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Atlántida Film Fest o el fin de la alfombra roja

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Berta Ramos

Cultura

El pa­sa­do 28 de marzo se puso en mar­cha la IV edi­ción del Atlán­ti­da Film Fest. Un fes­ti­val de cine 'on­li­ne' que pone de ma­ni­fies­to el peso que está ga­nan­do la dis­tri­bu­ción ci­ne­ma­to­grá­fi­ca a tra­vés de la red. ¡Ini­cia se­sión y dale al 'play'!

Los há­bi­tos del es­pec­ta­dor han cam­bia­do y, su­pe­ra­do ya el temor al uso de nue­vos modos de dis­tri­bu­ción, pa­re­ce que ha lle­ga­do el mo­men­to de uti­li­zar estas nue­vas he­rra­mien­tas para la pro­mo­ción y di­fu­sión. En los úl­ti­mos cinco años se han mul­ti­pli­ca­do los fes­ti­va­les de cine on­li­ne y los lar­go­me­tra­jes han en­con­tra­do un hueco en el fre­né­ti­co mundo de In­ter­net. Este boom está de­jan­do tras de sí mu­chos fes­ti­va­les efí­me­ros pero tam­bién in­tere­san­tes ini­cia­ti­vas como Már­ge­nes, fes­ti­val on­li­ne de cine es­pa­ñol ex­pre­sa­men­te de­di­ca­do a pe­lí­cu­las sin es­treno co­mer­cial o sin ac­ce­so a  dis­tri­bu­ción nor­ma­li­za­da, o el Streams, el fes­ti­val de cine eu­ro­peo que se celebra en la red. 

El Atlán­ti­da Film Fest co­men­zó con el ob­je­ti­vo de dar vi­si­bi­li­dad a pro­duc­cio­nes en es­pa­ñol que en­con­tra­ban poco es­pa­cio en el cir­cui­to co­mer­cial. Sin em­bar­go, en la se­gun­da edi­ción se de­ci­dió in­cor­po­rar pro­duc­cio­nes in­ter­na­cio­na­les. Para lla­mar la aten­ción del es­pec­ta­dor, se ha bus­ca­do en la se­lec­ción de los lar­go­me­tra­jes el res­pal­do de fes­ti­va­les asen­ta­dos y de re­nom­bre como el Fes­ti­val de Sun­dan­ce, la Mos­tra de Ve­ne­cia o el Fes­ti­val de San Se­bas­tián. Jaume Ri­poll, di­rec­tor del Atlán­ti­da Film Fest, re­co­no­ce que "es po­si­ble que el es­pec­ta­dor en­cuen­tre más nom­bres co­no­ci­dos en la sec­ción Atlas". Sin em­bar­go, afir­ma que "suele ser la sec­ción Ofi­cial la que ofre­ce los me­jo­res re­sul­ta­dos de vi­sio­na­dos gra­cias a las cam­pa­ñas de mar­ke­ting y co­mu­ni­ca­ción que hacen los pro­pios crea­do­res de las obras".

La pre­sen­te edi­ción da ca­bi­da a un va­ria­do con­jun­to de crea­cio­nes in­ter­na­cio­na­les. Más de 30 lar­go­me­tra­jes a los que se puede ac­ce­der hasta el pró­xi­mo 27 de abril. El visionado está li­mi­ta­do, eso sí, al te­rri­to­rio es­pa­ñol y An­do­rra. ¿El pre­cio? sobre 2 euros por pe­lí­cu­la.  Las ven­ta­jas para el es­pec­ta­dor pa­re­cen cla­ras: se evi­tan las colas, uno puede ele­gir el ho­ra­rio que más le con­ven­ga y  re­sul­ta más eco­nó­mi­co. 

Y como todo buen fes­ti­val, cuen­ta con sus pre­mios. En un in­ten­to por po­ten­ciar la dis­tri­bu­ción co­mer­cial, según apun­ta el di­rec­tor del fes­ti­val, "el pre­mio va di­ri­gi­do a la dis­tri­bu­ción en for­ma­to fí­si­co (DVD y BlueRay) y a la dis­tri­bu­ción eu­ro­pea a tra­vés de In­ter­net, que son los dos pre­mios que ofre­ce­mos a la Mejor Pe­lí­cu­la de la sec­ción Ofi­cial según el jurado del festival".

'Des­pués de Lucía', ga­na­do­ra de la pa­sa­da edi­ción del Atlán­ti­da Film Fest.

Fuera de los pre­mios es­ta­ble­ci­dos, la muestra sirve ade­más para tan­tear al pú­bli­co. Así lo con­fir­ma su di­rec­tor: "Atlán­ti­da es un buen es­ce­na­rio para va­lo­rar el in­te­rés de de­ter­mi­na­das pe­lí­cu­las en nues­tro país. Sto­ries we tell, Post te­ne­bras lux o The We and the I fue­ron al­gu­nas pe­lí­cu­las que en­con­tra­ron dis­tri­bu­ción en Es­pa­ña tras su paso por el Fes­ti­val".

Esta re­la­ción entre el for­ma­to on­li­ne y las salas de cine pa­re­ce ló­gi­ca pero, si las nue­vas he­rra­mien­tas han ge­ne­ra­do nue­vos há­bi­tos de con­su­mo, ¿no sería tam­bién ló­gi­co apos­tar por nue­vas  fór­mu­las dis­tri­bu­ción?. In­ter­net ha eli­mi­na­do la dis­tan­cia fí­si­ca y ofre­ce la po­si­bi­li­dad de di­fun­dir a nivel glo­bal. Es algo que ha sa­bi­do apro­ve­char muy bien My french film fes­ti­val, fes­ti­val de cine fran­cés on­li­ne. Y es que, en la pro­mo­ción y di­fu­sión de sus pro­duc­cio­nes, los fran­ce­ses si­guen es­tan­do a la ca­be­za de Eu­ro­pa.

Este año, en su cuar­ta edi­ción, My french film fes­ti­val fue vi­si­ble en más de 80 paí­ses, en al­gu­nos de ellos con ca­rác­ter gra­tui­to. Sólo en China, se al­can­za­ron los 3,5 mi­llo­nes de vi­sio­na­dos. Una cifra más que alen­ta­do­ra.

Ante este pa­no­ra­ma, Jaume Ri­poll no duda de la con­ti­nui­dad de este tipo de fes­ti­va­les, "del mismo modo que el con­su­mo de cine en In­ter­net es com­ple­men­ta­rio al de las salas tra­di­cio­na­les, tam­bién debe serlo la exis­ten­cia de fes­ti­va­les de uno y otro for­ma­to". Por ello, y pese a la de­li­ca­da si­tua­ción, el director opina que "la ex­pe­rien­cia de un vi­sio­na­do en una buena sala de cine es algo má­gi­co que la gente, vien­do la cifra de es­pec­ta­do­res a nivel mun­dial, de­mues­tra que no quie­re aban­do­nar. In­ter­net se asen­ta­rá como una fuen­te de in­gre­so que sus­ti­tu­irá pri­me­ro al for­ma­to de al­qui­ler y com­ple­men­tará al de la televisión y venta".

Sin em­bar­go, ape­lar a la nos­tal­gia pa­re­ce in­su­fi­cien­te para atraer al nuevo es­pec­ta­dor hacia las salas. Festivales como el Atlántida Film Fest o el My french film festival están demostrando que la importancia no está en el lugar, sino en el visionado: ya sea a través de la gran pantalla, de un monitor o de un teléfono móvil. 

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