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Atraco en la sucursal de ING dentro del Parlamento Europeo

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Política

Exclusiva. Un hombre encapuchado ha atracado la sucursal del banco ING sito en la planta baja del Parlamento europeo mientras, unas plantas más arriba Mijaíl Gorbachov y el príncipe Alberto de Mónaco protagonizaban una conferencia sobre el agua y la paz en el Planeta.

“Es probable que rueden cabezas”, nos comenta un asistente parlamentario frente al lugar acordonado. Alrededor de las cuatro de la tarde un individuo cuya identidad aún se ignora ha driblado todos los estrictos controles de seguridad del Europarlamento llevándose la caja de la sucursal de ING en la planta baja del edificio, frente al centro de prensa. Varios europarlamentarios han expresado su disgusto por haber recibido la circular con la información oficial del hecho cuatro horas más tarde.

Desde la oficina de seguridad del edificio que alberga a los electos europeos se prefiere guardar silencio acerca del suceso y de los pormenores, cuando este medio ha querido recabar información más precisa.

Sin embargo, fuentes anónimas han asegurado a este medio que el atracador iba disfrazado de mujer, amenazó a la joven empleada de la sucursal con una pistola y se metió en uno de los ascensores para volver a recuperar su apariencia masculina y confundirse con los demás presentes en el edificio. Se apunta hacia la posibilidad de que el atracador permanezca aún en el edificio, por lo que a pesar de que se esté dejando salir a las personas, no sucede lo mismo con los coches.

Los accesos al edificio han sido bloqueados durante media hora y se ha doblado el registro de todos los transeúntes en el interior. La empleada de la sucursal se encontraba sola en el momento del atraco y según su propio testimonio a la policía de Bruselas el atracador le obligó a entregarle “todo el dinero de la caja”. Aún no se conoce la cuantía. La Policía de Bruselas está realizando una investigación en el lugar de los hechos y no informará de forma oficial hasta mañana por la mañana.

Una fortaleza de apariencia inexpugnable

En el Parlamento europeo trabajan o deambulan cada día más de 7.000 personas. Dentro de este mastodóntico edificio se realizan, a demás de actividades parlamentarias una enorme cantidad de actividades comerciales: papelerías, tiendas de regalos, agencias de viajes, supermercado, peluquerías, estafetas de correos, etc., y cómo no, sucursales bancarias de varias entidades financieras.

No obstante, los controles para entrar en el parlamento son estrictos y muy burocráticos. Para acceder a él, es menester obtener una acreditación que sólo se consigue siendo parlamentario, asistente parlamentario, periodista o empleado del edificio. Las demás personas, acceden como invitadas de parlamentarios o invitadas por la autoridades del Parlamento. Y he aquí, a menudo, la fisura por donde personas no identificadas de modo correcto pueden entrar en la caldera de la democracia europea. Eso sí, hasta el último invitado debe presentar en alguna de las entradas, su documento de identidad y rellenar un formulario, además de pasar por varios escáneres todo objeto introducido y uno mismo, a menos que aduzca tener un marcapasos instalado en el corazón, nos informan empleados del servicio de visitas. Y todos se hacen una fotografía.