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Budapest: ¿Todos contra los romaníes?

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Translation by:

Sara Fuertes López

SociedadEU In Motion: BudapestEU In Motion

En las úl­ti­mas elec­cio­nes eu­ro­peas se confirmó en Hun­gría el auge de la de­re­cha de los úl­ti­mos años. Efec­ti­va­men­te, no es un buen au­gu­rio para los ro­ma­níes, que su­fren dis­cri­mi­na­ción. Sin em­bar­go, al­gu­nos ac­to­res se opo­nen a esta moda e in­ten­tan sacar a esta mi­no­ría de la si­tua­ción de po­bre­za.

An­ti­rro­ma­nis­mo es el tér­mino co­rrec­to para de­sig­nar la hos­ti­li­dad con­tra el pue­blo ro­ma­ní. Desde hace si­glos, los sinti y los ro­ma­níes han te­ni­do este pro­ble­ma por toda Eu­ro­pa: Se los ve como po­bres, cri­mi­na­les, como va­ga­bun­dos mo­der­nos. En Ale­ma­nia y Fran­cia se cal­dean los áni­mos una y otra vez de­bi­do a la cre­cien­te in­mi­gra­ción del este. Mu­chos emi­gran­tes salen de Hun­gría, Ru­ma­nía y Bul­ga­ria de­bi­do a la mar­gi­na­ción y a la falta de pers­pec­ti­vas.

Pre­jui­cios, PARO Y ORI­GEN

En el dis­tri­to 8 de Bu­da­pest, las fa­cha­das se caen a pe­da­zos. Al­gu­nos ro­ma­níes están ocio­sos en este día so­lea­do, como ago­ta­dos por el calor, en los ban­cos del par­que. En sus caras se apre­cian pro­fun­das arru­gas, pa­re­cen de­rro­ta­dos y lle­van ropa sucia. Y así cada día.  Casi nin­guno de ellos tiene tra­ba­jo, el 70% de los ro­ma­níes en todo el país no tie­ne ocu­pa­ción, un por­cen­ta­je cla­ra­men­te más ele­va­do que entre las et­nias de Hun­gría, que tie­nen a me­nu­do a los ro­ma­níes por rui­do­sos e in­ci­vi­li­za­dos. Tam­bién por eso tie­nen di­fi­cul­ta­des para en­con­trar un tra­ba­jo, aún te­nien­do la na­cio­na­li­dad y ha­blan­do hún­ga­ro. "Es un círcu­lo vi­cio­so de pre­jui­cios, po­bre­za, paro, ori­gen y falta de for­ma­ción", así ex­pli­ca Alex­an­dra Szar­ka las es­ca­sas opor­tu­ni­da­des para me­jo­rar de la mi­no­ría más gran­de de Hun­gría. Esta chica de 23 años es­tu­dia Tra­ba­jo So­cial y, a la vez, ayuda a niños ro­ma­níes dis­cri­mi­na­dos. En el marco del pro­yec­to "Chan­ce for Chil­dren Foun­da­tion", ayuda como pro­fe­so­ra de re­pa­so a aque­llos que, de otra forma, no lo­gra­rían salir del círcu­lo vi­cio­so. 

Aun­que Hun­gría tiene un sis­te­ma es­co­lar pú­bli­co, las di­fe­ren­cias entre las es­cue­las son in­men­sas. En los ba­rrios más con­flic­ti­vos, el nivel está cla­ra­men­te por de­ba­jo de la media. Por eso, la ma­yo­ría de pa­dres de clase media quie­ren evi­tar lle­var a sus hijos a esas es­cue­las, con lo que, como con­se­cuen­cia, los ro­ma­níes que­dan ais­la­dos. Si con­si­guen en­trar en una es­cue­la mejor, allí les aguar­da la ma­yo­ría de las veces solo dis­cri­mi­na­ción. "Ver­da­de­ra­men­te, ha­bría bue­nas po­si­bi­li­da­des, pero allí no re­ci­ben la edu­ca­ción que ne­ce­si­tan", en­fa­ti­za esta es­tu­dian­te tan com­pro­me­ti­da. En parte, se les in­clui­ría en cla­ses sólo de ro­ma­níes: "Al­gu­nos altos car­gos en la edu­ca­ción están or­gu­llo­sos de esto, pero lo único que se con­si­gue así es em­peo­rar la si­tua­ción y, ade­más, va en con­tra de la ley". En el campo, los niños ro­ma­níes van en parte a cla­ses para alum­nos con dis­ca­pa­ci­da­des.

EN LA ACA­DE­MIA JE­SUÍ­TA DE Bu­da­pest

El pro­ble­ma de todo esto se en­cuen­tra en que los pro­fe­so­res se han for­ma­do casi ex­clu­si­va­men­te en es­cue­las de élite y no están acos­tum­bra­dos a las nue­vas ge­ne­ra­cio­nes de las cla­ses so­cia­les menos for­ma­das. Por eso, el mi­nis­tro de Re­cur­sos Hu­ma­nos, Zol­tan Balog, pro­pu­so re­cien­te­men­te crear cla­ses de apoyo es­pe­cia­les para ro­ma­níes. En reali­dad, el de­re­cho es­ta­ble­ci­do por la ley a que ten­gan ac­ce­so a la misma edu­ca­ción ape­nas se res­pe­ta. Queda abier­ta la pre­gun­ta de si esta in­ter­ven­ción cam­bia­ría algo en este asun­to.

