BRUSELAS: HACER CAFÉ EN VEZ DE HACER CARRERA
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Raquel Madrid LópezLos jóvenes europeos sueñan con el trabajo de su vida en la Place Lux (Plaza de Luxemburgo) de Bruselas. Esta plaza se ha convertido en un gran punto de intercambio de tarjetas de visita: odiada por antiguos estudiantes, ahora desilusionados, y venerada por jóvenes empresarios, que amasan fortunas. De visita al lugar donde los sueños de hacer carrera se deshacen como pompas de jabón.
"Tres capucinos con leche de soja, uno normal, 2 espressos y extra de azúcar...". Flavia pone los ojos en blanco por dentro. Ya sabe de qué se trata con pedidos como ese. El Parlamento Europeo ha vuelto a enviar a un becario a por el café para todo el departamento. El joven griego, nervioso, clava los ojos en la nota, a rebosar de extraños deseos. Flavia le anima con una sonrisa. Seguramente ella también tendría que hacer estos recados si hubiera conseguido una beca en el parlamento. Pero no lo hizo.
Hace un año que la italiana llegó a Bruselas, una de los aproximadamente 8.000 jóvenes de toda Europa que llegan cada año a la capital belga. Todos albergan la esperanza de conseguir unas prácticas que les sirvan de puente hacia una carrera en las instituciones europeas. Flavia estaba convencida de que tras haber estudiado Ciencias Políticas en Roma se le abrirían todas las puertas. "¡Qué ingenua!", dice hoy en día.
¿DEMASIADO INGENUA PARA BRUSELAS?
"Repartí mi CV como si fueran folletos de publicidad, pero no me contrató nadie. Hay demasiada competencia". El vapor del lavavajillas envuelve a la joven de 23 años. Entretanto, Flavia trabaja tras la barra de una cafetería y sirve, precisamente, a aquellos con los que le gustaría trabajar. El Karsmakers, que siempre huele a café recién hecho, queda justo enfrente del gigantesco edificio del Parlamento Europeo. Al mediodía, la cola de europarlamentarios elegantemente vestidos llega hasta la calle. Hay que trabajar rápido. Flavia se trenza el pelo, se echa un trapo al hombro y agarra la bandeja con bagels. Sirve a los clientes con movimientos vivos. La política también se toma una pausa al mediodía. La pequeña italiana pasa desapercibida entre los trajes negros. Dice resignada: "Apenas nadie sabe que yo también he estudiado Ciencias Políticas. Para la mayoría, solo soy una de las muchas camareras de la Place Lux".
LA POLÍTICA SE TOMA LA PAUSA DE MEDIODÍA CON FLAVIA
Los lugareños llaman "Place Lux" a la conocida Plaza de Luxemburgo. The beating heart of Brussels, el palpitante corazón de Bruselas, como la bautizó cariñosamente un eurodiputado. La superficie de casi 1.200 m2 frente a las escaleras del Parlamento, con sus numerosos bares y cafeterías, se ha convertido en el lugar de encuentro preferido de una generación de políticos europeos, o de aquellos que llegarán a serlo.
Thomas, concentrado, pasa revista al terreno. Este joven belga de 27 años dirige el Coco, uno de los bares más populares de plaza, a pocos metros del Karsmaker. Por pinganillo informa a sus trabajadores de la situación. Por fin es jueves. Para Thomas los jueves significan "hacer caja". La plaza aún descansa bajo el sol de mediodía, pero pronto bullirá con la juventud europea. El bruselense explica emocionado: "Aquí se reúnen hasta 3.000 personas de fiesta, es una experiencia única." Al fin y al cabo, los parlamentarios representan el 95% de sus mejores clientes. No es de extrañar que las mesas se ajusten hasta el último bordillo, terriblemente estrecho, con carteles que anuncian ofertas de Happy hour a los buenos clientes pagaderos.
LA MÚSICA retumba, lAS CORBATAS se aflojan
Cuando acaba el trabajo, acuden todos los que mantienen el aparato europeo en marcha. Europa resuena por todas partes; una torre de Babel salvaje que inunda el lugar. Los vasos de cerveza se llenan en cuestión de segundos, la música retumba en los bafles, las corbatas se aflojan. Los becarios se reúnen alegremente en el césped del medio de la plaza. Ahí todo va a más, va a Aperol y cerveza. La mirada de todos los que vienen a Bruselas con los días contados se mueve inquieta de aquí para allá. Aquí cuenta ver y ser visto. Los cabilderos buscan parlamentarios; los becarios, diputados: todos quieren dar con un pez gordo. Thomas observa sonriendo el concienzudo intercambio de tarjetas. Al fin y al cabo, los contactos son su negocio.
"Sin embargo, el fin de semana, no pasa casi nada; aquí no trabaja nadie. Quitando a algunos turistas perdidos, esto parece el Gran Cañón del Colorado. Puedes gritar todo lo alto que quieras, que solo oyes tu eco. Es un lugar extraño. Los bruselenses apenas lo conocen." Al principio Thomas tampoco conocía este lugar. Hasta que olió el dinero. Desde entonces pasa casi todos los días en la plaza, volcando sus esfuerzos en el pequeño bar. Se resigna a tener ojeras. Al fin y al cabo, los muchos que buscan hacer carreran le han facilitado el salto a la suya.
Nunca más política
Hasta hace poco, Flavia también esperaba que Bruselas fuera su trampolín. La Place Lux significa para la grácil joven de brillantes ojos pardos no solo trabajo, sino sobretodo, el final de un sueño. "Encuentro muy frustrante cómo funciona la política. Incluso si solo me dedico a hacer café, recibo más de lo que quiero. Últimamente solo se habla, pero no se actúa. De ahí surgen los verdaderos problemas".
Como por ejemplo, la tasa de paro juvenil en su país natal. En Italia alcanzaba en enero el 42,4%. Flavia ha decidido volver a Roma para estudiar un máster, pero sabe que lo tendrá difícil como joven estudiante. Los trabajos de estudiantes están mal pagados y las posibilidades de encontrar un buen empleo son escasas. "Mi padre está intentando convencerme de que no vuelva, porque allá es todavía peor", explica Flavia. Por eso intenta ahorrar tanto como puede. A pesar de no haber podido cumplir su sueño, la ambiciosa joven no se arrepiente de haber venido. "Desde aquí me he hecho una idea de la burbuja europea. Y no es para nada como yo me lo había imaginado. Pero ahora tengo más claro en qué dirección quiero avanzar y, desde luego, no va a ser la política."
Las 8 pasadas. Mientras el networking, el intercambio de contactos, se pone en marcha en la Place Lux y Thomas ordena más barriles de cerveza, Flavia cierra el Karsmaker y se apresura a coger el metro. Se alegra de dar la espalda a la plaza. Pero que la Place Lux no tiene par, eso hay que reconocerlo.
ESTE REPORTAJE SE HA ESCRITO EN EL MARCO DEL PROYECTO «EUtopia – Time to Vote». Un proyecto puesto en marcha por cafébabel con la colaboración de LA FUNDACIÓN Hippocrène, LA COMISIÓN EUROPEA, EL MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES FRANCÉS Y LA FUNDACIÓN EVENS. PRONTO TENDRÁN A SU DISPOSICIÓN TODOS LOS ARTÍCULOS DE BRUSELAS EN PORTADA.
Translated from Brüssel: Kaffee statt Karriere