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Vikingos vs valkirias. ¿Quién vencerá en la batalla del sexo?

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cafébabel ES

SociedadEU-TOPIA ON THE GROUND

Tras la crisis económica, la plaga del alcoholismo y el irremediable proceso de igualdad, al hombre finlandés no le queda otra que escapar de la nostalgia, con un pasado legendario hecho de indómitos guerreros y bosques sin contaminación. Perder el tren de la modernidad en un país que se basa en el trabajo, su orgullo y su independencia económica puede costarle caro. Incluso la vida. Reportaje. 

"Man can go even through the grey stone" ( El hombre puede incluso atravesar la piedra gris), recita el hipnótico estribillo del grupo de la canción homónima del grupo de metal Korpiklaani. Estoy seguro de que sí, pero os aseguro que después de ver a estos vikingos comerse una ensalada bio y después emborracharse en una esquina de la discoteca esperando a una chica, pensaba que apenas eran capaces de cruzar la puerta del baño. Piedras aparte. Pero, ¿qué hacer?. Entiendo que los finlandeses son así, un poco nostálgicos. 

Antes de la revolución urbana y capitalista fundamentada sobre la excelencia tecnológica, y antes de la llegada del credo luterano, aquí sólo había una religión: el Kalevala. Esta especie de poema y canto popular nacional, evoca un mundo mitológico poblado de héroes legendarios que muy poco tienen que ver con los frikis de la telefonía móvil, de las oficinas de la "city" de Helsinki y del sushi en el descanso para comer. El sabio Väinämöinen, el herrero Ilmarinen y el guerrero seductor Lemminkäinen, protagonistas del Kalevala, siguen siendo los emblemas eternos del hombre finlandés y de sus cualidades: la astucia, la laboriosidad, el coraje y la fuerza de seducción. Cosas de Game of Thrones, pensarás, pero no, todo esto aquí no pasa nunca de moda. 

El folk metal: Escucha al macho finlandés 

Un buen ejemplo es la música metal, género muy popular en Finlandia y en particular la siempre muy apreciada variante folk ( o vikinga ), el cual se alimenta de la leyenda y de una pizca del sano machismo de antaño. Para Jonne Järverlä, líder de la ya citada Korpiklaani, el Kalevala es la Biblia de la nostalgia: "No creo que el mundo esté andando en la dirección correcta", me cuenta mientras traga litros de café negro, fresco tras el concierto de la anoche anterior en la vecina Turku; "el hombre está perdiendo la relación con la naturaleza y los valores del trabajo honesto". Cuanto lo comprendo. Viéndolo hablar, con su larguísima rasta rubia y su look de justiciero de la noche, me pregunto como es posible para los hombres como él trabajar seducidos por la escritura. "El trabajo duro es algo inherente a los finlandeses", me dice, "este es un país repleto de bosques, estamos acostumbrados a sudar y a mancharnos las manos. Ahora que las máquinas trabajan por nosotros, es difícil adaptarse. Te aseguro que cuando hace frío hay ganas de hacer cualquier cosa".

Mathias Nygard, líder de otra histórica banda, los Turisas, pone la espada en la herida. "Cuando el invierno es largo y frío no puedes relajarte, ni siquiera en el verano. Hay que planificar, provisiones, trabajar duro, de lo contrario no se sobrevive", me cuenta en un bar junto al Tavastia, histórica sala de rock de Helsinki. Pero no es sólo una cuestión de clima: "Finlandia es quizás el país menos religioso de Europa, sólo hay dos mandamientos: trabajar duro y obedecer a la ley. Para un protestante lo importante no es ir a la iglesia, sino ser útil al Estado". 

Una de las posibles soluciones para cicatrizar esta herida del pasado y del presente, de la economía de subsistencia ( en la que todos se sienten útiles) y el capitalismo global ( el que malvende a la empresa nacional y despide a trabajadores, como Nokia) es el alcohol. Jonne sabe bien que en Finlandia se bebe mucho, "incluso yo tengo algunos problemas", me confiensa sonriendo, pero a menudo sus canciones ensalzan el placer de beber, como si el alcohol fuera una poción milagrosa para volver a ser los hombres de antaño. La canción "Vodka" es el mejor ejemplo. 

La mujer en Finlandia: Naturalmente feminista

Così, mentre gli uomini si rifugiano nel metal e nei bar, la donna finlandese, che lo stesso Jonne definisce "femminista di natura, senza bisogno di doversi etichettare come tale", continua la sua fiera cavalcata verso il futuro. Non basta l'elezione record di 86 donne (su un totale di 200 parlamentari) alle elezioni del 2011, o il fatto che la Finlandia sia il luogo migliore al mondo in cui essere mamme, o la consapevolezza delle ragazze del posto di sentirsi più libere ed emancipate rispetto a quelle del sud: per le femministe finlandesi non è mai abbastanza, "anche a costo di umiliare i propri mariti", mi dice Jonne.

Incluso Tetti Vähämaa, secretaria general de la Unión de Asociaciones Feministas, admite que "es muy probable que la independencia de la mujer de miedo a los hombres", especialmente en tiempos de crisis económica: "Perder el puesto de trabajo", me dice en un espléndido palacio de los años 20 en el centro de Helsinki, "sobretodo en una sociedad como la nuestra, crea en el hombre una fuerte sensación de frustración que lo lleva a ser violento consigo mismo y con los otros. No es raro los casos de hombres que matan a su esposa e hijos y después se suicidan". 

La violencia machista es el resultado de la frustración de los hombres

Según la Comisión Europea, Finlandia es la segunda nación en Europa después de Estonia por cantidad de violencia doméstica. Lo sabe bien Kostas Tassopoulos, consejero de Lyömätön Linja, una asociación que desde 1993 cuida de los hombres implicados en un episodio violento. "No se trata de personas violentas", me explica, "pero sí de un comportamiento violento. Son casi siempre a causa de un gran sentimiento de culpa". Entonces me muestra una pila de hojas que se extiende sobre la mesa de su trabajo: "No sé cuántas se necesitan para enjuagar las lágrimas de mis pacientes". Tras el alcohol y el desempleo, es también existe una explicación cultural para la violencia doméstica: "Existe una especie de solidaridad negativa. La religión protestate enseña a resolver individualmente los propios problemas, y los hombres, menos propensos a contar las cosas, se encierran en sí mismos hasta que la violencia es inevitable". 

Pero la nueva tendencia, me lo confirma también Kostas, es que la violencia de las mujeres contra la de los hombres: "Hoy la mujer es menos juzgada por la sociedad por hacerlo", me recuerda la feminista Tetti, "por lo que se siente legitimada para actúar como quiere". ¿El finlandés no se ha quitado el polvo de su espada y su armadura?

Agradecimiento particular aSoili Semkina y a todo el equipo de Helsinki que me ha acompañado en nuestro viaje sobre el terreno y ha hecho posible la realización de este reportaje. 

Créditos del vídeo: Nuclear Blast Records/youtube

Este artículo forma parte de una serie de informes mensuales que llevan en varias ciudades EUtopia on the Ground. Consulte la página para obtener más información acerca de nuestro deseo de "más Europa" desde Atenas a Varsovia. Este proyecto ha contado con el apoyo financiero de la Comisión Europea en el marco de una sociedad de gestión con el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Fundación Hippocrene y la Fundación Charles Léopold Mayer para el Progreso Humano. 

Translated from Vichinghi vs valchirie: chi vincerà la sfida dei sessi in Finlandia?