevan a escena sus miedos, a menudo codificados en sus sueños, y los muestran en representaciones abiertas al público, donde son los propios actores los primeros que se benefician de esta acción catártica. "No hay mejor manera de desembarazarse de los propios problemas que compartirlos”, sostiene Paràdi. “Esta forma de teatro, muy concentrada en el presente y el ahora, tiene sobre todo el efecto de crear un sentido de comunidad. Uno se siente más fuerte y con frecuencia los pacientes terminan por dejar de tener pesadillas recurrentes, mejorando la calidad de sus sueños y al mismo tiempo de su propia vida".

En su puesta en escena, a menudo se le cambia el final a los sueños, con el fin de "educar" el cerebro y exorcizar las pesadillas, así como conseguir una mayor confianza en sí mismos. Un método que parece que funciona bien incluso como terapia para ex-tóxicodependientes en la fase pre-parto.

Fotos: ©Mailingering/flickr; ©dumaszinhaz.hu; ©hajdubalazs.blog.hu; ©cottonclub.hu

Translated from Budapest: un teatro contro gli "incubi" della crisi