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Beodo el que empina el codo

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Torre de BabelCultura

Bien es sabido que tendemos a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, acusando a los vecinos de nuestros propios defectos. En materia de vicios, los idiomas europeos tienen sus propios cabezas de turco. Pruebe a beber algo más de la cuenta en Inglaterra y verá cómo en seguida se le acusará de estar “borracho como un irlandés” (irish drunk). Los más nórdicos de entre nosotros, los finlandeses, no han sabido encontrar otros que los lapones para colgarles el sambenito de campeones de empinamiento de codo: Kanissa Kvin lappalaiven, dicen. En francés, la expresión “borracho como un polaco” quizá provenga de Napoleón, quien aconsejaba a sus tropas tomar ejemplo de los polacos, grandes bebedores que nunca cometían la inelegancia de mostrarse ebrios. Una expresión retomada por los alemanes, tan pragmáticos: una verdadera curda es impensable entre los teutones, sino típico de un “Polaco a quien acaban de darle la paga” (betrunken wie ein Pole am Zahltage). Pobres polacos, que no imaginaban que después del sambenito de “ebrios” tendrían que aguantar otro casi peor: el de fontaneros. Dicho esto, en Varsovia, el gran consumo de alcohol sería más bien característico de los rusos. “Borracho como un moscovita”, aseguran: pijany jak moskal.

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