Al salir de clase: de las aulas al INEM
Published on
Translation by:
Puri LucenaEn Europa, tener estudios universitarios no siempre garantiza encontrar el trabajo, tan deseado. Tras salir de la facultad, muchos estudiantes empiezan, en el mejor de los casos, un maratón de contratos en prácticas, pero también, cada vez más, un máster en economía de subsistencia
“Le agradecemos el interés que ha mostrado por el puesto que ofrecemos pero, lamentablemente, no podemos ofrecerle el trabajo”. En general, no sirve de nada preguntar “¿y por qué no?”. La masa anónima de “candidatos altamente preparados” y, entre ellos “una persona que tiene el mejor perfil” son casi siempre las causas por las que la tan esperada entrada en el mundo laboral tendrá que esperar una vez más. Y ello a pesar de todos los estudios que afirman que una carrera universitaria es aún la mejor herramienta contra el paro.
Una ducha fría para los jóvenes licenciados
No poder participar en la vida social y económica y no tener los recursos para llevar un estilo de vida socialmente aceptado es marginarse. Sueldo bajo, menos horas de trabajo a la semana: los jóvenes universitarios se ven a menudo obligados a reducir su participación en la vida social y cultural. Solo con el pago del recibo de internet y los gastos de transporte ya se va una suma, digamos, considerable. Cuando uno no es 'becado' por su familia, no tiene otro alternativa que el subsidio de desempleo. Y para los jóvenes que comienzan, es difícil llegar a fin de mes. Mi experiencia en una oficina de desempleo en octubre de 2009 fue como darme una ducha fría. Estaba en la lista de demandantes de empleo, pero nunca vi ninguna oferta. Y, para colmo, la crisis. Después, busqué por aquí, por allá y más alla… sin resultados. ¿Los puestos que solicité? Sin éxito.
Desempleo entre los jóvenes : el paso (casi) obligado
Al ver que la cartera cada vez estaba más vacía, conseguí un trabajillo por 400 euros y daba de vez en cuando pequeños cursos. Pobres ingresos, no un verdadero salario. En 2009, la crisis financiera y sus consecuencias en la economía europea y el mercado de trabajo no ha perdonado a los jóvenes salidos de las universidades, ese grupo de “privilegiados” del mundo laboral. Las empresas alemanes, las agencias, las editoriales y las instituciones estatales y municipales han dejado de contratar gente después de este año negro. Después del estallido de la “burbuja .com” en la década de los años 90, cuando muchos de los universitarios habían perdido ya su empleo, Europa registra en este momento uno de los mayores incrementos en el desempleo entre los jóvenes, según revela Eurostat. Un estudio del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), 60.000 jóvenes universitarios son considerados como pobres. A nivel europeo, según un análisis de Eurostat en febrero de 2010, los más afectados son los países bálticos y España. Con más de 41% de los jóvenes en el paro en España, casi la mitad de la “generación ni-ni” o “generación cero”, como se les llama, está a la búsqueda de un empleo. En toda Europa, el desempleo entre los jóvenes llega al 20.6%, mientras que la media general de paro es de 9.6%. La “generación en prácticas” tiene así dos veces más gente buscando trabajo que la de sus padres. En los países escandinavos también, después de mucho tiempo, los mejores de la clase no pueden esperar una integración perfecta de sus rechazados diplomas en el mundo laboral.
La cantinela de los 'trabajillos'
El número de contratos de tiempo definido o por obras y servicios ha aumentado también para los universitarios. Después de algunos años o, incluso, a pocos meses de haber encontrado su primer trabajo, los jóvenes vuelven a menudo a la oficina del Instituto Nacional de Empleo (INEM). Elena C. es una de las jóvenes atrapadas entre un trabajo temporal y el desempleo crónico. Esta chica vasca terminó un máster especializado en migraciones en septiembre de 2009 en la Universidad del País Vasco y ha realizado prácticas en el extranjero. “Dos meses después de acabar mis estudios, encontré un trabajo por seis meses. El 14 de mayo, mi contrato se acaba, pero aún no he encontrado otra cosa… Tendré que apuntarme al paro”. Anna R. y Begoña M. están en la misma situación. Han terminado sus estudios y luchan por entrar en el mercado laboral… y contra la frustración. Han tenido que aceptar trabajos precarios y mal pagados por meter la cabeza su sector. Además de un máster también en estudios sobre las migraciones, Anna acabó la carrera de Antropología y habla cuatro idiomas. “No encontré trabajo al salir de la universidad, el dinero se va como agua entre las manos. Y, de una manera u otra tengo que pagar el alquiler”. Trabajo como canguro, camarera… y al fin, ha conseguido un contrato de tres meses haciendo una sustitución en su universidad. ¿Y después?
Y a pesar de las cifras del paro, aún se habla en Europa de una mala adaptación de los estudios de los que vienen detrás a las necesidades del mercado. La estrategia Europa 2020 de la Comisión Europea por un "crecimiento inteligente, duradero e incluyente” es considerada una reacción a la crisis. Un mejor nivel educativo aumenta la capacidad de encontrar un trabajo y reducir el riesgo de pobreza, nos dicen. Además, según la propia Comisión, en el futuro, la fase de transición entre el final de los estudios y la entrada en el mercado laboral deberá ser un paso sin fisuras. Pero las organizaciones europeas de jóvenes y de estudiantes critican el hecho de que ciertos Estados miembro rechazan los datos estadísticos concretos y temen que todo esto quede en simples declaraciones de buenas intenciones en materia de promoción de la educación, creación de empleo y combate contra la pobreza. Y es absolutamente necesario sostenerse en cuotas y porcentajes concretos en la versión definitiva de la estrategia Europa 2020 porque es la única manera de mejorar la situación de manera estable, según el presidente del Foro Europeo para los Jóvenes, Tine Radinja.
Un sentimiento de frustración
El aspecto financiero de la marginación es una cosa y, otro, el aspecto psicológico. Después de sus estudios, los jóvenes con carreras universitarias no esperaban encontrarse en la fila del paro, enviar currículums durante meses y no recibir más que negativas. Tal vez por eso, el golpe es más duro cuando llega: “Me sentía como engañada, tenía la impresión de que no se reconocía mi trabajo. Después de terminar la carrera seguía haciendo los mismos trabajillos que antes de acabar”, dice Anna. Una frustración duradera, el sentimiento de no ser útil, mientras que uno lo que quiere es cambiar las cosas. ¿Pero hay razones para resignarse? Todos los entrevistados están de acuerdo en este punto: ¡no! Hay que seguir buscando y aprovechar el tiempo con la educación continua y estar atento a lo que pueda surgir que sea interesante. Claro, en todo esto, hay un sentimiento de misión cumplida, el sentimiento de haber aprendido sobre uno mismo y haber sabido salir adelante. Encontrar un trabajo adaptado a los estudios en tiempos de crisis es, ante todo, un combate.
*Un trabajo de 400 euros en Alemania: un empleo mínimo (también miniempleo) en el derecho alemán es un contrato de trabajo con un salario bajo o de corta duración, comparado con un contrato de trabajo normal. Estos contratos deben cumplir unas reglas diferentes a los contratos habituales.
Fotos: Principal ©Keenahn/flickr; Hartz IV ©4Suxx/flickr; estudiante ©Pucki_loves_sushi/flickr
Translated from Europas Uni-Absolventen: Vom Audimax in die Armut