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A sus tres años, Pristina baila y diseña... Pero no discute

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Argemino Barro

CulturaPolítica

Dicen que Kosovo es uno de los lugares más optimistas del mundo, dado, en parte, a que el 70% de su población aún no ha cumplido los 30 años. La música, los bares y el arte definen mis cuatro días en la capital, Pristina, exactamente tres años después de que los albano-kosovares se autoproclamasen independientes de Serbia.

Es 17 de febrero y Kosovo acaba de cumplir tres años. Las principales calles peatonales de la ciudad están atestadas de paseantes. Es como una imagen de novela decimonónica cuyos personajes caminan para ver y ser vistos. Desde un escenario al fondo de la calle se pueden observar espectáculos espontáneos, como un baile folklórico de niños vestidos con trajes tradicionales, o bandas de tambores que recorren la avenida principal dando ritmo al paisaje.

El arte contemporáneo en Kosovo: ¡Más diálogo!

La mezcla cultural está bien encarnada en bares como Dit' e Nat', el primer café-librería de Kosovo, escondido justo detrás de la estatua del héroe Skenderbeu, en una pequeña calle perpendicular a la avenida principal. Como el Kriterion de Sarajevo, los dueños del Dit' e Nat' participan en el 4 tuned cities, un festival de cine y artes visuales independientes estructurado en cuatro ciudades: Pristina, Ámsterdam, Sarajevo y Skopje. El volumen bajo de la música permite charlar tranquilamente en varios idiomas, y los muros abrigan las discusiones con sus numerosos libros de arte, filosofía y teoría social en albanés e inglés. Si estás solo, puede que el gato del bar venga a hacerte compañía. Sin embargo estoy junto a varios artistas jóvenes, incluida Majlinda Hoxha, fotógrafa conceptual que pasó 11 años en el extranjero: "Soy muy optimista sobre la escena artística actual", asegura.

La producción artística sigue siendo tradicional en un país recién nacido con una historia reciente tan dramática. Pero considerando la situación política, social y étnica, no esperaba una total ausencia de compromiso político, aunque Pristina mantenga espectáculos interesantes y buenas instalaciones. "La gente joven y los artistas no quieren que su trabajo esté caracterizado por la política", explica Majlinda. En Kosovo se ve la política como algo malo. Una parte de la publicación en 2008 de Leap into the City, de la federación cultural alemana, está dedicada al estado actual de la cultura en Pristina, donde Shkelzen Maliqi dice que el arte contemporáneo visto a través de su contenido parece muy crítico y refleja los temas candentes. En este sentido el arte contemporáneo es muy político." Si este filósofo y crítico de arte albano-kosovar tiene razón, ¿por qué nadie acepta o aporta pruebas de esta tendencia?

Kosovo 2.0

Mejlinda Hoxha lo llama "problema de desconexión". "Es el resultado de una falta de crítica y de análisis teóricos que potenciarían la comunicación entre ellos, establecer una base y crear conexiones", afirma. La artista contemporánea Anita Baraku produce sobre todo instalaciones "action art", y ha visto activas a muchas mujeres artistas. "La escena está cogiendo fuerza", añade. "Pero algo así nunca ha estado abierto a discusión. La escena crítica aquí es muy frágil e inconsistente, lo que hace difícil que las cosas sean analizadas, sistematizadas y dotadas de contexto. No ha habido una discusión pública en casi cinco años." Este problema de desconexión entre los actores de las artes visuales llega de la falta de financiación, que les podría dar estabilidad. En lugar de colaborar, compiten. Pero dado que la escena es muy vibrante y tiene mucho que ofrecer, hay una luz al final del túnel.

Fiesta de fin de añoEl bar Tingle Tangle, en el centro de la ciudad, está dirigido por los responsables del espacio cultural Manipulative Space Tetris. Este bar alternativo pone rock suave y cubre sus paredes de dibujos infantiles y decoración trasnochada de la era comunista; todo da un aire retro de verdad, sin ínfulas, familiar. Estos nuevos espacios respiran energía juvenil y mantienen el contacto y la colaboración con su audiencia. "Los jóvenes de Kosovo son extremadamente activos", dice Eliska Slavikova, que está sentada en el bar. "Son mucho más abiertos en las redes sociales." Y la publicación web Kosovo 2.0 es el ejemplo de un pequeño número de activistas, progresistas y elocuentes jóvenes artistas y pensadores.

En el teatro nacional de Kosovo, el músico bosnio Damir Imamović toca sus canciones tradicionales en un concierto co-organizado por la Heartefact Fund (HF) y asistido por los activistas de la Youth Initiative for Human Rights. La Sevdalinka es una música caracterizada por su tono melancólico y ritmo moderado, por lo general expresión de una profunda tristeza. Imamović habla parte en inglés y parte en serbo-bosnio-croata-montenegrino, lengua que entienden al mayor parte de la audiencia. No es algo nimio; en las calles de la capital, y especialmente fuera de ella, no es aconsejable hablar esta lengua dadas las fricciones étnicas. Pero esta constante precaución, enraizada en el subconsciente, se mitiga gracias a un ambiente creativo y estimulante. "El teatro no ha estado lleno en años", afirma una mujer a mi lado.

Dit’ e Nat’, Fazli Grajçevci, 5, Pristina 10000

Este artículo forma parte del programa Orient Express Reporter 2010-2011, una serie de reportajes realizados por cafebabel.com en los Balcanes. Para saber más sobre Orient Express Reporter.

Foto: Portada, cafetería © cortesía del bar dit' e nat'; camiseta de marca, cortesía de Kosovo 2.0

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Translated from Aged three, Prishtina dances, designs but doesn’t debate