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Bofetada de Nicolás Sarkozy al Parlamento Europeo

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Política

Termina la presidencia semestral europea de Francia. Sarkozy, que ha recolocado a su país en el centro de la UE y ha vuelto a poner al día el valor de la voluntad política, mete la pata en su último discurso en la Eurocámara de Estrasburgo

“Estoy a favor de una Europa de Estados fuertes”, ha subrayado Sarkozy ante los europarlamentarios. No ha podido escoger peor escenario y momento para soltar esta frase. En el instante en que este súper-presidente europeo apostaba por la preeminencia del Consejo Europeo (o sea, el intergubernamentalismo de los Estados) frente a otras instituciones europeas democráticas como la Eurocámara, esta sede de la democracia europea se pronunciaba arrolladoramente en contra de la principal reforma que los Estados fuertes de Europa, liderados por Sarkozy, Brown y Berlusconi querían imponer a los ciudadanos europeos: la directiva de las 65 horas de trabajo semanales en la UE.

Es el Parlamento el que ha demostrado ser más fuerte que Sarkozy

Un mensaje nefasto cuando ya todo el mundo sabe que en junio hay elecciones europeas

Delante de un hemiciclo en actitud de beata admiración -salvo en el caso del líder del Partido Verde Daniel Cohn-Bendit-, Sarkozy vino a decir que no apostaba tanto por una Europa con un parlamento fuerte. Un mensaje nefasto cuando ya todo el mundo sabe que en junio hay elecciones europeas y que hace cinco años la abstención alcanzó el 56%. No es la de Sarkozy una manera inteligente de animar a la gente a votar. Los acontecimientos inmediatos –un parlamento rechazando la propuesta del Consejo Europeo tras enormes presiones a los parlamentarios por parte de Brown, Berlusconi y otros (Foto, Consejo europeo)gobiernos del este europeo- han demostrado que lo que moviliza a los europeos es la esperanza de un Parlamento fuerte, con voz crítica ante las negociaciones a puerta cerrada del Consejo Europeo, y capaz de frenar a esos “Estados fuertes”.

La Eurocámara ha dado una lección de independencia y de carácter esta semana

La Eurocámara ha dado una lección de independencia y de carácter esta semana. Las elecciones europeas cobran atractivo. Los ciudadanos tienen una garantía de que su voto directo valdrá más que las opiniones de unos jefes de Estado y de Gobierno que no se han enterado de que no se puede construir Europa sin los europeos.