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Ana Campos y Paulo Magalhães: probablemente la postal más inesperada

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Default profile picture Pino Perez Goyanes

BrunchSociedad

Los dos trotamundos, Paulo Magalhães, de 31 años, y Ana Campos, de 30, son oriundos de Portugal y sienten una gran debilidad por las tarjetas postales. Para recibir aún más correspondencia de todo el mundo, han creado Postcrossing: una plataforma en la que multitud de usuarios se han registrado para remitir, sacando provecho al mundo digitalizado, postales manuscritas a desconocidos.

Los primeros fríos del otoño no se dejan sentir aún en Berlín en esta mañana de viernes. El sol calienta las calles de Neukölln. Muchos berlineses y algunos forasteros, atraídos por el barrio, pasean por las aceras o se sientan en sus bancos a tomar el sol. En un bar de la calle Karl Marx, da vueltas el mayor döner con diferencia que he visto nunca.

Tras un arco se esconde el Café Rix, el lugar convenido para encontrarme con Paulo Magalhães y Ana Campos. Los dos portugueses son vencimos del lugar y les gusta la cafetería sobre todo por su decoración histórica, su aire de salón de té y su imponente techo con estucos dorados. Aun así, preferimos sentarnos en el patio bajo una sombrilla.

¿E-mail? Una postal para ti

Hace aproximadamente siete años, Paulo y Ana fundaron Postcrossing: una plataforma en Internet que permite a usuarios de todo el mundo enviarse postales lejos del mundo virtual. Siguiendo un principio aleatorio, cada usuario obtiene direcciones a las que puede enviar tarjetas postales y recibe postales también de forma aleatoria. “Mis razones para crear la página estaban basadas en un afición personal”, admite Paulo, de 31 años. Siempre le gustó recibir correspondencia de otros países. Sin embargo, el puñado de postales que recibía de sus amigos o familiares en algún momento acabó por parecerle insuficiente.

Las primeras postales se las enviaron Paulo y Ana entre sí, para lo que ni siquiera tuvieron que pegar un sello. Se dispusieron entonces a contar a sus amigos su proyecto. Enseguida se produjo el efecto bola de nieve, algo que ni Ana ni Paulo habían previsto. Tan solo un mes después, tenían en sus manos postales de otros países, y pronto también de otros continentes. “Cuando se registró gente de China o de Rusia, fuimos conscientes de que nuestro proyecto iba adquiriendo una dimensión internacional”, afirma Paulo, quien al pronunciar estas palabras parece estar aún sorprendido. Desde entonces, se han registrado usuarios de 212 países y se han enviado más de 14 millones de postales.

Para Ana Campos, de 30 años, lo primordial no era recibir postales bonitas, sino enviarlas ella: “Para mí, la mejor recompensa es que alguien se alegre de recibir la postal que he elegido expresamente para él o para ella”. Al fin y al cabo, el hecho en sí de enviar una postal es algo muy personal. “Vas a una tienda, escoges una postal que encaje con el usuario, escribes en ella algo sobre ti y sobre tu vida y, una vez escrita, la llevas al buzón”, añade Paulo.

Dos trotamundos empedernidos

Sin embargo, los dos jóvenes portugueses no tienen suficiente con oír hablar del mundo: también quieren verlo con sus propios ojos. Esa es la razón por la que, en los últimos siete años, han vivido en cinco países distintos. Tras finalizar sendos estudios de informática en Portugal, él se fue a Estados Unidos con unas prácticas y ella, a los Países Bajos. Después, se trasladaron juntos a Shanghái, más tarde a Liubliana y finalmente a Berlín. “Nos hemos propuesto permanecer en un mismo país hasta que lo hayamos conocido a fondo”, cuenta Ana. Para ellos, no se trata solo de recorrerse todas las atracciones turísticas, más bien pretenden conocer la vida cotidiana de un país.

En los primeros años tras finalizar sus estudios, los dos trabajaron a tiempo completo para otras empresas: “Postcrossing era más bien una ocupación de tiempo libre”, comenta Paulo. Ahora ambos trabajan desde casa exclusivamente para esta página web. Una circunstancia que les exige trabajar duro: “Cuando recibo un mensaje por la noche, avisando de algún problema con la página, simplemente me levanto y lo soluciono”, sonríe Paulo.

Mucho que ver todavía

Que Paulo Magalhães y Ana Campos sean pareja no se nota a simple vista, ya que no lo anuncian a bombo y platillo y en el lenguaje corporal son más bien comedidos. Sin embargo, tras pasar un rato en su compañía, la conexión entre ambos se hace evidente. Los dos sonríen constantemente y se miran el uno al otro cuando hablan. Es más, cuando Paulo se pone a divagar en exceso, Ana le conduce de nuevo riendo al tema central.

En el pasado, ambos permanecieron en un mismo país como mucho dos años antes de mudarse de nuevo. Si quisieran permanecer fieles a esta idea, deberían abandonar Berlín en abril de 2013: “Todas estas mudanzas conllevan mucho trabajo”, dice Paulo. “No solo tenemos que buscar un nuevo alojamiento y trasladar todas nuestras pertenencias allí, también tenemos que ocuparnos de los impuestos y de la seguridad social”. De una mudanza a otra, se ha ido complicando todo. “Así que quizás nos quedemos un poco más en Berlín”, apuntala Paulo. “Además, aún nos queda mucho por ver”, añade riendo Ana. “Eslovenia la recorrimos en coche en un día, pero de Alemania solo conocemos Berlín y Bielefeld”. Todo indica que Postcrossing podrá seguir disfrutando por un tiempo de postales portuguesas escritas desde Alemania.

Fotos: portada y texto, © Katharina Gipp.

Translated from Paulo Magalhães & Ana Campos: Postkarten von Unbekannten