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Amy Tounkara: «Leía mucho, pero no encontraba a nadie como yo»

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En los últimos años, el islamismo ha suscitado numerosas polémicas en Francia. En 2020, los ataques contra los musulmanes aumentaron un 53% y afectaron de manera desproporcionada a las mujeres. Sin embargo, no hay espacio para estas voces en el debate público que se ensaña con ellas. A raíz de la creciente discriminación, la «artivista» y escritora musulmana negra Amy Tounkara nos muestra una salida.

«Tengo la sensación de que, hoy en día, se ha extendido y normalizado lo que [en otro tiempo] era el discurso de los grupos de extrema derecha», comenta Amy Tounkara durante la entrevista por Zoom. Desde los años 80, los partidos de extrema derecha, tanto en Francia como en el resto de Europa, tacharon al islamismo de «amenaza», y se sirvieron de una retórica etnocéntrica e islamófoba que se ha convertido en el discurso hegemónico de los medios de comunicación y las esferas políticas. En abril, algunas organizaciones civiles criticaron una proposición de ley que, al parecer, pretendía limitar el «separatismo islámico» basándose en el hecho de que discriminaba a los musulmanes. El borrador de la ley afectaría en particular a las mujeres que llevan velo, ya que les prohibiría acompañar a sus hijos durante las excursiones escolares.

En este contexto de preocupación, cabe preguntarse quién comparte las voces de los musulmanes y, sobre todo, de las mujeres. Aquí es donde entra la «artivista» Amy, creadora de La Femme en Papier, una revista literaria en línea donde comparte sus vivencias, pero también las de otras mujeres musulmanas negras. ¿Su objetivo? Cuestionar, desafiar y reimaginar las narrativas dominantes.

«Leía mucho, pero no encontraba a nadie como yo. Entonces me topé con una cita de Toni Morrison: "Si hay un libro que quieres leer pero aún no se ha escrito, entonces debes ser tú quien lo escriba", así que decidí que me representaría a mí misma». En su revista, Amy escribe textos de ficción muy expresivos o cuenta sus experiencias, incluyendo los recuerdos de su infancia, cuando escuchaba relatos deshumanizadores sobre la esclavitud en las clases de historia. También reflexiona sobre temas sociales, como la decisión de llevar velo en contextos sexistas e islamófobos.

«Es posible crear espacios seguros donde las mujeres hablemos con libertad»

Amy organiza talleres de escritura creativa en colaboración con Lallab, una organización que comparte la pluralidad de voces femeninas musulmanas y que defiende sus derechos. El carácter colectivo de los talleres crea lazos y un ambiente de sororidad entre las participantes, que no tienen muchas oportunidades para acceder a espacios donde expresarse artísticamente.

«Oigo al unísono todas las voces que no suelo escuchar en los medios», explica Amy. Los talleres van más allá de la práctica de la escritura en soledad. «Gracias al acceso a la educación, es posible crear espacios seguros donde las mujeres hablemos con libertad», dice Amy.

workshop Lallab
El taller de escritura © Lallab

Amy aboga además por una literatura francesa más representativa. «Es importante permitirnos soñar e imaginar… Cuando era pequeña, nunca leí una historia donde la protagonista fuera una mujer musulmana negra. En los colegios no tenemos acceso a este tipo de literatura. Quiero luchar contra las distintas formas de discriminación: sexismo, racismo, islamofobia. La representación propia incumbe a toda persona que se haya visto silenciada».

Espacios no mixtos: «No tenemos que justificarnos»

Los talleres de Amy son espacios no mixtos: están abiertos exclusivamente a mujeres musulmanas negras y, en algunos casos, a mujeres musulmanas, a personas negras o a mujeres. Los medios de comunicación han criticado con fuerza los espacios no mixtos por considerarlos «comunitaristas»; e incluso los han criticado otros feminismos. Sin embargo, los espacios no mixtos son imprescindibles para muchas activistas: sienten que en los espacios mixtos se reproduce esa opresión sistémica, y no les permite expresar ciertas preocupaciones específicas sin que se las cuestione con cierto escepticismo e incluso de manera agresiva.

