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Vivir la crisis griega en Alemania

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Política

Berlín. Ciudad de acogida para los inmigrantes desde la década de los años 50, la capital germana le abrió sus brazos a familias griegas. Pero cuando los periodistas califican a los del país mediterráneo de “pobres” y “vagos” por no pagar los platos rotos de la crisis helena, ¿cómo es la vida de un griego en esta ciudad?

Costa Papanastasiou es berlinés. Quedo con el artista en una taberna, el Terzo Mondo, donde el helenismo de la capital alemana se siente en todo su esplendor. “Llegué a Alemania en 1955 para estudiar arquitectura”, recuerda. “Entonces, no hablaba más de tres palabras y media en alemán. Después, pasé a ser profesor en la escuela de Bellas Artes de Berlín. Fue más bien por azar como llegué a ser actor y he actuado en películas exitosas del cine alemán [Die Eroberung der Zitadelle, de Bernhard Wicki, 1975-197]. Mi papel era el de griego.”

El periódico Bild y los “pobres” griegos

“Cuando llegamos a Alemania”, me dice quien ahora actúa en series de televisión germanas, refiriéndose a la comunidad griega, “éramos los parientes pobres. Sin embargo, gracias a nuestros esfuerzos, esta imagen desapareció. Los alemanes nos aceptaron enseguida, sobre todo porque éramos los únicos inmigrantes que no hacían aumentar la tasa de criminalidad”. Pero desde la crisis financiera en Grecia, ya nada va bien: “El comportamiento de los alemanes ha cambiado. Yo mismo he estado a punto de perder a todos mis viejos amigos”, afirma Papanastasiou, que está molesto por la imagen deletérea de Grecia que se está dando en ciertas publicaciones de la prensa alemana. Según él, la tensión entre griegos y alemanes se debe tanto a la política de la canciller Angela Merkel como a la propaganda de ciertos periódicos alemanes, como Bild, o la revista Focus. “Si sugieren que los griegos se jubilan a los 55 y que trabajan muchas menos horas que aquí, es normal que el alemán medio oprimido se rebele”, explica encolerizado.

¿Se siente él más alemán que griego hoy en día? “No me siento alemán, soy berlinés. Berlín es una ciudad con una forma de ser muy particular con respecto al resto de Alemania. Sin embargo, paso mucho tiempo en Terzo Mondo, que considero como un islote helénico en la ciudad”. Además, contrariamente a la mayoría de los lectores de Bild, Costa sigue creyendo en el futuro de su país de origen. “Hubo un tiempo en el que viví en Grecia entre ortigas y gualdas. Estoy completamente seguro de que eso volverá”.

¿Grecia o el Tercer Mundo?

“Hasta ahora, en Alemania jamás he tenido problemas concretos por mi doble nacionalidad”, dice Martin S. Al contrario, para el joven greco-alemán, los españoles o los portugueses bien podrían encontrarse en el lugar de los helenos. “No hay raíces profundas de una posible antipatía de los alemanes hacia los griegos”.

« Je suis particulièrement choqué par les récents incidents en Grèce. Il y a eu même 3 victimes » déclare avec amertume Markus SchoeningPero no cuenten con él para que defienda su país cuando se pasa de la raya: “Me han sorprendido especialmente los incidentes recientes que han sucedido en Grecia. Ha habido incluso tres muertes. Cuando veo en las noticias las imágenes que nos llegan, a veces me pregunto si hablan de mi país o de uno del Tercer Mundo”. Tras mucho tiempo viviendo en la patria de Goethe, él parece comprender incluso a los germanos: “Están exasperados porque temen tener que pagar los platos rotos de los griegos. Y comprendo perfectamente bien su cólera porque tienen miedo de que a largo plazo ellos mismos tendrán que pagar más impuestos”.

Un gobierno irresponsable

Después de haber conversado con muchos alemanes y griegos en Berlín, constato que las posturas son a menudo irreconciliables. Los estudiantes griegos se sienten abrumados por la acumulación de acontecimientos que sufre su patria de origen, mientras que los alemanes unas veces se muestran agresivos y otras deseosos de abandonar el euro para volver al marco.

M. Gunter Faltin es profesor de Economía y fue condecorado por la institución Price Brabson. Al referirse a la crisis griega, intenta ir más allá de los puntos de vista divergentes. “Para animar a los ciudadanos es necesario encargarse simultáneamente de un riesgo crónico. Necesitamos educación para prever ese riesgo y la necesitamos para animar a la gente a que tome riesgos. No condeno, en absoluto, al pueblo griego por la situación actual. La única pregunta que se puede plantear en este momento es: ¿cómo se puede encontrar un solución viable para Grecia?”. Y el profesor pasa a enumerar diversas posibles puertas de salida de la crisis. “Por supuesto, se le podría proponer a Grecia que saliera de la zona euro para mejorar su competitividad. También se les podría haber aplicado un recorte a los bancos, es decir, frenar el flujo de préstamos bancarios a Grecia. Uno de los principales retos es identificar a los responsables. Porque esta crisis la han creado incontestablemente gobiernos irresponsables”. Por lo tanto, condenar a Grecia no es sinónimo de alabar a Alemania. “Después de todo, la diferencia entre ambos países es que en el reino de los ciegos, los tuertos son reyes”. 

Fotos: skantzman’s Visual Communication/flickr; Piazza del Popolo/flickr; schaltzeit/flickr. Vídeo: alzazil/Youtube

Translated from A Berlin, un mur de différences sépare Grecs et Allemands