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¿Por qué no puede estar esperándonos un trabajo a todos? (primera parte)

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Manu Sánchez

En la UE está surgiendo un vigesimonoveno estado*. ¿Qué impulsa dicho fenómeno? Este artículo abordará desde una perspectiva crítica la mentalidad predominante de los jóvenes del Viejo Continente, y es el primero de una serie de artículos centrados en la alarmante ausencia de espíritu emprendedor entre ellos.

De vez en cuando, a los becarios de la Comisión Europea se les considera la élite entre los jóvenes europeos. Y de vez en cuando resulta ser una exageración.

Un miércoles por la tarde de hace unas semanas, más de cuatrocientos becarios de la Comisión se reunieron en el anfiteatro Alcide de Gasperi en la segunda planta del edificio Carlomagno. Se trataba de una conferencia de despedida para los que se habían pasado los últimos cinco meses de su vida en la euroburbuja, trabajando en la Comisión. Para algunos, este periodo de prácticas representa la culminación de sus años de formación, tras el cual volverán a sus lugares de origen. No obstante, la gran mayoría tratará de alargar un poco más su estancia en Bruselas probando suerte en un mercado laboral centrado en las políticas de la UE, de gran competencia y más bien reducidas dimensiones.

En un punto de la ronda de preguntas y respuestas con un representante de la Oficina Europea de Selección de Personal (EPSO), que se encarga de contratar a nuevos funcionarios de la UE, una de las becarias, a la que llamaremos Stacey para este artículo, levantó la mano. Lo que siguió después fue un tedioso intercambio que duró unos buenos 15 minutos de acusaciones exaltadas y respuestas educadas entre Stacey, visiblemente afligida, y el funcionario de la EPSO. El centro de las críticas era el hecho de que la Comisión acepta a unos 1300 becarios remunerados al año, mientras que, al mismo tiempo, se ofertan menos de 100 nuevos empleos a través de las oposiciones de la EPSO. Según Stacey, no hay absolutamente ninguna razón que justifique que la Comisión no oferte más trabajos, con lo que se satisfaría la creciente demanda de «eurotrabajos» estables y bien remunerados entre los capacitados pero inexpertos jóvenes.

Si ella tuviera la menor idea.

Ya en la actualidad, la Unión Europea se ve sometida a una presión constante por parte de los Estados Miembros para reducir su burocracia, para recortar los gastos del presupuesto e incluso para volver a nacionalizar parte de las facultades conferidas al ejecutivo de la UE. La Comisión se encuentra en su primer año del plan de cinco años que tiene por objetivo reducir el número de trabajados en una tasa anual de un 5 %. Se trata de un compromiso de enorme magnitud que no se ha visto en ninguna de las administraciones nacionales en toda la Unión. Satisfacer los deseos de Stacey implicaría servir en bandeja de plata un motivo por el que la egocéntrica Unión debería dejar de existir o, al menos, por el que debería regresar a una antigua época intergubernamental.

Como era de esperar, la pobre Stacey acabó siendo ridiculizada entre sus compañeros, pues fue la única que criticó a la Comisión a este respecto. El auditorio estaba lleno de jóvenes hambrientos por triunfar que eran conscientes de que no puede estar esperándonos un trabajo a todos en el sector público.

Uno de ellos, un bruselense de nombre Donatien, me contó en una conversación que tuvimos hace poco que realizó las prácticas en la Dirección de Emprendimiento de la Comisión únicamente porque sabía que conocería las diversas oportunidades de financiación que se ofrecen a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Esta información es importante para él, puesto que recientemente montó una empresa que ofrece justo lo mismo a muchas pymes: una ayuda para conseguir préstamos y arrancar o ampliar sus empresas. Espíritu emprendedor en estado puro.

Si Stacey tuviera la menor idea.

*en alusión al discurso de apertura del presidente Juncker en julio de 2014 en el Parlamento Europeo.

Translated from Why can't there be a job waiting for all of us? - Part 1