Break Free: jóvenes activistas nos invitan a liberarnos de las energías fósiles
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Carolina BRUSÉS CANNONEn salas de conferencia de todo el mundo, diplomáticos y académicos de edad avanzada preguntan: “¿Qué hacemos para que la juventud se interesen en el cambio climático?” Curiosamente, es fuera de esas salas en donde se evidencia ese interés y compromiso. La campaña Break Free, que organiza protestas para promover el abandono de la extracción y uso de combustibles fósiles, es el ejemplo perfecto.
La campaña Break Free (Libérate de las energías fósiles), que culminó el 15 de mayo, es una prueba de que la juventud están pidiendo un cambio en las medidas climáticas. En Europa, se logró detener la actividad de una mina de carbón en Gales por todo un día. En Ende Gelände, Alemania, otra vez fueron los jóvenes quienes concurrieron masivamente para participar en una protesta que logró cerrar una mina de lignito durante dos días consecutivos.
Activismo sin fronteras
Hannah Eichberger, una de las organizadoras de la protesta en Ende Gelände, describe esta movilización como una “coalición que abarca todo el país y que cuenta con el apoyo de activistas internacionales, sobre todo de países europeos”. Este apoyo internacional dista de ser algo anecdótico: al menos veinte autobuses trajeron al evento unos mil manifestantes provenientes de distintos países.
Más allá de las cifras, esta dimensión internacional está transformando y revitalizando a los manifestantes. Annie, que estudia en el Reino Unido y vino a Alemania, nos cuenta que se enteró del Break Free por el boca a boca mientras viajaba a París para la COP21 en 2015.
Eichberger recuerda cuando formó parte de las protestas de 2009 sobre la cumbre de la COP en Copenhague y cuenta que es común que los activistas alemanes apoyen estas manifestaciones en el extranjero y asistan a ellas, tales como the Climate Games (Los Juegos del Clima). Describe esas experiencias como “algo que te inyecta energía y la capacidad de hacer más cosas” y agrega: “los activistas se sienten parte de una lucha global contra el cambio climático”.
La solidaridad internacional que emerge de las protestas más recientes cumple un papel muy importante en cuanto a inspirar a la juventud actual a comprometerse con el activismo climático El pasar al plano internacional también es una oportunidad única para que las protestas aumenten su impacto. Eichberger explica: “las movilizaciones a nivel internacional son de enorme ayuda ya que el alcance de la acción es muy grande, incluso por adelantado. Además, claro está, contribuyen a atraer la atención de los medios de comunicación de distintos países en relación hacia los crímenes climáticos locales”.
Ahora bien, el desafío consiste en coordinar todos estos esfuerzos de modo que respondan tanto a las necesidades locales como a las internacionales. Eichberger reconoce que esta es una obra en desarrollo: “en las coaliciones internacionales, las necesidades, las palabras que se utilizan y las estructuras de trabajo difieren según cuáles son las luchas locales específicas. Lleva tiempo comprender estas distintas necesidades y establecer estructuras comunicacionales globales. Aprendí mucho sobre las distintas realidades que enfrentan los activistas en sus contextos locales”.
Los David y Goliat de nuestra era
Coordinar la nueva ola de protestas climáticas en Europa también se complica cuando las aspiraciones de muchos de los jóvenes que participan en las movilizaciones no se ven a sí mismos como parte de un movimiento homogéneo. De hecho, ellos sostienen que su heterogeneidad es una fortaleza. Muchos, como en el caso de Annie, no quieren limitarse a a una organización específica.
Annie explica que se trata de ofrecer “un quiebre entre el statu quo y la alternativa”. Esta alternativa explícitamente rechaza la jerarquización vertical con una autoridad centralizada y en su lugar adopta el enfoque participativo: “En vez de tratar de crear un cuerpo unificado, hay un tema central que se convierte en diversidad y celebración de la diferencia. De igual modo, más que verlo como un conflicto destructivo, lo entendemos como algo constructivo”.
Nuevamente, estas ideas revelan los fuertes lazos entre el Break Free y el contexto internacional de protesta más amplio, el cual ha visto el ascenso de movimientos que trabajan para crear nuevas formas de hacer política: Nuit Debout, el movimiento de los Indignados, o el movimiento Occupy.
Mathieu Munsch, un estudiante que participó en el Break Free de Gales, les contesta a los que se burlan de los jóvenes activistas y los tildan de idealistas: “Ya sé que soñar con una levantamiento civil a nivel global contra la codicia de las grandes empresas puede resultar increíblemente utópico para algunos. Pero ese camino pragmático que eligieron para nosotros nos conduce a una verdadera pesadilla”.
Este enfoque alternativo en la búsqueda del cambio podría explicar por qué a los líderes de hoy les cuesta tanto llegar a los más jóvenes. Cuando preguntan: “¿dónde están los jóvenes?” quizá el problema sea que buscan en el lugar equivocado. Si hubieran tratado de ver más allá de las salas de conferencia, ver, por ejemplo, lo que pasa en la vida real, en las minas de lignito en Ende Gelände, seguramente los habrían encontrado.
Translated from Fossil fuels: Young climate activists want to "Break Free"