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Bucarest se hace sostenible
Published on July 23, 2010
La periferia de la ciudad está seca. Su centro nutre pequeñas manchas verdes. En la capital rumana, una ciudad de inviernos rigurosos y veranos cálidos, quien lleva la iniciativa son los ciudadanos que trabajan en iniciativas como el reciclaje, la promoción del uso de la bici y el algodón orgánico, y que están forzando a la urbe a pintarse de un verde más intenso
Una imagen del artista estadounidense Chris Jordan decora la entrada de un edifico en Bucarest: ¿preocupados por el medioambiente? La campaña de Greenpeace la organiza Saatchi & Saatchi Rumanía (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Tráfico en la periferia de Bucarest. La capital rumana estaba preparada para carros y caballos, no para coches y camiones. Los atascos son algo habitual y el transporte público está poco desarrollado. El calor húmedo provoca que la construcción de aparcamientos subterráneas sea poco viable (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Mircea , el vicepresidente de la Asociación Viitor Plus , me conduce a Glina . La única planta de purificación de agua en Bucarest se ve a lo lejos. Estará acabada para el 2012 pero no tiene capacidad para limpiar toda el agua que se utiliza en la ciudad. En Bucarest se recicla poco y los basureros recogen lo que pueden. El agua usada todavía se tira directamente al Dambovita, uno de los ríos más contaminados de Bucarest, que comunica con un afluente del Danubio y aunque los juncos del Danubio ayudan a limpiar el agua, la contaminación sigue siendo alta incluso cuando llega al mar negro (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Lac Vacaresti nunca fue un lago. Construido como complemento a un puente que unía Bucarest con el Danubio, el ambicioso proyecto de la época comunista nunca vio la luz. Hoy marca una fina línea entre los desperdicios públicos y la maloliente vegetación. Sin embargo, Mircea es optimista: la biodiversidad crece y se han visto aves migratorias en la zona (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Enormes chimeneas marcan la planta de energía térmica que abastece de agua caliente a la ciudad. La red esta anticuada y a veces pierde grandes cantidades de calor. Si Norman Bates viviera en Bucarest, ¿sería la planta de energía térmica su hotel de 1.000 habitaciones? (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Barreras rodeando el 'lago' (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Felicia dejó su trabajo en una prestigiosa agencia de publicidad para centrarse en temas de desarrollo sostenible y fundó la asociación Terra Singura Noastra
Casa . Enseña y trabaja con niños en edad escolar en la ciudad. No obtiene beneficios con su trabajo pero no se imagina no haciéndolo (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Felicia explica que en Bucarest, las “administraciones de dominio público”, instituciones bajo supervisión de los ayuntamientos de los seis distritos de la ciudad, son responsables del cuidado de las zonas verdes de la ciudad. “Es un negocio muy rentable. Compran todo tipo de plantas y árboles del extranjero (¡huella de carbono impresionante!) que no sobreviven en el clima y con la contaminación locales y que deben ser reemplazados muy a menudo. La sostenibilidad no se tiene en cuenta”. En la foto, hoces en la ciudad. Los jardineros cortan césped y lo dejan secar al sol para usarlo como heno para los animales (Foto:
©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Una imagen poco habitual en una ciudad que está teniendo dificultades para adaptarse al desarrollo sostenible. El parque se abrió en 1965 (Foto: ©Anne-Lore
Mesnage/ anneloremesnage.com/)
A 10 kilómetros de Bucarest, una pequeña zona de casas en un paraíso verde, un palacio del siglo XVII. “Es popular entre la gente de la zona. Muchos lo conocen pero no lo han visitado, seguramente porque piensan que es muy caro o restringido. En parte es bueno porque la zona todavía está bien conservada. Si hubiera mucho turismo o gran presión inmobiliaria seguramente perderíamos Mogosoaia rápidamente”, dice Veronica Andronache de la Asociación ViitorPluS (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Viitor Plus tuvo la idea de hacer bolsas de algodón (Sacosa da Panza) (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Para ayudar a la rehabilitación profesional de personas con dificultades sociales como Georgiana aquí… (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Iulian , un activista por el desarrollo sostenible, lidera el proyecto Sacosa de Panza y Ateliers sans frontières de Bucarest, ambos dirigidos por la Asociación Viitor Plus (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Ateliers sans frontières también recupera viejos ordenadores para repararlos (Fotos: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Alex trabaja para Recycleta , parte de las actividades de Viitor Plus. Viene de una familia numerosa y es padre de cinco hijos. Recoge papel de empresas pequeñas para reciclarlo (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Bucarest no saca beneficio de la recolección del papel. Solo iniciativas locales hacen que dicho proyecto tome forma (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
“Cuando éramos jóvenes, teníamos que reciclarlo todo en el colegio”, dice Ioana , de la Asociación Vello Bello , que anima a las mujeres a utilizar la bici en la ciudad. “Lo imponía el sistema comunista. Nunca nos explicaron por qué. No nos parecía interesante, era una carga. Hoy la gente se acuerda de eso y es difícil hacerles cambiar de idea. Tiene connotaciones negativas" (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Ioana y su hermana organizan varios proyectos e invitan a las mujeres a ir en bicicleta con vestidos llamativos. “Cada vez hay más gente que usa la bici en la ciudad”, dice. “Pero los carriles bici siguen muy mal organizados. A veces te encuentras un árbol plantado en medio del carril bici, o te tienes que bajar de la bici para cambiar de acera” (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
El fotógrafo americano residente en Bucarest David Ellicson , que trabajó con la asociación medioambiental Consejo Rumano de Edificios Verdes en abril lo explica muy bien. "En los ochenta, Ceausescu destruyó gran parte del encanto de 'pequeño París' que tenía la ciudad. Ceausescu cambió la psique de los ciudadanos de Bucarest. El comunismo forzó a los rumanos a mirar hacia el interior. Ha habido muy poco orgullo cívico. Hasta hace poco la mayoría de la gente era demasiado pobre para preocuparse de su ciudad, de los espacios públicos o del medio ambiente. Bucarest está cambiando; es un buen momento para venir aquí. Esta primavera he observado una gran explosión de jóvenes hippies en bici. ¡Finalmente la ciudad está dando muestras de estar en el año 2010! (Foto: ©Anne-Lore Mesnage/ anneloremesnage.com/)
Translated from Sickles and the city: Bucharest gets sustainable (19 images)
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