Albrecht House: Por amor al arte
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Artistas y entusiastas de la música unen esfuerzos, tiempo y dinero para recuperar la devastada casa que perteneció a los músicos Albert y Jan Albrecht. ¿El motivo? Darle a Bratislava un nuevo espacio para la música. Aunque muchos piensen lo contrario, no todo se hace por negocio.
El casco antiguo de Bratislava es como el de la mayoría de ciudades europeas: hay edificios antiguos restaurados y está plagado de restaurantes, bares y tiendecitas para que no le falte de nada al turista que lo visita. Ajena a lo que pasa a su alrededor se encuentra la calle Kapitulská, la más antigua de la ciudad. Es una calle silenciosa, llena de edificios devastados y envuelta por cierto aire fantasmagórico.
"Antes, el 90% de esta calle pertenecía a la Iglesia. Durante el Comunismo, el gobierno no invirtió en su conservación y la gran mayoría de casas quedaron abandonadas. Poco a poco se están volviendo a rehabilitar por instituciones privadas, pero aún queda mucho por hacer", me explica Igor. Él es el responsable de la restauración de la casa del compositor Jan Albrecht. Allí, Jan no sólo comía y dormía, si no que también daba clases y conciertos, y se reunía con los artistas e intelectuales de la ciudad. Todo un centro neurálgico reducido a ruinas en el que también están trabajando arqueólogos, quienes han encontrado recientemente algunos restos de aproximadamente 50 años a.C.
Le pregunto a Igor por qué ha decidido embarcarse en tal proyecto. "La Iglesia estaba planeando construir aquí apartamentos para los clérigos retirados, así que era e l momento de actuar", me contesta sonriendo. "Queremos convertir la casa en un nuevo espacio abierto a la ciudad donde albergar a artistas, dar conciertos, exposiciones...", añade. ¿Queremos? Sí, en plural. Igor no está solo en esto. Hay muchos voluntarios trabajando diariamente en la reconstrucción sin cobrar absolutamente nada. Cada vez me convenzo más de que estoy ante un proyecto único.
Nadie pretende hacerse rico a costa de la Albrecht House pero, sin embargo, es un proyecto que requiere una gran suma de dinero. "La casa ha estado deshabitada durante muchos años y había muchas humedades. El tejado, por ejemplo, estaba totalmente destrozado y lo hemos tenido que cambiar entero. Es un proceso lento y caro", me explica. En cuanto a la financiación, Igor asegura que "hemos recibido alguna subvención pública pero gran parte del proyecto se sustenta gracias a donaciones privadas y personas anónimas". De ello dependerá la finalización de las obras, por ahora prevista para el año 2019.