Balcanes: palabras para solucionar conflictos
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Belén Burgos HernándezVivimos tiempos políticos y sociales un tanto turbulentos. Por eso, la responsabilidad de la prensa es muy importante, sobre todo en aquellas regiones cuyos jóvenes han sufrido las consecuencias de la guerra. Aquí tres medios alternativos comprometidos contra la división social que amenaza la coexistencia de los Balcanes.
Eraldin Fazliu, miembro de la redacción de Kosovo 2.0, nos indica el camino hacia la entrada de un edificio que se encuentra a poca distancia del centro de la ciudad, Pristina. Cientos de periódicos se amontonan en los peldaños de la escalera. A través de la ventana de una oficina se ve cómo las calles nevadas se van llenando de grupos de estudiantes, que se reúnen cerca de los comercios del barrio. Es la hora de la salida del instituto en Kosovo, uno de los países con mayor población joven de Europa. "Aquí en Kosovo, 17 años después de la guerra, no existe ni una sola persona que no se haya visto afectada por el conflicto, cuenta Eraldin. Incluso las generaciones nacidas tras la guerra no pueden ser objetivas: están influenciadas por su familia. Nuestra historia reciente no es imparcial".
"Tenemos que olvidar lo que hemos leído en los libros de historia"
No es necesario observar durante mucho tiempo las páginas de Kosovo 2.0 para comprender el leitmotiv de este medio de comunicación alternativo, hijo de la guerra de los Balcanes y de la era posyugoslava. Con un equipo de 12 personas que trabajan de forma permanente en Pristina y un centenar de autónomos, esta revista digital muestra un enfoque a largo plazo de la información y disecciona los tabúes de una sociedad dividida. "En Kosovo 2.0, intentamos no dividir más y lo hacemos mostrando una visión más reflexiva y contextualizada de la realidad", cuenta Eraldin.
De hecho, las tensiones entre las comunidades albanesas y serbias del país han cambiado poco a lo largo de los últimos años, avivadas por una clase política siempre agresiva frente al oponente político. En 2015, el Gobierno serbio calificó de 'salvajes' a las madres de los albaneses desaparecidos durante el conflicto, contrarias al paso de un grupo de peregrinos serbios. El incidente provocó varias manifestaciones contra los serbios en el país. Para Eraldin Fazliu, "lo más importante es que cada ciudadano, ya sea serbio o albanés, tenga acceso a la misma información. Nosotros podemos contribuir al futuro de la reconciliación ofreciendo una información objetiva".
Hay que empezar por la terminología, tema de controversia y de debate entre la población. Para calificar el periodo de los años 90, sinónimo de segregación e injusticia para la mayoría de los albaneses, entonces expulsados de las universidades por el ejército serbio, la redacción ha elegido el término 'represión'. Aunque la mayoría de albaneses considera esta época como un periodo de ocupación, la verdad es que se trata de un abuso del lenguaje ya que Kosovo no proclamó su independencia hasta el 2009. "No evitamos los temas controvertidos, pero sí elegimos las palabras con mucha prudencia, resume Eraldin. Las palabras importan. Están cargadas de significado y alusiones".
Dodie Kharkheli, periodista del medio de comunicación caucásico Chai Khana, tiene un discurso sorprendentemente similar al de su homólogo kosovar. "Los medios han explotado mucho los conflictos del Cáucaso con grandes titulares llamativos y violentos. Creo que es responsabilidad de los medios, como mínimo, no echar más leña al fuego". Valiéndose de toda su red de reporteros en Georgia, Armenia, Azerbaiyán y Rusia, el medio con base en Tiflis tiene como objetivo hacer oír la voz de las poblaciones menos representadas en la región y, en particular, la de las mujeres."Hemos escuchado de sobra el punto de vista masculino sobre la guerra y sobre las divisiones étnicas de hoy en día. La visión de las mujeres es diferente, a menudo más pacifista".
Su principal objetivo es impedir el bloqueo del debate sobre las relaciones interétnicas por parte de los sectores más radicales de la población, luchar contra la desinformación y sacar a la luz aquellos temas que los demás medios apenas cubren. Chai Khana milita a favor de ampliar el campo de visión de la prensa en la región. "Lectores o periodistas, todos tenemos nuestro propio puntos de vista sobre las guerras del Cáucaso, de los cuales nos resulta difícil escapar. Necesitamos olvidar lo que hemos leído en los libros de historia, abordar cada tema como si no supiésemos nada". Desde los Balcanes hasta el Cáucaso, en el colegio y en las familias, los relatos de la guerra varían mucho según quienes los cuenten. Para conseguir que sus redactores logren superar sus propios puntos de vista, Chai Khana obliga a que las colaboraciones sean transnacionales y en los equipos haya reporteros georgianos, rusos, armenios y abjasios para cubrir temas sensibles tales como los nacionalismos, las discriminaciones raciales y las víctimas de las tensiones en las fronteras.
