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Vicky Cristina Barcelona, una cuestión de estado?

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Barcelona

Solo faltaba yo en la presentación oficial de la última película de Woody Allen, Vicky Cristina Barcelona, en la capital catalana. La alfombra roja del Auditori de Barcelona vio como desfilaban orgullosas las grandes personalidades culturales, políticas y sociales del microcosmos barcelonés. Para ser alguien en esta ciudad, había que formar parte de los 1500 afortunados.

Entre ellos, innumerables artistas y admiradores del cineasta de Nueva York pero, sobretodo, un elenco infinito y variopinto de dirigentes políticos que no quisieron perderse el tinglao. Por citar a los más visibles: el actual presidente de la Generalitat, José Montilla, y…el antiguo, Pasqual Maragall; la ministra española de Defensa, Carme Chacon; y los principales lideres de los grandes partidos catalanes Miquel Iceta (PSC), Daniel Sirera (PP) et Artur Mas (CiU). Parecía eso más una velada postelectoral o un partido del Barça que una (falsa) première. Me pregunto si fueron tantos políticos a la presentación de las anteriores películas de Allen en Londres o si el Sr. Sarkozy iría con todos sus ministros para una gala en Paris. Bien pensado, la respuesta para esto ultimo es que sí, con Carla Bruni y Rachida Dati. Y Bernard Kouchner como no…Por suerte, el formalismo institucional se vio contrarestado por el inevitable enjambre de aplicados paparazzis en busca de una respuesta a las escandalosas declaraciones de Javier Bardem sobre su amor por España. ¿No saben de que les hablo? Mejor así…Una improbable mezcla de clase y mediocridad, arte y propaganda turística, orgullo y exasperación…

Fuera como fuera y, por muy sorprendente e injusto que parezca, nunca recibí invitación alguna para ese happening de unidad nacional tan deliciosamente decadente. Y, de momento (pero mi voluntad no es infalible), he conseguido no ver la película. Intento pues lo que se podría llamar una critica a ciegas en toda regla. No se espanten, hay más de una en los medios “serios” según lo que se puede ver en algunos pases de prensa. Y es que, en el fondo, no importa…Lo esencial no es la calidad de la obra sino el decorado: Barcelona. Partiendo de eso, del trailer y de los comentarios de los espectadores (el más recurrente es sin duda el matizado y diplomático “No es su mejor película pero…”) es fácil extrapolar la impresión inquietante que debe producir el choque entre el universo cerebral y neurótico de Woody Allen y la despreocupación y sensualidad mediterráneas (qué bonito tópico…). Como si Bergman dirigiera un musical, Antonioni un vaudeville o Lynch un drama amoroso.

Mejor parar aquí tan gozosas glosas ya que no me extrañaría que una nueva ley votada recientemente por el parlamento prohibiese toda ofensa a la película. Consecuencia lógica de tanta orgía patriotico-artistica. Alegrémonos de todas formas que Barcelona haya pasado de ser la ciudad de Una Casa de Locos à la de Vicky Cristina Barcelona. No entramos del todo en el séptimo arte pero cada lugar tiene la obra que se merece…no? Siempre quedaran esos exquisitos planos de la ciudad condal filmados por Antonioni en Professione: reporter. Con el final del servicio militar he aquí el nuevo deber visual hacia la patria. “Fent pais”, como se dice por aquí. Fem, fem, quin remei…

Artículo de Aurélien Le Genissel periodista francoespañol afincado en Barcelona.