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Atenas y su (no) mezquita, un oscuro conflicto

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Marta Arias

Sociedad

De los once millones de habitantes en Grecia, entre 700.000 y un millón son musulmanes. La cifra no es exacta porque su comunidad tiene muy difícil llevar un recuento por las dificultades que el gobierno les crea. Sin ir más lejos, Atenas es la única capital europea que carece de una mezquita.

La comunidad musulmana en Grecia dista mucho de ser una minoría. Sus miembros han residido en estas tierras desde hace décadas. Muchos forman parte ya de las llamadas segundas generaciones, nacidas y crecidas dentro de sus fronteras. Viven, hablan y se relacionan como cualquier griego. Pero no son ciudadanos más. Al menos ellos no logran sentirse como tales, ya que el gobierno les sigue negando una petición largamente demandada: la construcción de una mezquita.

“Nos han ofrecido financiarla desde Arabia Saudí, pero nos negamos, no queremos deberles nada, queremos un espacio construido por el gobierno griego, un espacio público”. Quien así habla es Naim Elghandour, presidente de la Asociación Musulmana de Atenas . Él y su mujer, Ana, llevan toda una vida en Grecia. Naim llegó desde Egipto e incluso hizo el servicio militar en el país heleno. Sin embargo aún encuentran trabas para su plena integración. El último acuerdo más o menos firme al que se llegó fue la cesión de unos terrenos para que ellos pudieran construir la mezquita. El problema llegó cuando se conoció la ubicación de tal espacio: junto al aeropuerto. “Era una locura. Prácticamente ningún musulmán puede desplazarse hasta allí cinco veces al día para rezar. Ni por tiempo para llegar, ni por dinero, ni por medio de transporte”. Así que de nuevo el proyecto cayó en saco roto y todo siguió igual. “Los órganos gubernamentales nos dicen que no es su culpa, que ellos sí quieren construirla. Y es cierto que nunca nos han dicho que no. Pero la inactividad al respecto demuestra mucho más que una palabra”.

Sin mezquita ni cementerio

Tampoco tienen cementerio. Existe uno, en Komotini , al norte de Grecia, y los musulmanes de Atenas tienen que desplazarse hasta allí. Esto no siempre es fácil, no sólo por el viaje en sí, sino por el elevado coste que supone un traslado fúnebre a tanta distancia. El cementerio está regido por la comunidad musulmana de aquella zona. Ellos sí han optado por hacerse fuertes formando una unidad y “gracias” a eso tienen estas ventajas y añadidos. “Pero nosotros no queremos eso”, cuenta Ana,“no queremos crear un gueto, una sociedad dentro de una sociedad”. Asegura que muchas ONG les han sugerido en repetidas ocasiones que lleven el caso ante la Corte, a los tribunales internacionales, pero se niegan: “ese sería el último paso porque supondría llevar a juicio a nuestros vecinos, sería como humillar a nuestros compañeros y amigos. No lo queremos”.

Para conocer de primera mano cómo viven en Atenas, Mohammed Rossa me invita a conocer el lugar donde se reúnen a diario para la oración. La cita es para el último rezo de la jornada, a las 21h, por lo que ya es noche cerrada cuando llego a las inmediaciones del barrio de Neos Kosmos. A esta hora ya están encendidas las luces y no son las farolas las que llaman la atención de alguien que pasea por esta zona por primera vez, sino un bueno número de neones coloridos que alumbran imágenes de chicas escasas de ropa y con pose sugerente. La carretera que lleva hasta el punto de reunión está plagada de Lidos y Sex Shops. La tentación de la carne frente a la purificación del espíritu. Paradójico. Mohammed abandonó su Palestina natal y lleva cerca de 20 años viviendo en Grecia, pero aún no ha podido obtener la nacionalidad. “Siempre hay una excusa: primero decían que tenía que haber pasado una década en el país, luego que necesitaba un trabajo, luego que necesitaba otro trabajo… Mis hermanos tuvieron suerte y sí la consiguieron porque era otra época, unos años antes. Incluso mucha gente logró obtenerla con un sobre bajo la mesa”.

Al Salam,una mezquita en un garaje

Leer también "Musulmanes en Polonia y la mezquita de la discordia" en cafebabel.com

El lugar que utilizan como mezquita es un antiguo garaje situado en el bajo de un edificio. No es la única, y aunque es difícil establecer una cantidad con certeza, el número en Atenas ronda la centena. “Es imposible saberlo con exactitud ya que cualquiera puede organizar un lugar de reunión y oración incluso en su propia casa o en un local”, explican algunos hombres que esperan en la calle para la oración. Gran parte de la comunidad musulmana vive por esta zona, por lo que se ha convertido en una de las más populares y con mayor asistencia de Atenas: en su interior, puede albergar hasta 500 personas. Nada más entrar a la derecha, subiendo unas pequeñas escaleras, se encuentra una pequeña zona con varios lavabos en hilera para poder cumplir la tradición musulmana que pide realizar abluciones antes de rezar. Esa misma habitación es también el lugar donde lavan a sus muertos. El espacio es escaso y hay que optimizarlo. A la izquierda, una rampa lleva hasta la sala de oración, cubierta de alfombras en tonos rojizos, con algunos ejemplares del Corán y libros sobre el Islam en las estanterías. Podría parecer una auténtica mezquita si no fuera por los conductos de ventilación del techo.

Los conductos de ventilación, al aire, y las paredes nos llevan a pensar lo que después verificamos: la mezquita está en un garaje

Mohammed y su mujer compraron este garaje en 1993 porque creyeron necesario un espacio así, y fundaron Al Salam, la primera mezquita en toda Grecia. A mitad de la oración llega ella, Julie Jalloul. Esta joven de origen sirio estudia Periodismo en la Universidad de Atenas. Julie relata lo curioso que le resulta que en ocasiones, algunos conocidos hablen con ella sobre “esos inmigrantes que vienen aquí” sin percatarse de que en el fondo ella también lo es. “Llevo aquí toda la vida y hablo griego con normalidad, sin acento. Por eso muchos se extrañan cuando digo que en realidad soy de Siria”. Ahora está en pleno proyecto de lanzamiento de una web con la que poder ejercer de altavoz de todas esas noticias que unen Grecia con el mundo islámico.

Por la dificultad de la situación tanto interna como externa, parece difícil la posibilidad de encontrar una solución en un futuro próximo al problema de la mezquita. Los nervios entre los griegos no están precisamente calmados, como demostraron las revueltas y el reciente suicidio de un jubilado en la plaza Sintagma, así como la construcción de campos de refugiados para inmigrantes ilegales que el Gobierno está llevando a cabo. “Imagino que muchos de los musulmanes llegados recientemente optarán por marcharse a otro sitio dada la imposibilidad de vivir aquí. Y aquellos que han logrado establecer raíces más profundas en tierras griegas supongo que no tendrán más remedio que continuar viviendo bajo el radar, practicando su religión en mezquitas escondidas”.

Muchas gracias al equipo de cafebabel Atenas

Este artículo forma parte de Multikulti on the Ground 2011-2012, una serie de reportajes sobre el multiculturalismo realizados por cafebabel.com en toda Europa.

Fotos: portada, (cc) Abdulmajeed Al.mutawee/flickr; texto: ©Colin Delfosse

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