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Por qué la cultura pop británica está detrás del Brexit

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Default profile picture Olesia Flores

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Durante décadas, las películas y programas de televisión británicos han suavizado el controvertido y violento pasado del país, dando lugar a una cultura pop nacionalista; presente en los orígenes del Brexit.

Si piensas que la televisión ha muerto, piénsalo dos veces: la televisión tiene más poder que nunca para modificar percepciones e influir en nuestra mentalidad. Puede que ya no estemos enganchados a los canales tradicionales, esperando ansiosos a que emitan un nuevo programa, pero, en los tiempos de Netflix y los smartphones, estamos constantemente pegados a las pantallas. La televisión no ha muerto: solo se ha transformado. Y cuanto más adictos somos a nuestras pantallas, más capacidad tiene el contenido que vemos para influir en la sociedad. Nunca había visto esto de manera tan clara como desde que vivo el Brexit en el Reino Unido como un inmigrante italiano.

Me sorprendió cuando el embajador alemán en el Reino Unido, Peter Ammon, dio una entrevista sobre los peligros de presentar a los británicos como únicos ganadores de la Segunda Guerra Mundial: una "inexactitud histórica" que apareció recientemente en las películas Dunkerque y La hora más oscura. Ammon denunció que esta imagen ha fomentado el euroescepticismo británico. Las palabras de Ammon me hicieron ver que no estaba solo, y que tampoco me estaba imaginando cosas: el nacionalismo excluyente que estuvo en el centro de la campaña del Brexit tiene sus orígenes en la cultura popular británica. Y la televisión también forma parte de esta cultura. Esta nostalgia histórica contribuyó a la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea y, desde entonces, el nacionalismo se hace notar de manera más evidente, haciendo imposible conseguir concesiones políticas.

La nostalgia histórica no es nueva en la telvisión británica. Si bien otros países europeos no son ajenos a este fenómeno, el hecho de que el Reino Unido no haya perdido ninguna de las dos guerras mundiales significa que en el pasado reciente no se ha enfrentado a la decepción y la derrota; si acaso a una importante reducción de tamaño. Y esta glorificación del pasado del Reino Unido siempre ha sido una parte inevitable de la oferta televisiva británica. Donde quiera que mires, se emiten programas históricos - estoy seguro de que existe incluso algún búnker subterráneo en el que se esté proyectando la última reinterpretación de la vida de la reina Victoria. La oferta constante de programas como Los Tudor, Victoria, y la célebre Downton Abbey ha conseguido transmitir una visión suavizada y acrítica del pasado del país; una forma sutil de afianzar el nacionalismo excluyente en la mentalidad británica. Desde mi perspectiva de extranjero, sentí que nunca podría alcanzar ese nivel arquetípico de sentimiento nacionalista británico. Esta idea de las victorias del Reino Unido, que se olvida de cualquier otro país y se salta casi todos los capítulos feos de la Historia del país, ayudó a la campaña del Brexit a consolidar la idea de que Gran Bretaña es un país "diferente" y "especial"; que necesita cooperar con otros países pero que, como siempre lo ha hecho, puede triunfar solo.

Y va a peor. Alentada por el éxito de la victoria del Brexit en el referéndum, la televisión en Gran Bretaña es un perfecto reflejo del creciente nacionalismo que se está apoderando del Reino Unido. La colaboración internacional y el multiculturalismo británico desaparecen de la historia, preparando el terreno para una Gran Bretaña que se aislará de manera explícita en un mundo cada vez más interconectado.

Ammón tenía razón: aunque ambas películas son agradables, Dunkerque y La hora más oscura son parte del problema. Churchill no era tímido y vacilante en la vida real como lo muestra la película sino que era conocido por ser mandón y un poco estirado. Una de las escenas de la película lo muestra hablando con ciudadanos de a pie en el metro, lo que le inspira a abortar las negociaciones de paz y continuar la guerra con Alemania. Eso nunca sucedió. En realidad, Churchill nunca consideró seriamente las negociaciones de paz. Este incidente ficticio, combinado con la falsa interpretación del actor y los discursos nacionalistas sensacionalistas, es impactante: ¿cómo puede ser tan popular una película que manipula tan descaradamente la historia? Es más, uno puede preguntarse si limpia a propósito a una figura política controvertida (yo, como muchos otros, creo que Churchill es injustamente descrito como un adalid de la libertad y la democracia contra los nazis, pero no se le responsabiliza lo suficiente por la hambruna en el territorio británico de Bengala, en la India). Su discurso final en la película hace estremecer: es nada menos que una glorificación absoluta del nacionalismo británico, lo que hace que un extranjero como yo sienta miedo por su futuro en el país.

