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Wajdi Mouawad y el teatro: “No siento que pertenezca a ese mundo”

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Cultura

El autor quebeco-libanés siente, a sus 40 años, pertenecer a otro mundo teatral donde el texto es lo que importa. “Y curiosamente, no me hace infeliz”, dice. En el festival de Aviñón de 2009 presentó Cielos, que añade otra obra a su trilogía de guerras, exilio y del estado mundo

Ha cumplido 40 años y sigue moviéndose de un lado para otro sin saber muy bien a qué país pertenece y en qué tipo de escena artística inscribirse. Su reciente experiencia como artista asociado del 63 Festival de Aviñón, el pasado julio, le ha servido como revelador de nuevas impresiones y, al mismo tiempo, le ha sumido en una nueva paradoja en su relación con el mundo del teatro. "No siento que pertenezca a ese mundo. Lo creía, pero descubro que quizás no pertenezco del todo al mundo del teatro. Y, curiosamente, no me hace infeliz. Es verdad que tiene algo que ver con el exilio. Un poco como con el Líbano. Pertenezco a ese país, pero no puedo decir que sea libanés", nos explica por teléfono Mouawad, justo el último día del festival y poco antes de que salga a saludar al público tras la última representación de Ciels (Cielos), cuya creación se ha hecho en Aviñón como colofón a su saga sobre el exilio y la guerra.

"Es verdad que tiene algo que ver con el exilio. Un poco como con el Líbano. Pertenezco a ese país, pero no puedo decir que sea libanés"

Mouawad nació, efectivamente, en el Líbano en 1968, pero tuvo que marcharse con sus padres y su hermano mayor a París por el inicio de la guerra civil con solo diez años. Cuando ya había empezado a adaptarse a un país y una lengua nuevos, con 15 años tuvo que volver a emigrar con su familia a Quebec porque las autoridades francesas no les renovaron la carta de residencia. Y, en Montreal, fue donde Wajdi pudo empezar a sentar parte de sus raíces al diplomarse en artes escénicas y escribir dramaturgia, poesía y novelas, a principios de los años noventa. En sus escritos perseguía y persigue el recorrido de este exilio a través de historias, relatos y unas imágenes que transfiere al teatro, aunque se vea fuera de él.

Un autor entre directores de escena

© Jean-Louis Fernandez"En estos momentos, los grandes fabricantes de espectáculos son los directores de escena. Yo me he sentido más bien como un autor en un festival de directores escenográficos. Por ejemplo, no creo haber oído hablar sobre el texto. Y yo soy un autor de teatro de texto. Se ha hablado mucho de la forma, de la manera cómo se trataba y contaba la historia, pero muy poco de la escritura. Es algo extraño para mí porque lo que me interesa más es la escritura, la poesía de la lengua", reflexiona el quebequés tras tres semanas de inmersión en la ciudad de la Provenza, donde el público en todo caso le dio su aprobado con grandes aplausos en espectáculos de asistencia masiva.

Una parte importante de este público son jóvenes que se sienten atraídos por esta forma mágica de contar historias de Mouawad y que contrasta con los anteriores artistas asociados de Aviñón, en que primaba una lectura transversal del teatro, donde se ponía en duda el texto y se daba entrada al resto de artes. No es que Mouawad se olvide de la música, las coreografías entre los actores y algunos momentos plásticos fuertes, pero no abandona el relato que pueda mantener la atención del espectador para convertirse en un nexo universal.

Doce horas de teatro

La gran prueba de ello fue la primera madrugada en el Patio de Honor del Palacio de los Papas, donde después de doce horas encadenando con descansos Littoral, Incendies, Forêts (Litoral, Incendios y Bosques), el público que había permanecido casi íntegramente en las gradas se levantó para rendir una cálida ovación a todo el equipo. Eran las siete de la mañana y las mantas de marrón oscuro con que la gente se había envuelto daban la imagen de una liturgia sagrada siete siglos atrás.

La trilogía, que ya readaptan en parte compañías en español, inglés, alemán, italiano o polaco, se ha reunido bajo el título conjunto de Le Sang des promesses(La sangre de las promesas) y recorrerá en lo que queda de 2009, además de 2010 y 2011, otras ciudades del mundo, empezando en otoño por las francesas Nantes, Lyon y Toulouse. La respuesta de la crítica, en esta ocasión, también fue favorable. "En todo caso, he constatado una especie de separación entre los comentarios del público y los de los profesionales del teatro. Digo que no sé muy bien qué pensar porque les tengo un enorme respeto". ¿Se refiere a la reacción de los periodistas? "Sí y, al mismo tiempo, al público en general. Toda la gente es muy inteligente, pero no responden de la misma forma al espectáculo".

"Las críticas que he leído hacen referencia a cosas que no conozco en absoluto"

De hecho, el recibimiento de Cielos en la prensa ya no fue tan bueno. "Las críticas que he leído hacen referencia a cosas que no conozco en absoluto. Referencias a ciertas emisiones de televisión. Pero yo no tengo televisión en casa. Y referencias a libros que no he leído. Es interesante, teniendo en cuenta que algunas de estas críticas son bastante peyorativas. Es fascinante".

De clásicos griegos a Trainspotting

Cielos asimismo hará un recorrido a un lado y otro del Atlántico y, entre marzo y abril del año que viene, se representará durante un mes en el Odeón de París. Mouawad es director artístico del Teatro Francés del Centro Nacional de las Artes de Otawa y, al mismo tiempo, se encarga de asesorar al Espacio Malraux de Chambéry, en los Alpes franceses. Su compañía se desdobla en Abé Carré Cé Carré, para Quebec, y Au Carré de l'Hypoténuse, para Europa, aunque en la actual gira utilizará actores de ambos continentes. Entre ellos, el extraordinario Emmanuel Schwartz, con quien creó las dos compañías y que es capaz de variar de registro con una facilidad asombrosa. No en vano, las compañías de Mouawad son tan versátiles que pueden poner en escena desde textos clásicos griegos hasta Trainspotting.