Imparcialidad
En Bosnia-Herzegovina, la lucha emprendida por Balkan Diskurs es similar a la de sus homólogos europeos: "Ofrecer a los jóvenes de los Balcanes la oportunidad de seguir la actualidad en una plataforma transparente y objetiva, a ellos que viven inmersos en un ambiente mediático dominado por facciones políticas divididas". Tatjiana Milovanovic, editora asociada de Balkan Diskurs, es voluntaria desde la adolescencia en el PCRC (Post-Conflit Research Center), la asociación que constituye el germen de este medio alternativo. De origen serbio, creció en Brcko, uno de los pocos cantones de Bosnia-Herzegovina que ha conservado la multiculturalidad después de la guerra. Con 24 años, es una de las pocas activistas que se ha negado a declarar su origen étnico durante los sondeos anuales, una elección que implica la imposibilidad de presentarse como candidato a unas elecciones políticas.
A día de hoy, Tatjana sigue organizando debates en los institutos sobre la manipulación de la información y el discurso del odio, en un país profundamente dividido entre facciones políticas croatas, serbias y bosnias. "Muchos serbios piensan todavía que el genocidio de Srebrenica no existió o que el número de víctimas fue un invento", explica la periodista sobre la masacre perpetrada por el ejército serbio en 1995 en el que fueron asesinadas más de 8.000 personas bosnias musulmanas. En paralelo a sus actividades editoriales, Balkan Diskurs desarrolla también numerosas actividades pedagógicas sobre la desinformación y los modos de reconocer contenidos engañosos o abusivos. Asimismo, este medio alternativo enseña a los estudiantes de secundaria la posibilidad de crear un periodismo "libre e independiente". En pocos años, han logrado crear una red compuesta por 53 jóvenes corresponsales locales.
Preocupado por promover el acercamiento interétnico, Balkan Diskurs dirige desde 2008 un proyecto de investigación a largo plazo para recopilar testimonios de personas que hayan socorrido y escondido a personas de una etnia opuesta durante la guerra, arriesgando en ello su propia vida. "Estas historias son toda una revelación para los estudiantes de secundaria. Representan lo que es el valor moral, pero resulta difícil recogerlas: los 'salvadores' temen a menudo ser juzgados por su comunidad por lo que han hecho". Es la historia de Mina, Hassan o Dorde, que, arriesgando su propia vida, acogieron a huérfanos, vecinos ancianos, gente desconocida e incluso soldados heridos. Estos relatos transmiten a la nueva generación de Bosnia-Herzegovina el mensaje de que se están produciendo actos de desobediencia civil. Implicados en el proyecto, los aprendices de reportero participan en la tarea de encontrar a esos resistentes silenciosos y recoger su testimonio.
Estos tres ejemplos atípicos de periodismo comprometido en países azotados por la corrupción y la división social nacieron cuando la prensa no ofrecía respuestas. Tanto en Bosnia-Herzegovina, como en Kosovo y en Georgia, las amenazas y presiones políticas a los periodistas son todavía frecuentes, tal como alerta Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su informe del 2017 sobre la libertad de prensa. En Bosnia, los medios proclives al Gobierno continúan recibiendo subvenciones directas e indirectas del Estado. Respecto a Kosovo, que ocupa la posición 82 en relación a la libertad de prensa según el índice de RSF, los periodistas críticos con el Gobierno son calificados con frecuencia de "traidores" o de "simpatizantes de los serbios". A día de hoy, la audiencia de estos medios alternativos es limitada y su supervivencia depende en mucho de las donaciones otorgadas por los organismos no gubernamentales. Su capacidad para conseguir un lectorado muy comprometido y para encontrar un modelo económico permanente supone un gran reto para estos activistas de la información, así como para la salud de la prensa en esas regiones.
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Este artículo se ha publicado en colaboración con el proyecto Tales of the afterwar, que cuenta historias, individuales o colectivas, de personas que trabajan por la paz y la tolerancia en las zonas de Europa que han pasado por un conflicto bélico.
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Translated from L’arme des mots : les activistes de l’info en Europe de l’Est