Del mismo modo, la inexactitud histórica más evidente de Dunkerque fue el 'blanqueo' de las fuerzas militares atrapadas en la costa francesa. De golpe, desaparecen tanto la división india de la armada británica como el sacrificio de cuatro tripulantes de buques mercantes británicos venidos del sur de Asia y África oriental. Si bien proporciona una imagen refrescante y vulnerable de la masculinidad y la guerra, Dunkerque perpetúa la imagen gloriosa del Reino Unido cuando actúa solo. En esta línea, la última frase de Kenneth Branagh: "nos vamos a casa", mientras otea las costas de Inglaterra, no es solo un final feliz para un grupo de soldados psicológicamente traumatizados que regresan a casa con sus familias. A ello le sigue el discurso de Churchill e imágenes de recortes de periódicos que anuncian la victoria de Gran Bretaña, haciendo resonar un nacionalismo que refuerza el mensaje de que el Reino Unido nunca ha necesitado a nadie más.

Otra película que cabe mencionar es Victoria y Abdul, que hace una montaña de un grano de arena al retratar la probable obsesión de la Reina Victoria por un sirviente indio como la cosa más significativa que le haya sucedido jamás a este. Lo absurdo de la película -que está salpicada de chistes a expensas de las mujeres musulmanas, mientras que de nuevo da una imagen inocente e infantil de la reina Victoria- no puede ser calificada más que de irresponsable. La última toma de la película de una estatua de la reina Victoria en la India es una muestra perfecta de cómo retrata el implacable reinado de la reina como Emperatriz de la India como poco más que un divertido intercambio cultural. El único personaje que ocasionalmente menciona el violento reinado de Gran Bretaña en la India es, literalmente, asesinado. Aquí, tenemos otro recordatorio lúdico para los Brexiteers de la facilidad con la que el Reino Unido dirigió sus asuntos en el extranjero y de cómo salió de la era colonial relativamente ileso.

Es un hecho bien conocido, pero a menudo olvidado, que la televisión no solo refleja al espíritu de la época, sino que también tiene una gran importancia en su formación. Conforme vemos millones de espectáculos y películas, la forma en que percibimos y procesamos la realidad cambia sutilmente. Después de todo, es a través de la cultura, en todas sus formas, que no solo aprendemos a interpretar la realidad, sino que imaginamos qué es posible. Durante décadas, la televisión británica ha estado suavizando el controvertido y violento pasado del país. Al hacerlo, sentó las bases de un nacionalismo que allanó el camino para que se produzca el Brexit. Si bien el nacionalismo no es necesariamente malo, se vuelve problemático cuando se vuelve excluyente y xenófobo.

En lugar de amplificar estos sentimientos nacionalistas, la televisión podría ser el antídoto perfecto para ellos. Al abordar críticamente la historia, podemos aprender sobre la violencia del nacionalismo excluyente y los méritos de la cooperación transnacional, que ha existido en Europa durante siglos. Esto significa dar a los directores que toman una perspectiva crítica y objetiva de la historia una plataforma general, para permitir que las personas escojan y confronten las diferentes perspectivas.

Ciertamente no ayuda que Europa carezca de tal plataforma. Pero la gente está harta de conversaciones estériles sobre el Brexit y la desinformación constante. Un análisis directo del pasado y el presente de Europa en el cine y la televisión puede ser justo lo que necesiten.

¡Eso es! Cafebabel y Are We Europe (https://www.areweeurope.com) están juntos en esto. Detrás de este artículo hay una colaboración 100% europea con la revista impresa más chula del continente. ¿El objetivo? Conquistar el mundo con historias sin fronteras sobre Europa, más allá de Bruselas.

Story by

Nicoletta Enria

Nicoletta Enria is Italian, originally from La Spezia, but grew up in London, Rome and Frankfurt. She graduated from University College London studying Language and Culture, with a focus on German and Arabic. After working in minority rights in Brussels at the Unrepresented Nations and Peoples Organization, she completed a masters in Global Europe: Culture and Conflict at the LSE, where she specialised in migration and asylum policy, statelessness and human rights with a regional focus on Europe (especially Italy & UK) and the MENA region. Follow her for rants on Brexit, Italian politics, feminism, refugee and migration politics on twitter @NicolettaEnria.

Translated from How British pop-culture gave birth to Brexit