Berlusconi a juicio: La respuesta al grito femenino
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Carla ManzanasUn millón de mujeres se han manifestado por la dignidad femenina con el beneplácito de la oposición. Cientos de partidarios de Berlusconi han protestado delante de los tribunales, y otros han defendido el derecho de “bajarse los pantalones” y de hacer bunga bunga para obtener el éxito político y televisivo.
Al final, la única versión válida será la que den los jueces: Berlusconi debe presentarse en los tribunales el 6 de abril para declarar por presunto cohecho y prostitución de menores.
Desde que la mujer del primer ministro, Silvio Berlusconi, Veronica Lario, enviara una carta al periódico La Repubblica excusándose oficialmente por su comportamiento libertino, el debate público sobre el rol de la mujer se ha reducido a la palabra ¡“Vergüenza”!
Estás casado y, como representante institucional, vas a las galas televisivas a hacer la pelota a las ex doncellas (ahora ministras): ¡vergüenza! Tienes setena años y participas en las fiestas de cumpleaños de niñas de dieciocho: ¡vergüenza! Los que os hacéis llamar periodistas, sólo manipuláis: ¡vergüenza! Il Cavaliere organiza fiestas en Arcore: ¡vergüenza! Y va de prostitutas, y se relaciona con menores... El berlusconismo hace un uso ofensivo del cuerpo de la mujer: ¡vergüenza! ¡vergüenza! ¡vergüenza! Puritanos de izquierdas: ¡vergüenza! Y de indignación en indignación llegamos a la doble manifestación. La del sábado 12 de febrero, organizada por el periodista Giuliano Ferrara y en defensa de Silvio Berlusconi; y la del domingo 13 de febrero, donde mujeres de todas las edades, de diferentes clases sociales y con diferentes ideales políticos, se manifestaron por la dignidad del sexo femenino.
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En ropa interior, pero vivas
La primera tenía como eslogan “En ropa interior, pero vivas”, y se celebró en Milán contra los “bigotes neopuritanos de la izquierda”, que, desde el caso Ruby, han alzado la bandera del escándalo. Fue un acto de afecto y apoyo al primer ministro por parte de Giulano Ferrara, director del Foglio, Iva Zanicchi, europarlamentaria del PDL (y ex cantante y presentadora televisiva) e Ignacio La Russa, ministro de Defensa.
Si no es ahora, ¿cuándo?
La segunda, en cambio, “Si no es ahora, ¿cuándo?”, surgió del director del diario L’Unità, Concita de Gregorio, a través de una recogida de firmas para rebelarse contra la idea imperante de ver a la mujer como un objeto sexual. Idea que se ha extendido (con la adhesión de personalidades políticas e intelectuales hasta el espectáculo, transversalmente) en muchas ciudades italianas: de Milán hasta Roma, de Nápoles a Palermo e incluso en diferentes capitales mundiales: de Bruselas a Honolulu, todas unidas para gritar “Basta”. Y, obviamente, "Vergüenza".
Poco importa que Giuliano Ferrara (comunista en los años 60 y ministro de Berlusconi en los 90), que ahora alaba la virilidad y los calzoncillos de Berlusconi, hubiera liderado no hace mucho una batalla pro-life contra el aborto y los derechos del feto. O incluso que apoyara al Gobierno en las leyes contra la prostitución en las calles para cumplir con los principios morales. Y aún tiene menor relevancia el hecho de que la secretaria de la Cgil, Susanna Camusso, haya recibido una ovación de miles de manifestantes politizadas mientras hace sólo un mes, en defensa de los trabajadores de Fiat Mirafiori, fue apartada como si en aquella empresa no trabajaran también mujeres. La magia de la política, chica.
Mientras las reivindicaciones se hacen a golpe de adhesiones, y en los talk show políticos se discute si Ruby nació en el 92 o en el 91, los de derechas se apresuran a opinar que el bunga bunga no es un acto delictivo, así que los de izquierdas recuerdan que, en cambio, el acto grave es el de irse a la cama con menores y llamar a la comisaría (Berlusconi lo hizo con Ruby, “Rubacuori”) acusándola de ser una ladrona marroquí, haciéndose pasar por la “sobrina de Mubarak” [y pensar que a día de hoy ya no le funcionaría, ni tampoco con Ben Ali, y puede que en breves sin Gadafi; ndr].
Manifestaciones burguesas
En la Italia que pretende diferenciar lo moralmente aceptable de lo inaceptable, que cuestiona el derecho a la autodeterminación femenina, que discute sobre la ley y sobre el rol del cuerpo en una democracia avanzada, el debate público y político parece centrarse en los centímetros de pierna que se ven en un cartel publicitario: ¿y si este descontento general no fuese sólo una batalla sexual? ¿Y si fuese, en cambio, un problema de pobreza, más que un simple fenómeno moral? No, el problema no es éste. Entre los manifestantes italianos, a ninguno le falta el pan ni los brioches. El pueblo, en cambio, continua estando al margen.
Foto: © Francesca Magistro. Vídeo: Milán, Il Fatto Quotidiano/Youtube; Bruselas, © Giovanni De Paola
Translated from Berlusconi a processo: le piazze isteriche di una democrazia in mutande