Annett Louisan : ¿Voulez vous ‘aprender alemán’ avec moi?
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Irina Márquez PaniaguaAuténtica y más coqueta. Con el paso de los años, la cantante alemana no sólo ha cambiado de look, también se muestra más madura. Por primera vez en directo en París, Annett Louisan demostró ser una auténtica embajadora de las relaciones franco-alemanas
“Estará a tope”, decía uno de los organizadores mientras corría por el New Mornig, club de jazz inaugurado en 1981 en el barrio multicultural de Château d’Eau de París. Aquí es donde hizo sus pinitos parisinos el 20 de enero. "¡Impresionante! Más de 400 personas esperando en la cola del concierto gratuito", respondió el bigotudo Harald Scmidt, de la Oficina de Juventud Franco-alemana (OFAJ) al organizador del evento. Excitado y algo orgulloso se dirigió hacia el guardarropa de la entrada. En el escenario ya está todo preparado.
Louisan ofreció su primer concierto en París en 2010 tras superar la prueba en la conferencia de prensa sobre la semana franco-alemana y el grisáceo Meet&Greet entre el ministro de Educación Luc Chatel (“Cuando nuestros países tiran de la misma cuerda, hacemos grandes logros”), el embajador alemán de París y otros invitados.La más francesa de las cantantes alemanas es embajadora de las relaciones vecinas como motor de Europa, que en días pasados fue engrasado de nuevo con el 47º aniversario del tratado del Elíseo.
París: en ninguna ciudad europea se liga tanto
Con un buen retraso y la voz de una dulce emperatriz, demostró lo orgullosa que estaba de poder cantar en París por primera vez. Sus ojos almendrados convencerán al más escéptico. “Todavía no me lo creo. Nací en Alemania del Este, en Havelberg. Desde niña siempre he soñado con París, por su gran romanticismo, sobre todo en las películas antiguas. Vine por primera vez cuando tenía 16 años, con mi abuela”, señaló Louisan, que debe su nombre artístico a Annet Päge. “Eso me marcó. Creo que no hay ninguna ciudad en Europa donde se ligue más.”Dicho y hecho, Annett Louisan demostró sus poderosas armas de seducción durante esa noche: la cantante supo jugar con su voz audaz, coquetear con Friedrich Paravicini, Olaf Casimir y Martin Gallop, sus tres ‘sexy loverboys’ (bautizados así por el público) o lanzar sus miraditas por aquí y por allá. Una tarea difícil ante un público variado, que incluía desde adolescentes tirados por el suelo hasta adultos trajeados en las mesas del bistrot.
De polluelo a mujer fatal
Annett, que prefiere mantener en secreto su verdadera edad, con cuatro álbumes y cientos de conciertos en directo, puede presumir de ser una profesional de la escena. Se atreve con todo, incluso con sus elegantes movimientos bajo el ritmo de sus musette y bossa nova, como los de esta noche. Segura de sí misma, se paseaba majestuosamente ante su público parisino. Según nos cuenta, al principio se ponía histérica. “Pero ahora lo llevo mejor. Todavía me pongo algo nerviosa y siento un enorme respeto por el escenario. Y espero que siga así. No soy un perro viejo, pero ya no me chupo el dedo".
“¡Ya no soy un polluelo!”, afirma Louisan, con cálculo femenino: “Ya no necesito seguir siendo rubia y llevar la boina sólo porque es así como la gente me conoce. Ahora miro hacia atrás y me doy cuenta de lo ingenua que he sido en varias ocasiones. Entre los 25 y los 30 aún se prueban muchas cosas. Pero ya no necesito ser rubia platino”. Morena, con su imagen de mujer fatal, sabe cómo camelar a su público con sus botas de charol con tacones de más de 10 centímetros, tanto con temas melancólicos, como el de la pérdida de su padre (Kleine Zwischenfälle), como con los clásicos temas seductores en busca y captura del amor, con un toque de ironía.
Incluso su prometedor tema Das Spiel, que la llevó al éxito en Alemania en 2003. Aún fueron mejores sus temas rápidos, como por ejemplo Eve, que presenta algún que otro parecido con el tema del dúo francés Etienne Daho /Charlotte Gainsbourg If (2003). Nada sorprendente, dado que el productor y autor de las letras de Annett, Frank Ramond, es medio francés. Lousian reconoce que su música está marcada por clásicos de la canción francesa como los de Aznavour o Piaf. “Incluso el primer disco de Carla Bruni (Quelqu’un m’a dit, 2002) tan chic, diferente e íntimo, fue una gran inspiración para mí.” A la imagen y semejanza del maestro Gainsbourg, Annett ya ha llamado la atención en las fotos de la prensa o en medio de una de una presentación, pidiendo algo de beber: “Agua no, algo más fuerte, ¡si es posible!”
En alemán ‘avec moi’
Según Annett, en la escena musical alemana ha sucedido algo en los últimos años: “A Alemania le queda mucho que mejorar. Durante mucho tiempo los alemanes hemos estado en conflicto con nuestra propia lengua.” Mientras tanto, la lengua de Goethe se ha ido haciendo un hueco en el mercado europeo. El alemán se deja querer de nuevo, sobre todo en Francia, y no sólo gracias a Tokio Hotel.
A pesar de que en aquella velada en el New Morning la mayoría de las caras del público eran alemanas, Annett está decidida a conquistar al público francés y, por eso, se presentó ante los alumnos de Auneuil, a 60 km de París, para cantar y comentar sus canciones. A excepción de un par de frases con ‘voulez vous’ acompañadas de un guiño, Annett se comunica con su lengua materna, pero no descarta la posibilidad de aprender el francés. En cuanto a su música, Louisan se mantiene firme: “La versión original es en alemán, mis canciones son y seguirán siendo pensadas y creadas en alemán. Canto tal como hablo”. A los apreciados señores del público les gustará.
Annett Louisan, residente en Berlín desde 2008 nos recomienda tres lugares de la capital alemana:
En el Kirk Royal se come la mejor carne. El restaurante de encuentra en el barrio de Kreuzberg, en Paul-Lincke-Ufer.
Un bar acogedor para tomar un café tranquilamente o un cóctel por la noche, el Luzia, en la calle Oranien, en Kreuzberg.
El Kuchenkaiser, en la plaza Oranien, ¡es mi favorito para desayunar!
Fotos ©Jim Rakete; annett-louisan.de
Translated from Annett Louisan: Voulez-vous Deutsch lernen avec moi?