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#12O: Más que antes, pero tampoco tantos

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Política

Entre 30.000 y 160.000 personas se concentraron a favor de la permanencia de Catalunya en España el 12 de octubre en la Plaça Catalunya de Barcelona. La manifestación fue más numerosa que la de 2012, pero las cifras distan de las obtenidas en actos independentistas como la vía catalana, que congregó entre 400.000 y 1.600.000 personas (cifra oficial).

Hasta la fecha, los grandes actos a favor de la unidad de España en Catalunya han sido réplicas a los independentistas. Daniel Pinto, vicepresidente del 12-O Moviment Cívic, explica cómo esta entidad nació a partir de varios grupos creados en las redes sociales contrarios a la masiva manifestación soberanista del 11 de septiembre de 2012. El Moviment organizó este 12 de octubre una marcha que terminó en la concentración de Plaça Catalunya.

Según Toni Rodón, investigador de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y profesor de ciencias políticas de la UPF y de la Universitat de Girona, la crisis acelera el independentismo. Las entidades cívicas favorables a la unidad, sin embargo, “defienden el status quo, que ha dado malos resultados”.

Albert Chillón, escritor y profesor de Teoría de la Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), vincula el auge independentista con la crisis en Catalunya, España y el sur de Europa: “No hay utopías sociales factibles que den esperanzas a la ciudadanía. Es en este contexto donde la independencia, un movimiento por completo legítimo, ha encontrado su caldo de cultivo y parece ocupar –aunque no lo hace de hecho– el espacio que ocuparon los proyectos de emancipación social”.

Toni Rodón destaca que hay una patrimonialización del nacionalismo español por parte de la derecha: “Si bien se ha modernizado en los últimos años, no termina de romper los lazos con la herencia pasada”, vinculada al franquismo. “Cuesta movilizar a la población porque no considera suyos esos valores”.

Albert Chillón constata la dificultad: “Deberíamos rehabilitar un discurso de concordia y verdadera solidaridad entre los pueblos de España, relacionados desde hace siglos por múltiples lazos, y recuperar el imaginario de una república diversa y federal”.

Discurso de concordia

Rodón destaca que el españolismo en Cataluña, a diferencia del de otros territorios, se basa en conjugar dos identidades. Ésta parece ser la idea que la asociación de Daniel Pinto quiere transmitir: “Creemos que estamos mejor dentro de España. Queremos que la gente se pueda expresar libremente y pierda el miedo a decir soy catalán y, por lo tanto, español”.

Pinto explica que, en los actos que organizan, “no permitimos ninguna pancarta ni bandera anticonstitucional”. A pesar de la insistencia de las asociaciones españolistas catalanas, partidos como la xenófoba Plataforma por Catalunya les han dado su apoyo, y han acudido a los actos organizados. El Casal Tramuntana, vinculado a los neonazis griegos de Aurora Dorada, asistió a la concentración en Plaça de Catalunya.

Excepto la manifestación del 6 de diciembre de 2012, los grandes actos de los movimientos civiles partidarios de la unidad de España han sido el 12 de octubre, cuando se suelen celebrar manifestaciones fascistas.

Este 11 de septiembre, un grupo falangista asaltó el acto de celebración de la Diada en Madrid, hecho que disparó las alarmas sobre el repunte de las actividades de los grupos fascistas por el proceso soberanista. Toni Rodón explica que la extrema derecha “se considera la garante de las esencias patrias que los dos grandes partidos no han sabido preservar”. No obstante, asegura que es difícil saber si se traducirá en mayor peso electoral: “La extrema derecha ha votado al PP o se ha abstenido. Ahora tienen también a UPyD”.

Más allá de reivindicar la permanencia de Catalunya en España, asociaciones como el 12-O Moviment Cívic realizan actividades de denuncia de la supuesta discriminación del castellano en Catalunya. “Si eres castellanohablante, tienes más probabilidades de querer permanecer en el estado español”, apunta Rodón. Pero no es lo principal: “Importa el marco referencial, el marco mental que utilizas en la vida diaria, si es España o Catalunya”. La aparición de la asociación Súmate, integrada por castellanohablantes favorables a la independencia, ha puesto de manifiesto que la lengua y los lazos con España no son un problema para querer un estado catalán.

Rodón añade que los argumentos más esgrimidos por los partidarios de permanecer en España son sentimentales, como “la unidad de España”, e históricos, “basados en que, como siempre hemos estado unidos, hay que buscar el encaje”. Los argumentos racionales, como que un estado catalán quedaría fuera de la UE, han sido menos utilizados.

Las entidades partidarias de la unidad de España señalan que una de las causas de la poca movilización social es su escasa presencia en los medios. “Sólo hay que mirar el quiosco y ver que la gente consume lo que quiere”, discrepa Rodón.

Si bien es cierto que, en Cataluña, sigue habiendo más medios de comunicación que informan desde una óptica española, Albert Chillón esgrime que lo que importan son los procesos de formación de la opinión pública. “Existe un trabajo mediático y educativo de fondo, que durante muchos años ha puesto –junto con el lamentable españolismo centralista-, las bases de la presente situación”.

Según Chillón, hay un soporte discursivo articulado desde los medios de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (TV3 y Catalunya Ràdio) y desde poderosos medios privados. Chillón explica que este discurso “recoge la entidad España y la convierte en cabeza de turco de la crisis global”, y añade que la crisis “también ha sido responsabilidad de las élites catalanas, y de una parte de la sociedad civil de este país”.

Rodón no lo ve así: “El problema es el discurso, no que el mensaje no llegue”.