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Barroso y las puertas giratorias de la Comisión

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Política

El anuncio hecho por el expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, de fichar por la banca de inversión norteamericana Goldman Sachs International, es un auténtico mazazo para la Unión Europea. Hasta el momento, algunos parlamentarios europeos piden sanciones contra el antiguo jefe de la Comisión. 

Sven Giegold, eurodiputado por el partido Alianza 90/Los Verdes ha hablado de "daños para la reputación de la UE". Otros observadores, como el periodista Jean Quatremer, han dicho que es incluso un "corte de mangas a Europa". El 8 de julio del 2016, el mundo se enteraba de que el expresidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, había aceptado la oferta del banco Goldman Sachs, a la que se incorporará como presidente no ejecutivo de actividades internacionales. Protestas a todos los niveles entre la sociedad civil. Silencio incómodo en Bruselas.

La puerta giratoria de Uber

No obstante, el caso de Barroso dista mucho de ser el primero. A menudo, numerosos ex comisarios europeos terminan ocupando altos puestos dentro de grandes empresas. Como prueba, un estudio de la la ONG Corporate Europe Observatory (CEO), realizado el 20 de enero del 2016, explicaba que un tercio de los comisarios "cuyo mandato finalizó en 2014 ( Comisión Barroso II) se engancharon a una puerta giratoria y ejercen hoy en día labores dentro de empresas u organizaciones ligadas a grandes empresas" temiendo, según ellos, "una relación malsana entre el órgano ejecutivo de la Unión Europea y los intereses privados." 

Con anterioridad, en 2011, tras el mandato de los comisarios de Barroso I (que terminó en 2010) seis comisarios de trece abandonaron su trabajo en la institución europea para ser inmediatamente fichados por grandes grupos industriales o grandes lobbies. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Al menos que esta situación de vasos comunicantes muestra una fuerte permeabilidad entre los dos medios, el de los grandes grupos industriales y el del ejecutivo europeo.  

¿Quién va a parar ahí? Según el informe de la CEO, la lista es larga. Pongamos algunos ejemplos de la Comisión Barroso II (de febrero del 2010 a octubre del 2014, ndlr).  A Viviane Reding, política luxemburguesa y excomisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía durante el segundo mandato de Barroso, hoy en día eurodiputada (elegida en 2014), algunos medios la relacionaron en 2014 con la sociedad minera Nyastar. Algo que, la compañía a través de un comunicado, ha negado. 

Neelie Kroes, política holandesa y excomisaria de Competencia durante el primer mandato de Barroso y excomisaria de Agenda Digital durante el segundo, fichó por el Bank of America Merrill Lynch y después por Uber como consejera de negociación. El último ejemplo lo tenemos en el ex comisario de Comercio Karel de Gucht, político belga que ha recibido el consentimiento de la actual Comisión para entrar a formar parte del Consejo de Administración de la compañía de telecomunicaciones Proximus

Goldman Sachs y la UE: una larga historia

Son muchos los nombres de la política europea que figuran en la lista de ex empleados de Goldman Sachs. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, Carlos Moedas, nuevo comisario portugués de Investigación, Ciencia e Innovación, y Mario Monti, excomisario europeo de Competencia, han trabajado para la banca norteamericana. Barroso, por tanto, no es una excepción, simplemente confirma los estrechos lazos de unión entre la banca americana y el ejecutivo europeo. 

Esta relación es especialmente problemática porque la banca americana ha ayudado a maquillar las cuentas y ocultar la deuda de Grecia en 2001-2002 con el fin de poder permanecer en el euro. Cuando el primer ministro griego de aquel momento, Giórgos Papandréou, descubre la situación de las cuentas del Estado, en el año 2009, Grecia entra en la terrible recesión de la que todavía hoy no se ha recuperado. 

El lunes 11 de julio, la delegación socialista francesa del Parlamento Europeo pidió sanciones contra Barroso. De hecho, el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea prevé, en su artículo 245, sanciones contra los excomisarios: "Los miembros de la Comisión deben abstenerse de todo acto incompatible con el carácter de sus funciones (…). Adquieren, durante la toma de posesión de su cargo, el compromiso solemne de respetar, durante la duración de sus funciones y después de su cese, las obligaciones derivadas de su cargo, especialmente los deberes de honestidad y delicadeza en cuanto a la aceptación, tras el cese, de ciertas funciones o de ciertos beneficios.(...) En caso de violación de esas obligaciones, el Tribunal de Justicia, a instancia del Consejo (Estados miembros), decidiendo por mayoría simple, o a instancia de  la Comisión, puede acordar la dimisión de oficio o la privación del derecho a pensión del interesado".

Los miembros de la Comisión no podrán, mientras dure su mandato, ejercer ninguna otra actividad profesional, retribuida o no. En el momento de asumir sus funciones, se comprometerán solemnemente a respetar, mientras dure su mandato y aún después de finalizar éste, las obligaciones derivadas de su cargo y, en especial, los deberes de honestidad y discreción, en cuanto a la aceptación, una vez terminado su mandato, de determinadas funciones o beneficios. En caso de incumplimiento de dichas obligaciones, el Tribunal de Justicia, a instancia del Consejo, por mayoría simple, o de la Comisión, podrá, según los casos, declarar su cese en las condiciones previstas en el artículo 247 o la privación del derecho del interesado a la pensión o de cualquier otro beneficio sustitutivo.

Todavía es pronto para saber qué hará el Consejo. En cuanto a la Comisión actual, no se ha pronunciado sobre el tema pero el pasado 14 de julio empleados de las instituciones europeas lanzaron la petición de tomar medidas fuertes y ejemplarizantes contra José Manuel Barroso, a juicio de quienes "deshonran la función pública europea y al conjunto de la Unión Europea". En este momento, la petición cuenta con más de 2.500 apoyos.

Translated from Barroso et les « portes tournantes » de la Commission