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A la Turquía laica le toca pagar la factura del terrorismo islamista

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El politólogo turco Baskm Oran denuncia un diálogo se sordos entre Ankara y Bruselas.

Baskm Oran, politólogo turco y miembro del Comité de Derechos Humanos de Ankara, ha publicado en 2004 una obra acerca de la ciudadanía y de las minorías en Turquía. Es, asimismo, editorialista del semanario turco-armenio Agos. En la actualidad, se le persigue por “insulto a la justicia turca” e “incitación al odio”. Afirma que si Ankara ha cometido errores en el marco del proceso de adhesión, los dirigentes europeos actúan por su parte de forma irresponsable.

¿A qué se debe el rechazo de Turquía a abrir sus puertos y aeropuertos a los barcos y aviones chipriotas?

Tras la última ampliación en 2004, Turquía decidió extender la aplicación del Acuerdo de Ankara de 1963 [que la vincula a la UE] a 9 de los nuevos Estados miembro comunitarios. La lista no mencionaba la República de Chipre. Las protestas de Bruselas y la obstinación de Ankara condujeron entonces a la firma de un protocolo en julio de 2005 que plantea un problema. De lado turco, la eventual ratificación de dicho texto implica un reconocimiento del sur de Chipre (griego) y un abandono del norte, negando la existencia de la República Turca del Norte de Chipre (RTNC). Del lado europeo, los diplomáticos están en un aprieto porque Turquía siempre ha precisado que éste protocolo no supone el reconocimiento de Chipre. Al no mencionar la República de Chipre en su primer decreto, Turquía se encuentra hoy forzada a ratificar un protocolo que no puede ratificar. Y como en diciembre de 2004 la UE hizo de Chipre una condición sine qua non al proceso de adhesión, nos encontramos hoy confrontados a un bloqueo del proceso. Se trata de un diálogo de sordos.

¿Por qué esta cuestión se ha convertido en insoluble?

Por un lado, 2007 será año de elecciones en Turquía y la audacia no es un valor que figure en el programa de los candidatos. Por encima de todo, la cuestión chipriota siempre ha sido concebida como cuestión nacional en Turquía. La masacre de los turcos de Chipre por los griegos en 1964 suscitó reacciones tan vivas, que el abandono de Chipre se ha convertido en sinónimo de traición. Además, hoy en día, se vive en Turquía una especie de “paranoia del Tratado de Sèvres”, consecuencia del desmembramiento del Imperio otomano en 1920. El abandono de Chipre contribuye y alimenta ese fenómeno. Esta reacción también es exacerbada por otros factores, como la oposición al fenómeno de la globalización, encarnado por la UE. Numerosos turcos temen que la entrada en la UE perjudique su independencia y su cultura. Asimismo, los turcos reaccionan contra los propios errores de la UE.

¿Qué entiende por errores de la UE?

Entiendo con ello los actos y discursos irresponsables de los políticos y estadistas europeos. El hecho de que cada nuevo documento europeo ponga nuevas condiciones a la adhesión. Hoy, Chipre, mañana, el genocidio, y pasado otra cosa más. Por otra parte, el concepto de “capacidad de integración” se basta a sí mismo. Genera una impresión permanente de humillación: es la imposibilidad hecha a los turcos de probar algún día la zanahoria para probar siempre el palo; por otra parte, no se puede interpretar de otro modo.

¿Por qué semejante comportamiento por parte de la UE?

Si antaño sólo las elites se pronunciaban de forma racional acerca de las adhesiones, desde el 11 de septiembre, las orientaciones emocionales de las masas son las que tienen peso. Los políticos temen no seguirles la corriente. Y le toca a la Turquía laica pagar la factura del terrorismo islamista. En segundo lugar, se ha dado la apresurada integración de los países del Este: las reglas se han trastornado y el dinero falta. Hoy, se intenta atenuar el impacto cargando contra Turquía. Por otra parte, el presidente chipriota Papadopoulos es un dirigente cuyo nacionalismo e incuria son legendarios. Bruselas sabe sacar provecho de ello. Pero una vez apaciguada, la UE pondrá a Chipre en su verdadero lugar.

¿Cuáles serán entonces las consecuencias de esas disputas?

No tengamos miedo. La diplomacia encontrará pronto un término medio. El problema sigue siendo que ese nacionalismo ambiente en Europa alimenta a los nacionalistas en Turquía, quienes a su vez, con sus comportamientos antidemocráticos, alimentan a sus hermanos gemelos europeos. El mundo vive una mutación fundamental de sus estructuras socioeconómicas al pasar de un capitalismo nacional a un capitalismo internacional, y ello se refleja en la cultura, la política, el derecho... Éste trastorno asusta a todo el mundo. Pero no olvidemos lo siguiente: afecta mucho más a Turquía, por su debilidad relativa, que a Europa. Turquía comete muchos errores pero también hay que tener en cuenta su fragilidad.

Translated from «C’est à la Turquie laïque de payer la note du terrorisme islamiste»