Amy explica que juntar a mujeres musulmanas negras en los talleres forma parte del proceso de «sanación»: «No tenemos que justificarnos cuando nos explicamos; hablamos de lo que queremos con la seguridad de que el resto lo aceptará con respeto».

El ideal republicano francés ve a los ciudadanos como una masa uniforme y no reconoce las diferencias, un obstáculo para que las mujeres musulmanas se expresen como «mujeres musulmanas» sin que se las acuse de dividir a la población. Incluso cuando quieren existir a nivel político, independientemente de su religión, apenas se las reconoce de manera legítima. Por ejemplo, en 2018, el gobierno tachó de extremista islámica a Maryam Pougetoux, presidenta del grupo parisino de la unión estudiantil UNEF, solo por llevar velo. «En Francia, una parte de la población quiere relegar la religión al espacio privado y que desaparezca de lo público», explica Amy. Sin embargo, señala cómo la orden de rechazar el islamismo y confinarlo al espacio privado no tiene ningún sentido «mientras su manera de vestir se siga considerando un tema público».

Según la investigadora Horia Kebabza, nos encontramos ante un «nuevo racismo» que ha cambiado su vocabulario: de biología a cultura, de raza a etnicidad. Se ha convertido en un «racismo sin raza», pues la exclusión no se basa en la «raza» per se, sino en los orígenes culturales reales o supuestos de la persona. Este cambio repercute seriamente en el día a día de las personas racializadas de todo el mundo. En un informe reciente, el relator especial sobre la libertad de religión o creencias de la ONU, Ahmed Shaheed, revela cómo muchos gobiernos, así como instituciones internacionales y regionales, han respondido a las amenazas a la seguridad adoptando medidas desproporcionadas cuyo objetivo son los musulmanes; en especial las mujeres, que son las que más las sufren. De hecho, se enfrentan a lo que Shaheed ha denominado «triple castigo»: como mujeres, como minoría étnica y como musulmanas.

De feminismo a feminismos

Mientras todas las mujeres en Europa se cuestionan cada vez más su identidad, tenemos que ser conscientes de que existe una «reducción de diferencias» promovida por cierto tipo de feminismo, que oculta varias formas de opresión, sobre todo la que afecta a las mujeres racializadas. En Europa, este tipo de feminismo conservador y vertical está desapareciendo poco a poco en favor de unas manifestaciones más populares, diversas y honestas del movimiento. «En Francia hemos empezado a hablar por fin de feminismos, en plural. No me sentía identificada con el movimiento feminista porque lo veía como un todo homogéneo que a veces iba en contra de mis creencias. Ahora siento que es posible reclamar el feminismo. Me identifico sobre todo con el afrofeminismo y el feminismo musulmán. Tenemos la posibilidad de construir puentes con otros feminismos».

Según un informe reciente de Forus sobre cómo crear espacios seguros para la sociedad civil, los colectivos y activistas que desarticulan los estereotipos de género son los más vulnerables a los ataques, la impunidad y la discriminación, incluso dentro del feminismo. Por eso Amy se pregunta: ¿cuál es el siguiente paso? ¿Cómo pasamos de las experiencias y soluciones individuales a las colectivas?

No se puede obviar el poder de las palabras: construyen nuestras historias, nuestros recuerdos, nuestros archivos históricos. En un mundo sediento de nuevas narrativas que reflejen la diversidad de nuestras comunidades, Amy propone talleres emancipatorios y sanadores: unos espacios alternativos para el diálogo y el intercambio con un papel propio dentro del «gran cambio».


Este artículo forma parte de una colaboración con Forus International, una red mundial de organizaciones de la sociedad civil. Esta entrevista ha sido posible gracias a la campaña digital #MarchWithUs: un mes dedicado a las mujeres activistas a la cabeza del cambio social. Nos gustaría agradecer a Amy su disposición para compartir su experiencia y sus valiosos pensamientos con nosotros, así como sus aportaciones al artículo.

Story by

Yohan Cambet-Petit-Jean

Currently working in Communications within Forus, a transnational network of NGO platforms and coalitions, I try to promote horizontal and reflexive dialogues and to question relationships of power.

Translated from Amy Tounkara: “I was reading a lot, but couldn’t identify”