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Alexandre et Natalia Furman, coreógrafos políticos

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Cultura

Arts its politics. Tercera entrega de nuestra serie de retratos de artistas que tratan de resistir el Chernóbil cultural de una Bielorrusia asfixiada por el presidente Alexander Lukachenko.

A Alexandre Furman, de 44 años, antigua estrella del baile y profesor de danza en la escuela coreográfica de Minsk, le gustaría crear una nueva compañía de baile: un ballet independiente. Sin embargo, tras seis años de lucha contra la administración bielorrusa, no ha obtenido la menor autorización del régimen de Minsk.

No hay nada políticamente incorrecto, y mucho menos reivindicativo en la conducta de Furman, pero Alexander Lukachenko niega las virtudes de la autorregulación de la vida social, política y económica. La sociedad debe estar oprimida por el aparato gubernamental. Asociaciones independientes, actores civiles o actividades económicas privadas son, a menudo, consideradas iniciativas subversivas.

Quizás es la orientación de danza moderna de este proyecto de ballet lo que asusta a las autoridades. De hecho, las dos únicas compañías de danza existentes en la actualidad son nacionales, y además son sólo de danza clásica. Natalie, la esposa de Alexandre, es la única mujer encargada de montar grandes proyectos de ballet. En el año 2000 montó, en la Academia de teatro bielorruso, una adaptación de Macbeth con una música y una coreografía muy originales. Un evento que merece ser mencionado si tenemos en cuenta que las puestas en escena presentadas en el país tienen de media unos 15 años de edad. “El problema”, afirma Natalie, “es, de una parte, encontrar dinero, y de otra, un buen lugar para representar el ballet”. En Bielorrusia sólo existen dos escenarios, y acogen con prioridad los espectáculos de éxito consolidado.

La compañía dirigida por Natalie está compuesta por artistas independientes y artistas que ya han trabajado con ella y desean repetir. En este momento están representando Don Juan, pero la Ópera está en obras, por lo que hay todavía menos plazas disponibles. Los bailarines profesionales, que han estudiado durante años y han participado en cuerpos de ballet en el extranjero, se ven ahora obligados a ensayar en escuelas de primaria tras las horas de clase.

La situación de su marido es incomprensible. Debido a un decreto presidencial de 2005, le es imposible conseguir dinero de patrocinadores privados. Existen numerosas cláusulas jurídicas para desalentar toda tentativa en este sentido. La consejera cultural de la embajada de Francia en Minsk, que desea sustentar la compañía naciente de Fulman comprando trajes, ha visto sus operaciones bancarias anuladas porque la embajada no la ha considerado residente en Bielorrusia. Lo más simple sería dar el dinero en efectivo... pero hoy en dia ¿quién puede permitírselo?

Translated from Chorégraphes politiques