El an­ti­rro­ma­nis­mo es un tema tabú en Hun­gría  y pocos ha­blan sobre él abier­ta­men­te. Al­gu­nos in­clu­so dicen que es como en los años 60, ya que nadie se atre­ve a ex­pre­sar su opi­nión por miedo a per­der su tra­ba­jo. Así, re­sul­ta bas­tan­te com­pli­ca­do en­con­trar a gente que quie­ra ha­blar del tema. In­clu­so los mis­mos ro­ma­níes se avergüenzan a me­nu­do de su si­tua­ción y, por or­gu­llo, no dicen nada. Ist­van Antal re­pre­sen­ta la ex­cep­ción. Es el di­rec­tor de la aca­de­mia je­suí­ta-ro­ma­ní en Bu­da­pest. Ésta tam­bién se en­cuen­tra en el dis­tri­to 8 y con­tras­ta con los tran­vías ve­ni­dos a menos. Los grue­sos muros en la zona de en­tra­da re­cién re­no­va­da aís­lan del bo­chor­no­so calor de fuera, suena mú­si­ca clá­si­ca. Ese día tiene lugar un con­cier­to be­né­fi­co para los ro­ma­níes, aún más po­bres, en Ru­ma­nía. Este pue­blo es co­no­ci­do por su tra­di­ción mu­si­cal: una ca­rre­ra como can­tan­te o mú­si­co es a me­nu­do el único ca­mino para me­jo­rar.

CASI PA­RA­DI­SÍA­CO

Antal lleva im­pli­cán­do­se con los es­tu­dian­tes ro­ma­níes desde 2004. El tí­tu­lo no sólo cer­ti­fi­ca la edu­ca­ción, sino tam­bién la in­te­gra­ción, ya que con un tí­tu­lo serán más acep­ta­dos por la so­cie­dad. "Que­re­mos ayu­dar a que se in­tro­duz­can en la Hun­gría in­te­lec­tual y re­for­zar así su iden­ti­dad como hún­ga­ros y ro­ma­níes", así en­tien­de él el papel de la aca­de­mia. Por de­cir­lo así, es el si­guien­te paso para aque­llos que han te­ni­do éxito en la es­cue­la. Si ob­tie­nen su di­plo­ma y una plaza para es­tu­diar, pue­den ins­cri­bir­se en el pro­yec­to, donde re­ci­ben una ha­bi­ta­ción y cla­ses com­ple­men­ta­rias.

"Casi todos nues­tros 29 es­tu­dian­tes tie­nen pro­ble­mas eco­nó­mi­cos o de otro tipo", nos hace saber Antal. Mu­chos de ellos vie­nen del campo, donde ni si­quie­ra tie­nen elec­tri­ci­dad o agua co­rrien­te y viven en fa­mi­lias arrui­na­das. En com­pa­ra­ción con esto, la si­tua­ción de los asen­ta­mien­tos de ro­ma­níes en Bu­da­pest pa­re­ce casi pa­ra­di­sía­ca. Todos ellos han su­fri­do dis­cri­mi­na­ción, pero han apren­di­do a vivir con ello. "Esto ya no les in­tere­sa, en la uni­ver­si­dad ya no hay dis­cri­mi­na­ción", cuen­ta este joven, refiriéndose al éxito de la aca­de­mia. "Así, ayu­dan tam­bién a otros y sir­ven como ejem­plo a se­guir", agrega. "In­clu­so el con­cier­to lo han or­ga­ni­za­do ellos mis­mos, ya son lo su­fi­cien­temente ma­yo­res", cuen­ta con or­gu­llo.

EX­PUL­SA­DOS A PESAR DE LA LI­BER­TAD DE CIR­CU­LA­CIÓN

Los so­li­ci­tan­tes no tie­nen que ser re­li­gio­sos para ser se­lec­cio­na­dos, sólo abier­tos al mundo que los rodea. Año tras año au­men­ta el nú­me­ro de in­te­gran­tes, pron­to es­ta­rán ago­ta­das todas las pla­zas. Junto a la Unión Europea (UE), que se­gui­rá apo­yan­do al ins­ti­tu­to hasta 2015, el go­bierno hún­ga­ro tam­bién con­tri­bu­ye eco­nó­mi­ca­men­te.

Éste está lle­van­do a cabo ini­cia­ti­vas a favor de los ro­ma­níes, tanto a nivel na­cio­nal como a nivel eu­ro­peo du­ran­te su tiem­po de pre­si­den­cia del Con­se­jo, lo que de­be­ría me­jo­rar su si­tua­ción. Sin em­bar­go, en Hun­gría se cen­tran prin­ci­pal­men­te en los ro­ma­níes que quie­ren es­tu­diar, los que, por lo menos par­cial­men­te, están in­te­gra­dos en la so­cie­dad. Los demás se­gui­rán vi­vien­do en la po­bre­za o se mar­cha­rán al oeste, de donde -a pesar de la li­ber­tad de cir­cu­la­ción en la UE- to­da­vía son ex­pul­sa­dos, por­que no hay sitio para todos con Szar­ka y Antal.

ESTE ARTICULO FORMA PARTE DE UNA EDICIÓN ESPECIAL DEDICADA A BUDAPEST Y REALIZADA EN EL CUADRO DEL PROYECTO "EU IN MOTION" BAJO LA INICIATIVA DE CAFÉ BABEL Y CON LA COLABORACIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DE LA FUNDACIÓN HIPPOCRÈNE. TODOS LOS ARTÍCULOS ESTARÁN DISPONIBLES PRONTO EN LA PRIMERA PÁGINA DE LA REVISTA.

Translated from Budapest: Immer auf die Roma?